Nando López: “Ante Meryl Streep me puse tan nervioso que solo balbuceé un par de incongruencias”
Novelista premiado, activista LGTB y ahora protagonista de nuestro cuestionario, López acaba de publicar 'La versión de Eric', la novela ganadora del Premio Gran Angular
Nando López (Barcelona, 1977) estudió filología hispánica, ejerció durante años como profesor de lengua y literatura pero conoció el éxito en 2010 gracias a ser finaliosta del premio Nadal con La edad de la ira. Activista LGTB desde su popular perfil de Twitter, acaba de ganar otro premio (esta vez el Gran Angular) con su nueva novela, La versión de Eric (Editorial SM), un thriller protagonizado por un adolescente trans.
¿De qué habla La versión de Eric en la superficie y de qué habla en el fondo? En la superficie es un thriller en que el que su protagonista, un joven actor de éxito, se confiesa culpable de un crimen sobre el que hay muchas sombras. En el fondo, a través de la historia de Eric -un chico trans con altas capacidades- es una novela sobre la identidad y la búsqueda de nuestra propia voz.
¿Qué tiene la transexualidad que hace que resulte tan fascinante para la ficción? Para mí lo fascinante es hablar de cómo somos, cómo nos construimos y cómo luchamos contra las etiquetas que nos limitan, sin encasillar a los personajes ni resumirlos en una sola faceta. Eric, además de un chico trans, es también un chico con altas capacidades, y un actor que acaba de tener suerte con su primer trabajo, y un joven que ama escribir… En esta novela no quería abordar la realidad trans desde una mirada unidimensional, sino con la misma complejidad con que he abordado cualquier otro tipo de identidad y orientación en mis títulos anteriores.
"Me preguntaron si una novela que acababa de publicar era 'una novela juvenil o una novela de verdad'. Me dolió mucho ese desprecio hacia una literatura tan exigente y compleja como la juvenil"
¿Hay más infantilismo en ciertas novelas adultas o más madurez en ciertas novelas juveniles? Honestamente, creo que lo segundo: hay novelas juveniles que sorprenderían a los lectores adultos por su madurez -e incluso por su oscuridad- si se desprendieran de sus prejuicios y se atrevieran a asomarse a ellas. En mi caso, tengo la suerte de que muchas madres y padres me confiesan que comparten la lectura de mis títulos, ya sean adultos y juveniles, con sus hijos. Espero que con La versión de Eric pase lo mismo.
Cuando te dicen literatura LGTB, ¿asientes orgulloso, niegas incrédulo o respondes “sí, pero”? Creo que existe la literatura con personajes y tramas LGTBI y que esa visibilidad es necesaria, porque permita que existen referentes y quienes somos LGTBI agradecemos su existencia, pues vernos reflejados en la ficción nos ayuda a construirnos, pero no considero que haya una literatura LGTBI igual que no hay una literatura hetero. Lo excepcional del hecho literario es que nos permite identificarnos con cualquier personaje, sea cual sea su orientación o identidad, y lo que más me gustaría que sucediese con La versión de Eric es que su protagonista sea un referente, no solo para las y los adolescentes trans, sino para cualquiera, por su fuerza y su afán de superación.
¿Qué es lo que más le gusta a los demás de ti mismo? Creo que mi pasión por escuchar. No soy un mal oyente.
¿Y lo que más te gusta a ti de ti mismo? Mi vehemencia.
¿Cuál es tu forma favorita de perder el control? Cualquiera que comience con buena compañía y un buen vino.
¿Qué te compraste con tu primer sueldo? Un viaje a París para mis padres.
¿Qué tienes de fondo en tu pantalla del móvil? Una imagen de la novela que marcó mi vida, La edad de la ira.
¿Cuál es tu habilidad oculta? Elegir regalos. Se me da bien y lo disfruto mucho.
¿Tu palabrota favorita? Joder. Libera muchísimo… Y no insulta ni humilla a nadie.
¿Qué figura pública amas? Almodóvar. Su cine ha marcado mi vida. Y hasta mi manera de escribir.
¿Y qué figura pública no querrías tener cerca? Cualquiera de las que elevan su vox contra los derechos de los demás.
¿Como es tu decoración ideal? Minimalista.
¿Y tu decoración odiada? La de tipo rústico.
¿Qué viaje te marcó? Berlín, con 21 años. Hay un Nando antes y un Nando después de ese viaje.
¿Y a qué lugar no volverías? No hay ninguno que tacharía -me apasiona viajar–, pero intento evitar los países que no respetan los derechos LGTBI.
¿Qué canción te pones para animarte? Hasta perder el control, de La casa azul.
¿Y para seducir? Breathe me, de Sia.
¿Cuál es tu cuenta favorita de Instagram? Lego Quick Review (me apasiona coleccionar y montar legos…, sobre todo, cinéfilos).
¿Y el vídeo que más veces has visto en YouTube? Los últimos minutos del episodio final de Six feet under. Y el Let it go de Frozen. Liberan mucho.
¿Quién es la persona más famosa a la que has conocido? Meryl Streep, en un teatro en Nueva York, aunque me puse tan nervioso que solo fui capaz de balbucear un par de incongruencias.
¿Quién fue tu primer ídolo erótico? Benji, de Oliver y Benji, aunque pronto fue sustituido por Dylan (Luke Perry), de Sensación de vivir.
¿Y cuál ha sido el último? Armie Hammer en cualquier plano de Call me by your name.
¿Qué encuentras cuanto te buscas a ti mismo en Google? Mi nombre mal escrito: todavía hay webs donde aparezco como ‘Fernando J. López’, que era el que usaba en mis primeros libros, en vez de como ‘Nando López’. No soporto esa jota…
¿Cuál es la peor pregunta que te han hecho en una entrevista? Si una novela que acababa de publicar era “una novela juvenil o una novela de verdad”. Me dolió mucho ese desprecio hacia una literatura tan exigente y compleja como la juvenil.
¿Qué es lo que siempre quisiste saber hacer pero consideras que es demasiado tarde para intentar aprender? Cantar. Me habría gustado mucho educar mi voz… Y mis amigos, cuando salimos de fiesta, lo agradecerían mucho…
¿Excitantes o calmantes? Mejor calmantes, la excitación la llevo ya de serie.
¿Qué plato dominas y en cuál fracasas en la cocina? Soy un desastre en cuanto plato me propongo. Y cocinar me aburre profundamente…
¿Cuál es el fracaso del que más aprendiste? De un proyecto audiovisual que, hace años, se iba a hacer sobre uno de mis primeros textos y, al final, no salió. Aprendí a ser más cauto y a fiarme menos de ciertas personas.
¿Qué es lo más valiente que has hecho en tu vida? Abrirme con total franqueza en todos y cada uno de los encuentros literarios que hago con mis lectores adolescentes. Y a veces, sincerarse delante de doscientos o trescientos jóvenes no es sencillo.
¿Cuál es la prenda más cara que tienes en tu armario? Estaría entre mis bolsos y zapatos… Algún Hermés y algún Gucci, supongo.
¿Qué no perdonarías en un amigo? Que me utilice.
¿Qué no perdonarías en un amante? Que me aburra.
¿Qué querías ser cuando eras pequeño? Escritor. Se ve que ha habido suerte.
¿Cómo sería tu senectud soñada? Rodeado de la gente que quiero. Y lúcido.
¿Cuál es tu miedo o fobia más irracional? No es irracional, pero sí me obsesiona: la posibilidad de padecer Alzheimer.
¿Recuerdas cuál fue el momento más feliz de tu vida? La noche en que conocí a Juan, mi pareja. Hace ya 19 años.
¿Y el más triste? La muerte de mi tía. Estaba muy unido a ella y aún hoy siento su apoyo, de alguna manera, acompañándome.
¿Qué actividad te ayuda a relajarte y desconectar completamente? Ir al cine. O, si el tiempo no me lo permite, montar alguno de mis legos.
Cuéntanos un chiste absurdo que te hizo muchísima gracia. Soy poco de chistes, pero me río mucho con gazapos y erratas cotidianos. Como en un cartel en el que, hace poco, leía cómo los vecinos de un portal pedían que los dueños de perros tuvieran cuidado con “dónde hacían los animales sus necesidades filológicas”.
¿Alguna vez te ha ocurrido algo a lo que no encuentres explicación racional? Me cuesta creer que fuera azar que el día que recibí la noticia del Premio Gran Angular, uno de los más felices de mi vida, fuera justo después del día en que me dijeron que tenían que darme quimio, uno de los más tristes. Y que la novela vea la luz justo cuando he dejado atrás esa pesadilla. Casualidad, seguro, pero es como si Eric me hubiera salvado en un momento muy oscuro de mi vida.
¿Qué cualidad humana consideras más sobrevalorada? La sinceridad: llevada al fanatismo es dolorosa e innecesaria.
¿Qué le preguntarías al próximo destinatario de este cuestionario? "¿Qué te arrepientes de no haber hecho?"
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