El físico que se propuso estudiar un millón de barrios para mejorar las ciudades
Luis Bettencourt dirige un proyecto de la universidad de Chicago dedicado en exclusiva a entender los entornos urbanos. Su objetivo es conseguir un modelo matemático para diseñar lugares más sostenibles
Luis Bettencourt (Lisboa, 1969) es un físico que estudia ciudades. Todo empezó con el brote letal de virus de Marburgo que sufrió Angola a principios de los 2000. Bettencourt siguió con avidez las noticias sobre la epidemia, semejante a la del ébola. Informaciones tímidas al principio, alarmantes después. Se obsesionó tanto que utilizó las cifras que facilitaban los organismos sanitarios para establecer una predicción matemática sobre cómo avanzaría el virus. Cuando la tuvo lista envió sus resultados a la OMS. Reconoce que no obtuvo la mejor respuesta de la institución, pero al final acabaron recalculando sus predicciones.
Esto es lo que el científico quiere hacer con el lugar en el que más interacciones humanas se producen por segundo: las ciudades. Desde hace tres años está al frente de un instituto de la Universidad de Chicago (Mansueto Institute for Urban Innovation) creado específicamente para estudiar los entornos urbanos. Bettencourt se ha marcado un objetivo: conseguir un modelo matemático para diseñar lugares más sostenibles. El experto afirma que con una serie de ecuaciones, la ciencia es capaz de predecir unas constantes que se repiten en cualquier asentamiento urbano. Sus cálculos permiten saber, por ejemplo, dónde va a estar concentrada la criminalidad o cuánto van a subir los precios.
"Cuando ves una ciudad, ¿qué estás mirando? Son las conexiones entre miles de personas. Te tienes que preguntar si ese sitio es un buen lugar para vivir, especialmente para los más vulnerables, y la respuesta debería ser siempre positiva ", explica en una conversación en la cafetería durante el Foro Urbano Mundial de ONU Hábitat, que tiene lugar hasta el 13 de febrero en Abu Dabi. Una cita que reúne a 18.000 participantes internacionales para hablar precisamente sobre vivienda digna para todos.
Sus cálculos permiten saber, por ejemplo, dónde va a estar concentrada la criminalidad o cuánto van a subir los precios
Para llevar a cabo su investigación, está elaborando un mapa con información de un millón de barrios de países en desarrollo. Es curioso que alguien que obtuvo su doctorado en la Universidad de Londres con una tesis sobre modelos físicos de las primeras etapas del Universo haya acabado dedicándose a algo tan terrenal como las calles que pisamos.
Quién mejor que los vecinos para esta tarea. Uno de los modos en los que el equipo obtiene datos es a través de la información que facilitan los ciudadanos a través de móviles. "Si viven en una zona que carece de servicios básicos, les pedimos que lo documenten en un mapa. Para mí es usar un teléfono para contribuir a hacer justicia", indica el experto. Su equipo está colaborando con cientos de organizaciones locales en todo el mundo. Bettencourt opina que la universidad puede reducir la brecha entre las posibilidades de la tecnología y las necesidades de los ciudadanos. Con toda la información recopilada espera poder contribuir a que las decisiones políticas sean más acertadas. La ONU ya está involucrada en el proyecto.
Tenemos que preguntarnos por qué las personas se están mudando a las ciudades, especialmente en países como España o Portugal. Creo que la respuesta está clara: oportunidades profesionales
El objetivo de Bettencourt puede resultar utópico. En última instancia se trata de que independientemente del barrio en el que nazcas, dispongas de las mismas posibilidades de triunfar en la vida que cualquier otro. Algo así como el sueño americano para todos. "¡Por cierto, todas las historias del sueño americano suceden siempre dentro de una gran ciudad como, no sé, Nueva York!", bromea. A continuación se pone más serio: "Hay muchos estudios en Estados Unidos que dicen que si has nacido en un vecindario tienes muchas menos posibilidades de triunfar en lo que quieres. En Europa, las generaciones anteriores también tenían esa sensación de estar condicionadas y atrapadas. Yo sigo creyendo que las ciudades son únicas permitiendo a alguien cambiar su vida", defiende.
¿Y dónde quedan los pueblos en su visión urbanística? "Tenemos que preguntarnos por qué las personas se están mudando a las ciudades, especialmente en países como España o Portugal, países con entornos rurales bellísimos. Y creo que la respuesta está clara: oportunidades profesionales", señala. El experto cuenta que recientemente participó en una charla en las islas Canarias y constató que también allí los ciudadanos se sienten "la periferia de Europa" y están preocupados porque sus jóvenes se van a la península. "Si me preguntas por lo que creo que va a pasar, es que viviremos un modelo híbrido en el que la gente divide su tiempo entre las ciudades y los pueblos. No puedes pedirle a alguien que se quede en el campo cuando el entorno en el que tienen más servicios es el urbano".
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