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Columna
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La piedra de toque

El Código Penal puede ser discutido, pero a esa cría de 15 años la han violado tres hombrones. Yo creo que con saber eso, tenemos bastante

Jorge M. Reverte
Víctor Rodríguez, Carlos Cuadrado y Raúl Calvo, a su llegada a la Audiencia de Burgos el pasado jueves.
Víctor Rodríguez, Carlos Cuadrado y Raúl Calvo, a su llegada a la Audiencia de Burgos el pasado jueves. EUROPA PRESS

La piedra de toque era generalmente un trozo de jaspe, y servía para ratificar que un metal fuera puro. Sin ir tan lejos, servía para medir la ley de algo. Sobre todo, del oro.

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Como por arte de birlibirloque, un terrible caso de violación de los que, por desgracia, se producen tantos en España pero también en el resto del mundo “civilizado”, el de los tres jugadores de la Arandina contra una menor, ha pasado a ser una piedra de toque para saber cómo afrontamos, o cómo afrontan nuestros vecinos, o nuestros amigos más queridos, un asunto que para las mujeres suele estar más que claro.

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El quid de la cuestión parece residir en el carácter de los agresores, tres chavales que más parecen —como alguno de ellos ha dicho— unos pardillos que unos violadores. Y claman la levedad de su acción con la comparación con otras condenas, por homicidio por ejemplo.

El representante de la acusación particular ha dejado una cosa muy clara: la sentencia es dura porque los hechos lo son. Creo que ahí está lo importante. O sea, que a la hora de valorar lo sucedido, no importa lo estupendos que sean los chicos, sino lo que le hicieron a una menor indefensa. Y no tiene relevancia ninguna que la víctima fuera contradictoria en sus declaraciones.

¿La menor fue violada o no? Si la respuesta es afirmativa, ya no es preciso hablar mucho más, aunque se pueda hablar de todo, incluso de si el Código Penal debería ser más suave.

Una menor fue violada por tres chicos estupendos, y luego dio versiones contradictorias. Vale, pero fue violada.

Los hechos dejan una terrible estela de opiniones muy enconadas, de vecinos que se miran regular, de amigos que pretendían que lo suyo era indestructible. No es solo una discusión de bar, sino una diferencia que puede conducir a cavar brechas de hondura impredecible. Tanto que los olfateadores de Vox se han querido quedar con el asunto.

Entre medias, en un terreno que parece ser de nadie, muchas opiniones distintas que quieren llevar mesura allá donde no la puede haber. Porque no puede haber ningún punto de encuentro entre quienes manejan argumentos tan distintos. El Código Penal puede ser discutido, pero a esa cría de 15 años la han violado tres hombrones. Yo creo que con saber eso, tenemos bastante. Los jueces, a aplicar la ley.

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