Mínimo europeo
Von der Leyen considera que atajar la desigualdad implica elevar la retribución más baja

La preocupación de la Comisión Europea por el aumento de la desigualdad entre los trabajadores europeos está plenamente justificada, no solo por las carencias del empleo derivadas de la ralentización de la economía presente o de las dificultades de la economía europea para alcanzar una tasa de recuperación económica sustancial, sino también porque, como demuestran los últimos análisis del mercado laboral, tener un empleo no significa distanciarse significativamente de la situación de pobreza. La iniciativa de la Comisión de consultar a los agentes para proponer un salario mínimo europeo responde a esta preocupación; Ursula von der Leyen y su equipo consideran que un salario mínimo en el conjunto del área es el mejor procedimiento para atajar el camino hacia la pobreza de los empleados con rentas más bajas.
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Von der Leyen actúa en un marco institucional muy preciso; cumple con los requisitos de respeto a los agentes sociales y económicos europeos, como, por otra parte, deben hacer todos los Gobiernos nacionales, así que no se pueden poner objeciones formales a su iniciativa. De hecho, sorprende el retraso con que se ha abordado la cuestión. Para construir un cierto grado de cohesión social en Europa es imprescindible sugerir una retribución mínima en todos los países del área, un fondo de empleo y un seguro de desempleo comunitario. Que algunos países, como los nórdicos, no incluyan un salario mínimo en su legislación no es un obstáculo insalvable. Los grandes cambios empiezan por pasos pequeños. Este es el caso de la iniciativa salarial de la Comisión.
La respuesta de los agentes europeos nos informará además de si en Europa están de acuerdo con esa idea de que el aumento del salario mínimo destruye el empleo con remuneración más baja; o quizá se confirme que esta suposición peculiar se predica solo respecto a la estructura empresarial española. En cualquier caso, la respuesta determinará las opciones de la Europa social, un capítulo que vertebra tanto a Europa como la industrial o la monetaria.
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