La pasarela de Madrid busca su sitio
La temporada del próximo otoño/invierno de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid arranca con notables ausencias y una apuesta por atrayentes localizaciones fuera de Ifema
Este martes, un día antes de que se encendieran las luces del enmoquetado pabellón 14.1 de IFEMA, célebre por acoger cada año la semana de la moda madrileña, comenzaba la primera jornada de desfiles en el centro de la ciudad. Esta 71ª edición es la primera dirigida por la periodista Nuria de Miguel, antes jefa de prensa del evento, que tomó el relevo de Charo Izquierdo después de que esta anunciara su marcha el pasado verano. Entre los retos de la nueva directora siguen figurando asignaturas aún pendientes: lograr una auténtica internacionalización de la cita y reforzar su vertiente de negocio.
Así, mientras la Mercedes Benz Fashion Week Madrid (MBFWM) continúa buscando su sitio en el mapa global de la moda, los diseñadores hicieron lo propio localizando sus shows en distintos puntos emblemáticos de la capital. El objetivo es crear una experiencia más cercana, salvando las distancias, a la que brinda asistir al desfile de una gran firma internacional. La granadina Pilar Torrecillas, que acostumbra apresentar sus creaciones en espacios patrimoniales —la Alhambra o la Abadía del Sacromonte, entre otros—, dio comienzo a la jornada celebrando el vigésimo aniversario de su marca, Pilar Dalbat, bajo el techo abovedado de la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor.
Allí se rindió un autohomenaje recuperando las prendas más icónicas de la firma y explicitando la efemérides con el número 20 adherido en algunas prendas. “La moda puede hacerte feliz, pero también ser muy déspota. Es casi un milagro mantenerse dos décadas”, afirmó la diseñadora.
Poco después Moisés Nieto ponía en duda la vigencia del propio desfile como fórmula efectiva no solo para comunicar, sino también para vender. En la Facultad de Bellas Artes de Madrid, localización que le sirvió como punto de partida para idear la colección, el jienense impartió una magistral clase acerca de cómo adaptar la creación de moda a un tiempo en el que la sostenibilidad marca el debate social. Apostando por la economía de recursos —pocas prendas y una única modelo—, Nieto construyó en directo 15 looks, moldeándolos prenda a prenda sobre el cuerpo de una hierática maniquí que, a su vez, quedaba inmortalizada a carboncillo por los alumnos de la escuela.
“Hace tiempo que me bajé del carro de los desfiles tradicionales compuestos por 40 salidas que luego no van a ningún lado”, concedía a este periódico horas antes de la exhibición. “No creo en la forma de presentar las colecciones como se ha hecho hasta ahora ni me esfuerzo en llenar la primera fila de celebridades porque tampoco me resulta lo más adecuado. De hecho, me estoy planteando si este será mi último desfile como tal”, llegaba a reflexionar el modisto.
Su propuesta destaca por alejarse de las tendencias pasajeras, esas que ahora se consumen en redes sociales a la velocidad del like, conjurando un fondo de armario dominado por las prendas de abrigo que beben de la sastrería masculina. La gabardina y la americana, convertidas ya en señas de identidad de la casa, cohabitan en su particular guardarropa con voluminosos vestidos, bolsos de terciopelo y tejidos sostenibles como el tencel, de origen vegetal.
La agenda de esta edición viene marcada por apreciables ausencias, pero también notables incorporaciones. En el primer grupo conviven las de jóvenes talentos (Juan Carlos Pajares, Carlota Barrera o Maria Ke Fisherman) con las de nombres asiduos al calendario (Duyos o Ailanto). Estos dos últimos coinciden en la necesidad de buscar fórmulas acordes con los nuevos tiempos. “Desde Ailanto nos hemos propuesto este año reposicionar la marca estratégicamente trabajando como objetivo principal la internacionalización”, detallaron a este diario los hermanos Iñaki y Aitor Muñoz. Esa es una de las principales razones que acusa la ausencia de firmas como Palomo Spain, Oliva u Oteyza, decididos a explorar una vía de expansión fuera de nuestras fronteras desfilando en París.
Entre los nuevos fichajes destacan Pertegaz —marca capitaneada desde el pasado noviembre por Jorge Vázquez—, el modisto Fernando Claro o Mans, que ha cerrado la primera jornada de desfiles siendo una de las contadas firmas genuinamente masculinas de MBFWM. “España es uno de los países que menos importancia concede a la moda para hombre y nos estamos quedando atrasados, ya es hora de que eso cambie”, aseguró su fundador, Jaime Álvarez.
Desplazándose por primera vez de la barcelonesa 080 a la pasarela madrileña, el diseñador reclama atención con una propuesta que, inspirada en el impresionismo francés, encarna una sastrería renovada. Una paleta cromática contenida, cinturas marcadas y la notable combinación de lanas más clásicas con tejidos típicamente femeninos como la seda, la organza o el chantillí hacen que sus creaciones puedan servir también para ambos géneros. Buena muestra del potencial de la marca fue la aparición del actor Eduardo Casanova en la alfombra roja de los recientes Goya vistiendo un traje blanco a medida con fajín y lazada que “ha disparado los pedidos y el éxito en redes sociales”. Toda ayuda es poca cuando se trata de encontrar un hueco en el mercado.
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