El auge de la cosmética íntima masculina
La nueva virilidad rompe con los prejuicios históricos y dinamiza una industria que crecerá de forma exponencial en los próximos años
Dejando atrás tabús, convenciones históricas y aprensiones sexistas, la cosmética íntima ha decidido abrirse paso en el neceser masculino. Lo hace con una curva creciente de oferta y demanda en los últimos años, con decenas de laboratorios dispuestos a satisfacer las necesidades de un público que por fin se siente libre de cuidar sus genitales. Hidratantes, depiladoras, perfumes, desodorantes y demás productos pensados para las partes íntimas de los hombres gozan de una atención cada vez más relevante, huyendo de la clandestinidad de los sex shops y dinamizando una industria que prevé un crecimiento exponencial de sus ingresos: la cosmética masculina estará valorada en 55.000 millones de euros en 2026, según Reportlinker. Hasta un 22% más respecto al dato recogido en 2016.
Solo en nuestro país las cosas han cambiado mucho en los últimos años: en 1990 apenas un 4% de los hombres españoles admitía utilizar un producto de belleza facial, mientras que ahora lo hace uno de cada dos. Y son también cada vez más, dentro y fuera de nuestras fronteras, los que entienden la necesidad de ampliar su rutina de cuidados e higiene más allá de la ducha de rigor, la crema hidratante y un par de pulverizaciones de perfume. El francés Grégoire Mähler así lo corroboró durante una despedida de soltero. Él y sus amigos, dice, comentaron la escasa atención que prestaban al cuidado de sus genitales en comparación con la dedicada a la piel o el cabello. Así fue como se le ocurrió crear Mojo (29 euros), el primer tratamiento acondicionador destinado específicamente a velar por la salud de la piel del sexo masculino al tiempo que la perfuma. Mojo no es un lubricante, aclara su creador, pero lo que es más importante: no lo parece. Con un discreto envase de color negro su estética está más próxima a la de un cosmético nicho que a la vulgaridad con la que hace tiempo cabría asociar este tipo de productos.
“La piel del pene es tan fina como la del dorso de la mano, es decir, menos de un milímetro de grosor. Al igual que cualquier otra parte del cuerpo, está sujeto al envejecimiento intrínseco que conduce a la sequedad"
Grégoire Mähler, creador de un acondicionador perfumado del pene
Tras tener una gran repercusión en el mercado galo, Mojo acaba de ponerse a la venta en España, en un momento en el que la generación millennial se está liberando por fin de la tradicional virilidad patriarcal. “El hombre en 2020 asume una masculinidad relajada y desinhibida. Los clichés han caído y están cada vez más atentos a su imagen, quieren seducir, divertirse y sentirse bien con ellos mismos. Cuidarse ya no es una señal de feminidad sino simplemente de bienestar”, explica a ICON el creador y presidente de la compañía. Según sostiene, las peculiaridades anatómicas y funcionales del sexo masculino justifican una higiene y un cuidado diarios utilizando productos específicos. “La piel del pene es tan fina como la del dorso de la mano, es decir, menos de un milímetro de grosor. Al igual que cualquier otra parte del cuerpo, está sujeto al envejecimiento intrínseco que conduce a la sequedad y la flacidez”, señala Mähler.
Escudándose en esa necesidad de cuidar una piel tan sensible, otras muchas compañías van ganando adeptos en el mercado global. ToppCock (8,22 euros), por ejemplo, comercializa geles y champús con pinta de haberse adquirido en una barbería hipster, pero también venden desodorantes y lociones específicas para después de la depilación íntima. Y en España ya existen marcas que van probando suerte en cubrir estas nuevas necesidades como la barcelonesa Homo Naturals, que comercializa Downstairs Fresh (12,90 euros), un jabón natural formulado con pH específico para la zona íntima masculina que evita posibles irritaciones o rojeces.
Los expertos, por su parte, reciben con escepticismo el auge de este tipo de productos. “Para la higiene de la zona genital masculina no es necesaria una formulación específica y distinta”, señala a ICON Alejandro Martín-Gorgojo, dermatólogo y venereólogo de Clínica Dermatológica Internacional. Lo importante, según la dermatóloga Elena de las Heras, es un lavado suave y un secado adecuado, evitando polvos de talco y desodorantes “debido a que la mucosa genital es más delicada que otras zonas de piel de nuestro cuerpo”.
“Las marcas fabricantes y los laboratorios son más conscientes de que somos un mercado en expansión. El público masculino cada vez está más abierto, cada vez es menos reacio. No sé si lo llamaría apogeo, pero sí existe una curva creciente que va en paralelo con la mayor variedad de artículos dentro de esa categoría que llaman cosmética íntima”, explica Óscar Ferrani, divulgador sexual experto en juguetería erótica y asesor de Amantis. Ferrani confirma que el público español va en la buena dirección para ponerse a la altura del resto de Europa o Estados Unidos, aunque los 40 años de dictadura se siguen notando. “Tienen más cultura, pero hace quince años no daban un duro por nuestro mercado y ahora lo tratan con la misma consideración que al sajón o norteamericano”.
El dermatólogo Martín-Gorgojo manifiesta que el abuso de cosméticos con múltiples ingredientes, como aromas, puede causar riesgos para la salud como una dermatitis de contacto: “Por lo general, aconsejamos limpiar la zona con jabones suaves sin perfume"
Junto a las maquinillas de afeitar eléctricas pensada especialmente para salvaguardar la delicada zona genital, como las de Balls o Manscaped (54,78 euros), los desodorantes íntimos masculinos son una de las categorías que despierta más interés y debate. Basta con darse una vuelta por webs como Amazon para comprobar la creciente popularidad de firmas como Fresh Balls (10,96 euros), que suma miles de valoraciones entusiastas de clientes que aprovechan el anonimato digital para utilizarlo sin vergüenza. Su empaquetado podría hacerlo pasar por una loción para después del afeitado y la caja en la que comercializan sus packs especiales –incluyen desodorante y toallitas, por ejemplo– tiene más pinta de jabón vintage que de producto íntimo. También es célebre el desodorante con olor a chocolate para el escroto firmado por la marca Comfy Boys (13,70 euros). Autodefinen el producto como “el mejor desodorante para hombres, y punto” y ponen hincapié en que “esa persona especial” será capaz de apreciar el dulce olor que emana de sus genitales.
El dermatólogo Martín-Gorgojo manifiesta que el abuso de cosméticos con múltiples ingredientes, como aromas, puede causar riesgos para la salud como una dermatitis de contacto. “Por lo general, aconsejamos limpiar la zona con jabones suaves sin perfume o syndet (un detergente sintético sustitutivo del jabón) con la menor cantidad de ingredientes posibles, secarla convenientemente y emplear ropa interior de tejidos naturales como el algodón”. La dermatóloga De las Heras coincide en la recomendación de huir de los perfumes “para evitar irritaciones o alergias”. Sin embargo, un buen número de firmas no dejan de centrar sus esfuerzos en encontrar en las inseguridades olfativas masculinas su nicho de negocio.
Como ratificó The New York Times, el grado de preocupación de los hombres respecto a sus genitales es trascendente, con miles de internautas buscando en Google si su pene y sus testículos tienen el aspecto y tamaño que deberían o si huelen adecuadamente. Indagan sobre sus partes íntimas por encima de “los pulmones, el hígado, los pies, las orejas, la nariz, la garganta y el cerebro juntos", según rezaba aquel estudio. Y mientras que antes un hombre “debía oler a hombre” como signo distintivo de una virilidad inequívoca, la nueva masculinidad ha cambiado mucho las cosas. “Cada vez hay más posibilidades para el género masculino pero también líneas más diluidas en cuanto al género. Se nota una clara tendencia a la unisexización”, añade Ferrani, consciente de si bien “el sexo nunca va a dejar de ser un tabú”, la mutabilidad de los consumidores a la hora de enfocar su sexualidad está moldeando la industria.
El cambio de mentalidad va de la mano del auge de las revistas masculinas o series televisivas como Sex Education, Bad Mouth o Lovesick, que suman millones de reproducciones hablando sobre sexualidad sin prejuicios. Firmas como Gillette han recibido el acoso del público más reaccionario por denunciar el machismo o la homofobia tóxica en sus campañas publicitarias. Haciendo gala del eslogan ‘Hay que ser muy hombre’ para apostar por la diversidad y censurar la masculinidad tóxica, la marca de maquinillas depilatorias es solo un ejemplo más de que a estas alturas la metamorfosis parece imparable.
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