Después de esta 'performance' no volverás a ver los spas de la misma manera
Nada es lo que parece en 'Beauty & Spa Madrid', la primera exposición de la galería The Ryder en Madrid, en la que la artista coreana Geumhyung Jeong ejecuta una obra, solo los días 10 y 16 de octubre, en la que invita a vivir un acto único de intimidad
Cuando llegamos al spa, una mujer joven de rasgos asiáticos, en bata, será la encargada de guiarnos por cada una de las etapas del circuito. Nos esperan una camilla de masajes, un extraño columpio, una bañera, una piscina hinchable… Observamos que en todos estos lugares hay un maniquí desnudo, y nos preguntamos cuál será su finalidad. Es la primera advertencia de que no vamos a someternos a una sesión de belleza y relajación al uso.
Y entonces empieza la demostración. La mujer, amable y asertiva, interactúa con los diferentes elementos, y el tono de esa interacción pronto se tiñe de un erotismo cada vez más intenso. Nada se desarrolla conforme a lo esperado. Por momentos no estamos seguros de hasta dónde puede llegar aquello, y lo que se nos ocurre tampoco sabemos si desearlo o temerlo. Para cuando todo termina, cada cual se habrá formado su opinión personal y pocas de ellas coincidirán, pero todos compartimos la certeza de que ya nunca volveremos a ver del mismo modo una bañera o un cepillo de higiene corporal.
Obra de teatro, danza, espectáculo de marionetas o ilusionismo. Oda al fetichismo, parodia del consumismo, cuestionamiento de los roles de género, acto de rebeldía contra la rutinaria vulgaridad. No sabríamos muy bien cómo describir Spa & Beauty Madrid, la exposición y performance de la artista coreana Geumhyung Jeong (Seúl, 1980) con la que se inaugura la galería The Ryder de Madrid. Ni qué intenciones atribuirle. Pero tampoco importa, porque aquí lo más importante es vivir la experiencia.
Además de la sesión inaugural que pudo presenciar el pasado 8 de octubre un grupo de entendidos –galeristas, comisarios, críticos y otros compañeros de viaje–, habrá otras dos para el público general los días 10 y 16 de este mismo mes, a las 19:30 h. Y en ambas se dará cabida a 50 personas que pueden inscribirse contactando con la galería.
Un diálogo erótico entre el público y los objetos cotidianos
Es la primera vez que Jeong expone en España, aunque ya ha presentado sus performances en lugares como la Delfina Foundation y la Tate Modern de Londres o Kunsthalle Basel en Basilea. La artista es parca en palabras, quizá porque considera que todo lo que tiene que comunicar lo hace mediante sus actuaciones. Cuando se le pregunta por qué mantiene una relación tan peculiar con los objetos, a los que asigna cualidades humanas que nos inducen a replantearnos nuestra convivencia con ellos, responde con un lacónico “es verdad que lo hago, pero no sé por qué”.
En cierto sentido, y a pesar de la manifiesta cualidad erótica de esa interacción, el dispositivo puede recordar a ciertos juegos infantiles. En ellos, a las cosas que quedan a mano –normalmente recopiladas dentro del entorno doméstico–, la imaginación también les otorga funciones distintas de las que originalmente poseían. Solo que aquí, en lugar de una niña ensimismada en su juego de roles, tenemos una performer que considera al público una parte esencial de la pieza. “El público es muy importante para mí”, afirma. “La performance la hacemos juntos, sin él no existiría”.
Esos elementos físicos que componen la exposición y con los que ella se relaciona –maniquíes intervenidos, cepillos, mangos de ducha, frascos con productos de baño– pertenecen a su propia colección particular y no están en venta. Tampoco lo están los fragmentos de teletienda, tutoriales de belleza o documentales de procesos de producción que se muestran en unos pequeños monitores. Ni siquiera la propia actuación se registra en un vídeo que pueda comercializarse.
De manera que resulta sorprendente que todo esto ocurra en una galería comercial privada. Podrá pensarse que así se limitan drásticamente las posibilidades de rentabilizar el negocio en el corto plazo, pero esto no parece preocupar demasiado a Patricia Lara, propietaria de The Ryder, que no depende de una clientela exclusivamente local. “Nuestros coleccionistas son internacionales y ya nos conocen”, aduce. “Y al público que venga a vernos, y desde luego los propios artistas, nosotros también los consideramos clientes”.
Un nuevo referente en la ruta 'arty' de Madrid
The Ryder se suma a la tendencia de galerías internacionales que aterrizan en Madrid, como las alemanas Carlier Gebauer y Kow, la francesa Albarrán Bourdais o la colombiana La Cometa. Su primera sede abrió en Londres hace cuatro años, y ahora lo hace este segundo espacio en el barrio de Lavapiés, muy cerca de otros focos artísticos como la Tabacalera, la Casa Encendida, la calle Doctor Fourquet o el Reina Sofía.
Patricia admite que ha realizado una apuesta fuerte para esta inauguración: “Éramos conscientes de que era una opción arriesgada, pero tuvimos muy claro que había que empezar con Geumhyung”. Josechu Carreras, su socio en la galería (antes estuvo durante siete años al frente de Ivorypress), añade: “Ella representa lo más actual del arte. En un entorno dominado durante mucho tiempo por hombres blancos, tenemos una artista mujer y asiática, que además es joven, está al margen del mercado, es interdisciplinar y nos habla del aquí y el ahora”.
Sin embargo, Rafa Barber Cortell, comisario de la exposición, advierte en ella un elemento muy poco contemporáneo: “Jeong prohíbe grabar o hacer fotos de la performance, y eso es lo contrario del mundo actual donde todo se captura y se postea de manera inmediata”. Esta renuncia a la difusión en las redes no se deriva del pudor ante el tinte sexual de sus acciones, sino que tiene que ver sobre todo con el hecho de que la artista concibe sus performances como un acto de intimidad entre ella y el público participante.
Un dato más: contra toda expectativa, el agua no interviene en ningún momento de la representación. El Spa & Beauty de Geumhyung Jeong es, por tanto, un baño seco. Y esa paradoja ni siquiera es lo más insólito que tiene.
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