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Columna
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¡Qué buenos son!

Quienes más temen a la verdad son aquellos que viven de la bondad subvencionada

Félix de Azúa
Josep Borrel, durante una intervención en el Parlamento Europeo.
Josep Borrel, durante una intervención en el Parlamento Europeo.FREDERICK FLORIN (AFP)

Por decir la verdad le han metido una bronca fenomenal a Borrell, uno de los últimos socialistas que conserva vivo el seso. No son buenos tiempos para la verdad. En 10 años el valor financiero de la mentira ha ido subiendo hasta romper todos los techos. La mentira es enormemente rentable. Con mentiras se alzan presidentes, con mentiras se rompe la Unión Europea, con mentiras los bancos se arman de policías cabrones, con mentiras se destruye a la oposición, con mentiras se presentan currículos y doctorados sublimes, con mentiras se hacen naciones. La mentira es una inversión sin riesgo y con altísimos beneficios.

¿Qué dijo Borrell? Nada dijo, solo se preguntó si los magnánimos defensores del clima terrestre sabían lo que eso iba a costar. Añadió algo curioso: si se llevaran a cabo los planes de Los Verdes alemanes habría que cerrar las minas de carbón polacas y escupir al paro a miles de familias. Ante una verdad semejante, los compasivos Verdes se lanzaron contra Borrell, la bondad mostró sus colmillos, e incluso las autoridades europeas sintieron temblar sus sillones y amonestaron al socialista. ¡Cómo se atrevía ese hombre del sur a decir la verdad! A los votantes hay que mentirles, a los ciudadanos hay que engañarles, a los jóvenes hay que tenerlos entretenidos.

Sin embargo, si alguien se toma en serio el cambio climático es aquel que sabe cuánto va a costar y se adelanta a las violentas algaradas de la población cuando se reduzcan aviones o coches. Hay algo temible en nuestras sociedades. Quienes más temen a la verdad son aquellos que viven de la bondad subvencionada. Las almas bellas, los compasivos profesionales, no soportan la verdad porque destruye sus sueños narcisistas y arruina sus negocios.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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