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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pero, ¿qué salió mal?

Las entidades de ayuda al desarrollo deben analizar sus proyectos fallidos. Este texto propone una metodología para hacerlo

Emily Morter (Unsplash)

Pedro trabaja para una ONG que se dedica, entre otras cosas, a prestar soporte psicológico a nicaragüenses que deciden emigrar. Petra, una managüense de 46 años, le ha contactado porque quiere marchar a España.

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Entre sus ficheros, Pedro encontró el expediente de Consuelo*, vecina de Petra, a la que él apoyó cuando decidió emigrar a España unos años atrás. Hoy Consuelo parece satisfactoriamente instalada en Madrid, ha alquilado un piso en Vallecas, ha renovado su tarjeta de residencia y piensa solicitar la nacionalidad española en un futuro próximo.

Mediante un correo electrónico, Pedro sugirió a Petra entrar en contacto con Consuelo y, entre los tres, revisar su decisión de migrar a España. Pero Petra nunca le respondió. Ni a ese mail ni a las sucesivas llamadas que este le dirigió con posterioridad.

Pedro se siente frustrado. Le ha dedicado muchas horas al caso de Petra. De hecho, no es la primera vez que un proyecto de migración en el que participa no da resultados. Y eso que se involucra a fondo en ellos. Posteriormente y preguntado por la jerarquía de su ONG, Pedro aconseja dejar de destinar recursos a proyectos relacionados con la migración para centrarse en otras temáticas con mayores probabilidades de éxito.

Sin embargo, teniendo en cuenta que en 2019 había en el planeta 272 millones de migrantes internacionales (equivalentes al 3,5% de la población mundial), es fácil entender que sería un error para cualquier entidad especializada hacer de la movilidad humana un asunto secundario.

Fátima Shetawi es una mujer jordana que recibió un micro préstamo de 600 dólares de la sociedad Ahli Microfinance para crear un negocio en su propia casa.

La mujer no pudo devolver el anticipo. De su negocio no hay hoy ni rastro. Actualmente, Shetawi se ve obligada a vivir escondida de la justicia, ya que pesa sobre ella una orden de detención. En Jordania una persona puede ir a la cárcel por no pagar este tipo de deudas.

Las instituciones que se dedican a la ayuda al desarrollo con frecuencia están demasiado encorsetadas en sus propios procedimientos internos

Hay muchas mujeres en una situación similar a la de Shetawi en ese país. En los últimos meses, activistas y familiares han decidido organizar protestas en Amán, la capital. Todo esto daña la reputación de los micro préstamos pudiendo incluso amenazar su futuro como herramienta de ayuda al desarrollo.

En 2009, aproximadamente 74 millones de hombres y mujeres se beneficiaban de microcréditos. Estos totalizaban 38.000 millones de dólares. Según el banco Grameen, considerado el creador del microcrédito moderno, las tasas de éxito del repago oscilaban entre el 95 y el 98%. Desde esta perspectiva, estos pequeños préstamos parecen ser un arma eficaz contra la pobreza. Acabar con ellos sería un error.

¿Qué salió mal en los casos descritos? Conocer la respuesta a esta pregunta es fundamental para subsanar los errores sin dejar de apoyar a quienes más lo necesitan.

1. Identificar los obstáculos

Normalmente, una vez finalizado un proyecto, se lleva a cabo una evaluación del mismo. El resultado de este examen, normalmente recogido en un informe escrito, con frecuencia se limita a indicar si el proyecto alcanzó o no su objetivo.

Pero, para saber por qué fracasan los proyectos de cooperación es vital identificar los obstáculos que comprometen la eficacia de los mismos. En los casos expuestos, las trabas son, en el primero, el silencio de Petra (ya que erosiona potenciales proyectos de migración); y en el segundo, la desaparición de Shetawi  (ya que fragiliza los microcréditos).

2. Definir quién debe identificar los obstáculos

Los mutismos de Petra y de Shetawi  constituyen verdaderos e importantes obstáculos para la ONG de Pedro y para la sociedad Ahli Microfinance. Por ello, son estas instituciones las que deben identificar los problemas.

Las instituciones que se dedican a la ayuda al desarrollo con frecuencia están demasiado encorsetadas en sus propios procedimientos internos. Son tantas las normas y los plazos que han de respetar que pueden olvidar que la ayuda al desarrollo no solo hay que ejecutarla. También hay que pensarla, meditarla, recapacitarla, evaluarla y madurarla. Eso, en este contexto, significa que esas instituciones deben saber que son ellas mismas las responsables de identificar aquello que obstaculiza su propio trabajo.

3.Identificar los motivos finales del fracaso

Después, habría que averiguar qué se esconde tras esos obstáculos. Dicho de otra manera, habría que identificar las causas raíces del fracaso del proyecto de cooperación.

Con frecuencia, los motivos por los que estas acciones se estrellan son sorprendentes: Fátima Shetawi no pudo devolver el préstamo porque realmente nunca lo destinó a crear un negocio doméstico, sino para pagar deudas. Petra no volvió a contactar a Pedro porque, simplemente, no quería pedirle ningún tipo de ayuda a su vecina Consuelo. Era una cuestión de orgullo, sencillamente.

4. ¿Cómo identificar las causas del fracaso?

Para acceder a esta valiosa información es importante fomentar la comunicación. No solo con el beneficiario final de un proyecto sino también con su entorno. La comunicación debería ser fluida y constante durante todo el ciclo de un proyecto. Eso permitirá a la entidad implementadora obtener la información necesaria de varias fuentes. Así obtendría una imagen completa. Todo ello, obviamente, sin atentar contra el derecho a la intimidad de esos beneficiarios finales.

Las instituciones deberán replantearse su labor y hacerse las preguntas pertinentes: si el orgullo de Petra dio al traste con el proyecto de Pedro, ¿no hubiera debido él detectar que la mujer se podía sentir humillada al tener que contar a conocidos que quería emigrar? Si el miedo obligó a Shetawi  a esconderse, ¿no será mejor dar ayudas no condicionadas, sino para lo que realmente las necesiten los receptores?

La importancia de los aspectos psicológicos en la ayuda al desarrollo es enorme. No hay que olvidar que su beneficiario final es siempre una persona. Por ello, es necesario desarrollar las competencias en psicología de las entidades de la ayuda al desarrollo.

5. Futuros proyectos

A la hora de crear un nuevo proyecto, este debería incluir todos los elementos del procedimiento que acabo de describir: potenciales obstáculos (intermedios y finales), responsables de identificar esos obstáculos y medios con los que se cuenta para definirlos… Así la ayuda será realmente eficaz y alcanzar su objetivo.

*Los nombres de este relato han sido cambiados para preservar la intimidad de sus protagonistas.

Miguel Forcat Luque es economista por la Universidad Complutense de Madrid y trabaja para la Comisión de la Unión Europea. Este artículo no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja.

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