Rajoy reúne a Santamaría y a Casado y reivindica el centro: “No es una ideología, es una voluntad”
La presentación de las memorias del expresidente congrega al nuevo y al viejo PP
Soraya Sáenz de Santamaría y sus dos rivales en las primarias del PP, María Dolores de Cospedal y (el ganador), Pablo Casado. Cristóbal Montoro y Alberto Núñez Feijóo. Fernando Martínez Maillo y Ana Beltrán. Mariano Rajoy reunió este miércoles en la presentación de su libro, Una España mejor (Plaza y Janés), al nuevo y al viejo PP; a los caídos y a los supervivientes. El auditorio de la Fundación Rafael del Pino estaba abarrotado. Hubo codazos y peleas para conseguir silla y quienes perdieron, se quedaron a escuchar, de pie, al expresidente del Gobierno que a los 63 años volvió al registro de la propiedad tras ser desalojado de La Moncloa por una moción de censura.
El aforo estaba completo, pero eran elocuentes también las ausencias, como la de José María Aznar, que le criticó sin disimulo desde poco después de nombrarlo sucesor; y la de la portavoz popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que hace unos años, antes de confesar haber votado a Ciudadanos, abandonó el PP por diferencias con el autor de Una España mejor. “Este libro no es un ajuste de cuentas. Lástima. Hay que entrever el nombre de los no citados”, declaró el periodista Carlos Herrera, al que Rajoy encomendó la presentación de sus memorias para no herir sensibilidades si elegía (y descartaba) maestro de ceremonias dentro de su partido. “Es el libro de una persona de fiar, al que la mayoría de los que estamos aquí le habríamos comprado el colchón de segunda mano”, añadió Herrera, en alusión al Manual de resistencia de Pedro Sánchez, que arranca en el dormitorio de La Moncloa.
Rajoy fue fiel al personaje que ha interpretado durante años, alérgico a las intrigas de partido, amante de los trabalenguas y administrador de retranca cuando le gusta el público: “Soy un escritor amateur, pero no me han pagado lo que merecía”; “Aquí no hay chismes ni maldades y si las hubiere serían la excepción a la regla. Y si alguien viere críticas personales o maldades en el libro es que somos distintos el que las viere y yo”.
Sin señalar a nadie, fiel en eso también a su estilo, muy diferente al de su antecesor, Rajoy no hizo críticas al nuevo PP. En el congreso de su despedida, cuando Casado fue elegido presidente del partido, lo prometió: "Yo seré leal". Y este miércoles, apenas se permitió cerrar su intervención con una reivindicación para señalar el camino: “Somos un partido de centro. No arrastramos doctrinas ni orejeras y huimos de cualquier radicalismo. El centrismo no es una ideología, es una voluntad”.
El expresidente del Gobierno esbozó el índice de los asuntos que aborda en las memorias de sus siete años de Gobierno, aunque eludió ante el público algunas frases que sí dejó por escrito, como que la corrupción “ha sido el talón de Aquiles del PP”. Este miércoles, en cambio, dijo: “En el libro hablo de la corrupción. Y de los inquisidores, que florecen por doquier y no descansan nunca”. Destacó la inmigración como “el tema más importante para abordar en el futuro” y criticó “la demagogia que hacen unos, contra los inmigrantes, y otros, contra la ley”.
Desde la distancia que da la cómoda plaza del registro, condenó “el sectarismo” que deroga lo que ha funcionado cuando lo ha hecho otro y criticó a los extremos, a los que dividió en "frívolos" y "doctrinarios”.
No pretendía con el libro un ajuste de cuentas, pero sí justificar su mandato y este miércoles trató de hacerlo ante un público mayoritariamente afín, aunque en primarias, alguno de sus fieles, como Cospedal, criticaran por tibia la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Recordó el expresidente que incumpliendo la promesa de todas las campañas del PP, también aquella, lo primero que hizo al llegar al Ejecutivo fue subir los impuestos -"pero luego los bajamos”-. Y explicó que "nadie sabía en qué consistía el 155", pero que "el Gobierno sabía lo que había que hacer y lo hizo”.
Rajoy aseguró que una de las lecciones aprendidas durante su mandato fue “la importancia de los consensos” y presentó el estatuto catalán como la primera vez que "se rompieron de verdad". "Y de aquellos polvos estos lodos”, declaró, antes de lamentar que España esté ahora “condicionada por partidos que nada tienen que ver con la soberanía y la Constitución española”. "Es una irresponsabilidad", opinó, dirigiéndose, sin citarlo, al hombre que lo desalojó de La Moncloa en junio de 2018 y negocia los apoyos par ser investido presidente, Pedro Sánchez.
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