Vuelta a la normalidad
Tras un vergonzoso debate de investidura se impuso la voluntad de la mayoría. No recuerdo escenas tan bochornosas como las vistas estos días. Además del debate bronco cargado de insultos, se apeló en la tribuna al chantaje emocional a los diputados del grupo socialista. El patriotismo no se puede entender cuando no se respeta el juego democrático. A cada uno de los 350 diputados le puede sangrar su herida de manera diferente. A pesar de los intransigentes, la investidura fue tan legítima como cualquier otra de nuestra trayectoria democrática. Solo cabe esperar la vuelta a la normalidad una vez sea nombrado el nuevo Gabinete de Pedro Sánchez. Y no estaría mal que las fuerzas de la oposición recuperaran la senda de la moderación si de verdad entienden que la convivencia, además de ser posible en las plazas, las fábricas y los colegios, también es posible en el Parlamento.
José Solano Martínez. Cartagena
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