Sylvester Stallone: 50 años en el cine y una vida personal teñida de tragedia
El héroe de acción cumple medio siglo dando vida a tímidos peleones en la pantalla, pero su recorrido vital detrás de las cámaras podría dar para una película más dramática que cualquiera de las de su filmografía
2020 será un año significativo para Sylvester Stallone (Nueva York, 1946): el gran héroe de acción de Hollywood de los años ochenta y noventa, que se supo reciclar en la última década, cumple cincuenta años en la industria. Medio siglo que tal vez él desearía que fuesen 44: de 1976 es Rocky, la película que le dio fama y críticas entusiastas (no olvidemos que el héroe de acción del que luego la crítica se reía estuvo nominado al Oscar como mejor actor y mejor guionista en 1976 por esa película). Pero de 1970 es la llamativa película erótica The Party at Kitty and Stud’s (Fiesta en casa de Kitty y Stud), en todo derecho la película en la que tuvo su primer papel protagonista por la que el actor, entonces casi en la miseria, cobró 180 euros.
Cuando nació hubo complicaciones en el parto y los doctores se vieron obligados a utilizar fórceps para extraer al pequeño Sylvester. Un mal uso de los mismos dañó de gravedad un nervio y causó una parálisis en la parte inferior del rostro de Stallone
Desde entonces, Sylvester se convirtió en uno de los actores mejor pagados de Hollywood, el arquetipo de un héroe de acción absoluto de los que ya no existen hoy y capaz de sorprender agradablemente a la crítica (Copland, de 1997, o Creed, de 2015) o espantarla (¡Alto! O mi madre dispara, de 1992). Su filmografía, repleta de películas en las que interpreta a héroes antisociales, hombres atormentados y conversadores más bien monosilábicos, es de sobra conocida. Por eso hoy nos vamos a detener más en una vida llena de tragedias y anécdotas que aún no entendemos por qué no se ha convertido, también, en una película.
Una infancia marcada
Y no solo por tener como madre a Jackie Stallone, una fuerza de la naturaleza a la que ya dedicamos un artículo. Ese rostro hierático de Sylvester, que en la última etapa de su carrera ha llegado a convertirlo en un inesperado actor de carácter, no es un recurso dramático. Cuando nació el seis de julio en 1946 hubo complicaciones en el parto y los doctores se vieron obligados a utilizar fórceps para extraer al pequeño Sylvester. Un mal uso de los mismos dañó de gravedad un nervio y causó una parálisis en la parte inferior del rostro de Stallone. Eso explica que mueva poco la boca, algo que con el tiempo se convirtió casi en parte de su identidad como intérprete.
Pero antes de llegar ahí, sus dificultades en el habla y su rostro diferente cuando era un niño le valieron ser víctima del acoso escolar de sus compañeros. “Me acuerdo todo el tiempo”, relató durante un encuentro con jóvenes en Ciudad de México en 2016 en declaraciones recogidas por el periódico Jornada. “Cuando alguien es acosado eso nunca se va, es una cicatriz en tu alma, pero algunas veces puede ayudarte porque te dices que eso no volverá a pasarte otra vez”, dijo.
Unos padres que no dejaban de ponerlo en evidencia
Jackie Stallone, madre de Sylvester, es una estrella por derecho propio y en su currículum tiene las siguientes profesiones: trapecista, bailarina, boxeadora, azafata, peluquera, empresaria, presentadora, astróloga, lectora de traseros (tal cual) y concursante del Gran Hermano VIP británico. A sus 97 años sigue siendo un personaje público muy activo en Instagram. Su padre, Frank (fallecido en 2011) nunca fue tan mediático como su madre, pero a comienzos de los años noventa Jackie y él se enzarzaron en una guerra mediática que dejó tristes episodios. Como una discusión en directo por la radio en el programa de Howard Stern. “Déjame recordarte, hijo de puta, que me pegabas y me llegaste a enviar al hospital muchas veces”, le gritó ella. “¿Y ahora quieres salir por la radio y decir que eres un gran tío? ¡Nunca mantuviste a tus hijos! ¡Nunca te importaron una mierda!”, añadió Jackie.
2012, el año en el que le golpearon dos tragedias seguidas
El año 2012 fue, probablemente, el peor en la vida del actor. En menos de un mes y medio perdió a su hijo y a su hermana. Sage Stallone (1976-2012), hijo de Sylvester y de su primera esposa, Sasha Czack, apareció en varias películas con su padre siendo un niño y decidió después estudiar cine para ser director. El 13 de julio de 2012 falleció a los 36 años de edad por un ataque al corazón causado por una arterioesclerosis. “Esta agónica pérdida me dolerá para el resto de mi vida. Sage fue mi primer hijo y el centro de mi universo y pido humildemente a todos que dejen que la memoria y el alma de mi hijo descansen en paz”, declaró a CNN. Conocidos portales estadounidenses sensacionalistas como TMZ, entre otros medios, especularon sobre si la muerte estaría relacionada con el uso de drogas. Finalmente, se demostró que no era así.
Solo mes y medio después, el actor perdió a su hermana, la actriz Toni D’Alto, hija de Jackie Stallone y de su segundo marido Anthony Filiti (era hermana de Stallone por parte de madre) por un cáncer de pulmón. Tenía solo 48 años. Por si la muerte de una hermana menor no fuera un golpe suficientemente duro hay que añadir la difícil relación que tuvieron: según trascendió después de la muerte de Toni, y la propia Jackie Stallone reveló al periódico británico Daily Mail, la actriz extorsionó durante años a su hermano cuando este estaba en la cumbre de su fama, a finales de los ochenta.
Según averiguaron medios como el New York Post, Stallone llegó a pagar tres millones y medio de euros, incluyendo 36.000 euros anuales para gastos médicos y psiquiátricos, porque ella le amenazó con demandarlo por abusos. “Esto no fue más que un chantaje”, declaró Jackie. “Toni estaba tomando 65 pastillas de OxyCotin [un potente analgésico] al día y amenazaba a Sylvester. Un drogadicto hace lo que sea. Sylvester intentó ayudarla y se rindió. Por aquel entonces él era muy famoso y sus abogados le dijeron: ‘Es mejor que le pagues para callarla”. Según su versión, Stallone pagó para frenar un escándalo que podría haber dañado su carrera.
Stallone llegó a pagar a su hermana Toni tres millones y medio de euros, incluyendo 36.000 euros anuales para gastos médicos y psiquiátricos, porque ella le amenazó con demandarlo por abusos
Dada la situación es curioso que la relación pareciese, aun así, buena de cara a la galería: A Toni se la pudo ver en algún estreno de Sylvester (por ejemplo en el de Rocky Balboa en 2006) y su hijo Edd apareció en una película de Sylvester, Copland, en 1997.
Seargeoh, su hijo autista
En 1985 la vida sonreía a Sylvester Stallone: Rocky IV y Rambo: Acorralado (parte II) fueron un enorme éxito de taquilla. Pero una visita al doctor debido a comportamientos extraños de su hijo pequeño, Seargeoh, que se comunicaba con él y con su entonces esposa Sasha de una forma extraña, tuvo como resultado un diagnóstico de autismo. El propio Stallone contó la historia en la revista People ese mismo año. "Simplemente, nos derrumbamos", declaró sobre el momento en el que los doctores les dieron el diagnóstico. Desde entonces, el actor ha utilizado su fama para recaudar fondos para la investigación. Nunca ha vuelto a hablar demasiado sobre el tema y muy poco se sabe sobre él actualmente. Seargeoh ha crecido lejos de los focos y fuera de ellos sigue.
Tanto Seargeoh como el fallecido Sage fueron los dos hijos que Stallone tuvo con su primera esposa, Sasha Czack, con la que estuvo casado desde 1975 hasta 1985. Entre 1985 y 1987 estuvo casado con la actriz y modelo danesa Brigitte Nielsen, una turbulenta relación bien documentada por la prensa rosa de todo el mundo que daría para otro artículo.
En 1997 Stallone se casó con la modelo Jennifer Flavin, a quien sigue unido 23 años después y con quien tuvo tres hijas: Sistine, Scarlett Rose y Sophia Rose. Ha tenido también relaciones con otras modelos como Angie Everhart (que aparece en la imagen que abre este artículo) o Janice Dickinson, considerada la primera supermodelo estadounidense y que afirmó que Sylvester Stallone era el padre de su hija Savannah, nacida en 1994. Pruebas de ADN demostraron, finalmente, que no lo era.
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