12 fotosUn éxodo rural sobre plásticosIquitos es una ciudad en continuo crecimiento, con casi 480.000 habitantes censados. Muchos de ellos han formado barrios ilegales y fuera del plan urbanístico en el extrarradio. Este es su día a díaEl PaísIquitos - 02 dic 2019 - 00:12CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceIquitos es una ciudad en continuo crecimiento, con casi 480.000 habitantes censados en 2017, es la séptima ciudad más poblada de Perú. El éxodo de zonas rurales a estas urbes es común, pero muchos acaban viviendo en asentamientos informales en el extrarradio, sin asfaltar, en zonas inundables, en condiciones poco higiénicas y con falta de servicios públicos.Existe una práctica frecuente en Perú: la invasión de terreno. Los habitantes que abandonan las zonas rurales suelen ser muy humildes y de escasos recursos, por eso se instalan en barrios ilegales y fuera del plan urbanístico. Para 'construir' su espacio utilizan el ingenio, aunque a veces sin la información necesaria. En los asentamientos informales de Iquitos en zonas húmedas, hacen los caminos con basura y tierra encima, lo que supone un riesgo para la salud.Los denominados 'traficantes de terrenos' suelen ser los encargados de vender los lotes a quienes se mudan a los asentamientos ilegales, lugares muy precarios que, entre otras carencias, no tienen agua potable, ni saneamiento o corriente eléctrica.En Iquitos, el terreno es impracticable, muy pantanoso y en temporada de lluvia el nivel del agua sube unos tres metros. Por esa razón las viviendas se construyen elevadas, pero sobre basura.Como el terreno es pantanoso, la práctica en Iquitos es llevar camiones con toneladas de arena y rocas para fijarlo. Al ser asentamientos ilegales, la municipalidad no se hace cargo de este tipo de obras, lo que evitaría malas prácticas, ni tampoco del gasto que supone para los vecinos.Además de la arena y roca mezcladas, existe otra manera más económica para asentar el terreno, además de abundante: la basura. Los habitantes de estos nuevos asentamientos esparcen plástico de todos los tipos posibles como neumáticos, papel, cartón, ramas de árboles, televisores, muebles, zapatillas, residuos orgánicos...Llegan de manera gratuita camiones con residuos y los vecinos se acercan a recoger basura y a esparcirla por el asentamiento. Ellos afirman que no hay ningún riesgo porque con el tiempo enterrarán los residuos. Sin embargo, las botellas de plástico, por ejemplo, tardan en degradarse entre 100 y 1.000 años. La contaminación del suelo y el agua es, además, un peligro para su salud.La insalubridad del lugar se suma a la escasez de recursos de estas familias tan numerosas, lo que propicia que tengan una mala alimentación. Esta es una combinación fatal que causa diarrea y otras enfermedades relacionadas entre la población.Las familias empobrecidas de estos asentamientos suelen ser numerosas y las viviendas pequeñas, por lo que todos los miembros viven hacinados en hogares en los que es difícil mantener la intimidad.Los niños suelen comer una o dos veces al día y, debido a la falta de higiene y mala alimentación, es común que tengan parásitos en el estómago. También enferman por bañarse en aguas pantanosas y contaminadas.De vez en cuando, los chavales recogen los plásticos que se esparcen por el lugar para usarlos como cimientos de las casas. Otro problema al que se enfrentan estos niños es la falta de acceso a la educación. Es habitual verlos en la calle, sin escolarizar; a algunos, sus padres ni siquiera los han registrado por lo que carecen de documento de identidad.Un grupo de niños en los asentamientos informales de Iquitos (Perú), con el cargamento de plástico que han recogido. Los niños crecen tirando la basura al suelo como algo habitual.