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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Así somos

Poder ir al cine, a un restaurante, moverse en transporte público, salir… son situaciones que no valorábamos, formaban parte de nuestra rutina; hasta que todo cambió. Y comenzamos a echarlas en falta, a prometernos que cuando salgamos de esta empezaremos a tenerlas más en cuenta. Ahora salimos a nuestras terrazas, aplaudimos y agradecemos servicios a los que siempre hemos tenido acceso, a personas que siempre han estado ahí ayudándonos. ¿Por qué nos damos cuenta del valor de lo que tenemos cuando lo perdemos?

Mónica Álvarez Stefanova. Madrid

Estos días de cuarentena tengo por costumbre salir a la terraza por las mañanas aprovechando para tomar un poco el sol, cargarme de energía positiva y empaparme de un buen libro. Desde mi balcón, calle abajo y ventana abierta, resuena Frank Sinatra amenizando las tareas de algún vecino que, mezclándose con el ir y venir de los pocos viandantes, el rumor curioso de los pájaros y una cálida brisa primaveral, dibuja una inusitada sensación de serenidad. Mi antídoto estos días no es otro que deleitarme con las pequeñas cosas. Somos afortunados, pese a todo.

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Carlos Miguel Vega Gómez. León

¿Acaso es posible vivir sin exponerse al sufrimiento? La vida es maravillosamente peligrosa e irremediablemente fugaz, es un regalo que nunca pedimos recibir y una carga que nunca merecimos soportar. Sin haber sufrido aún una tragedia, nos damos cuenta de que lo descontado no está asegurado, que todos los derechos que creemos merecer no colman el bien más elemental. Llegas a esta conclusión y te asomas a un vacío inexplorado. Aunque quizás de una manera u otra la vida nos hubiera llevado allí. Quizás este episodio sea solo otro revés que nos acerca aún más a ese lugar: la madurez.

Santiago Armas. Madrid

Me he despertado con las primeras luces del día, preparado café y salido al balcón, donde lo tomo mirando a la calle. Vuelvo a la cocina —reconvertida ahora en despacho— y comienzo mi jornada laboral. Al terminar doy un paseo de 45 metros y vuelo sobre mis pasos. Más tarde enciendo una lámpara y me siento a leer un libro; de fondo, en la radio, alguien explica la situación actual. Me voy a la cama preguntándome si estamos aprendiendo algo de todo esto.

Luis Mira Aznar. Madrid

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