Construyendo un legado
Toda generación nace con el anhelo colectivo de trascender, dejar un legado para quienes nos suceden del que enorgullecerse y poder decir que, efectivamente, ha merecido la pena. Pasada la cuarentena, observo admirado a la generación de mis padres que, semana tras semana, lucha con la ilusión intacta por una revalorización digna de sus pensiones. Miro hacia atrás y me fascina la fuerza pujante de esos jóvenes de ambos sexos que cada 8 de marzo luchan por un mundo más feminista, más igual; o a los que nos alertan con su ejemplo de la finitud del planeta y sus recursos. Es inevitable cuestionarse qué herencia dejaremos, solo en nuestras manos está legar una sociedad mejor, más verde y solidaria. Y estoy convencido de que en mi generación ese deseo todavía sigue latente como el reloj de un soldado caído en combate.
Alejandro López Menduiña. Pontevedra
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