La libertad es una biblioteca
Los arquitectos Comas y Pont culminan en Vic dos espacios que fomentan la lectura y la integración
Si para el arquitecto y poeta Joan Margarit, último premio Cervantes, la libertad es una librería, las mejores bibliotecas públicas tendrían que ser un peldaño más: libertad compartida. En una biblioteca todo es de todos: el espacio, la luz, el silencio, los asientos, las mesas, los ordenadores, el tiempo y, por supuesto, los libros. Que todo sea público —y que todo deba ser cuidado entre todos— es, en sí mismo, una lección de civismo y la prueba de fuego de la libertad.
La escuela de Vic Sant Miquel dels Sants les encargó a los arquitectos Jordi Comas y Anna Pont la construcción de un espacio de uso libre para los alumnos. Buscaban integrar nuevos métodos pedagógicos y que el uso del espacio fuera de la mano de la responsabilidad. Esa decisión de abrir la escuela y actualizarla comenzó por la biblioteca. Forzó su reubicación y obligó a repensarla. Comas y Pont la situaron en un espacio central con más luz y protagonismo. Idearon un lugar que invita a entrar y que obliga a mantener el silencio, el respeto y casi las ganas de estudiar.
La nueva biblioteca tiene una zona de trabajo y otra de lectura informal, pero son los estantes que enmarcan las ventanas los que permiten liberar el espacio que suelen ocupar las estanterías para que la sala pueda utilizarse también para conferencias y representaciones. Más allá de hacer sitio, ese detalle de interiorismo modifica el consumo energético de la estancia: contribuye a aislar el edificio y a mejorar su acústica.
Ana Pont y Jordi Comas creen que la madera (tablero de tricapa de abeto) y los libros hablan con respeto y frescura a la torre original del siglo XVIII del antiguo convento de las carmelitas descalzas donde está el colegio. Por eso su biblioteca suma una capa más de tiempo, recogimiento y silencio.
Hace dos años, Comas y Pont culminaron el Centro Médico psicopedagógico Osona, también en Vic, y aprendieron a construir la tranquilidad: “Una combinación de proporciones, luz y absorción acústica de los materiales que consigue llevar reposo y serenidad a un espacio. En las escuelas, las clínicas o las bibliotecas consideran que eso ayuda a la concentración. “Al entrar bajas el ritmo”.
Así, también la escuela de infantil y primaria El Petit Miquel está ubicada en un edificio protegido —el antiguo seminario de Vic— que, construido en los años cuarenta, está catalogado como bien cultural de interés local. Los arquitectos trabajaron de esta forma para esta escuela cuando su dirección se planteó incorporar algunos de los espacios austeros y monumentales del seminario a un proyecto didáctico más flexible. De los arquitectos de Vic propusieron cercanía y domesticidad. Su primera intervención para conseguir esa transformación ha sido un mueble-habitación, un rincón de lectura desmontable y reciclable. Hoy ocupa un cruce entre dos pasillos y las gradas sirven de asiento y de almacén de libros. Pero es, sobre todo, una invitación a la lectura, al descanso, a la paciencia y a aprender lo que es una biblioteca: un espacio de descubrimiento y, de acuerdo con Margarit, de libertad.
Babelia
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