Plataformas virtuales para un trabajo real
La oferta y la demanda de formación profesional en la Red se disparan ante la necesidad de una rápida salida laboral
Flexibilidad es la palabra mágica. Estudiantes y cada vez más empresas acuden al panal del aprendizaje online, donde la miel sabe a contrato laboral. La fórmula consiste en adecuar, como un guante, los contenidos formativos a las necesidades del mercado de trabajo. Y viceversa: muchos negocios optan por encargar los perfiles que requieren en sus plantillas a los centros especializados en enseñanza virtual para conseguir trabajadores a la medida en tiempo récord.
El punto de azúcar lo pone la evolución de las tecnologías, que ya permiten hablar de chatbots (asistentes virtuales), MOOC (cursos masivos y abiertos), gamificación o formación transmedia, data, mobile y blended learning (clases semipresenciales), y en suma, de educación digital, es decir, de estudios deslocalizados y colaborativos, alejados del mero hecho de leer temas en solitario ante una pantalla. Un avance clave que hace presagiar una reducción de la tasa de abandono que siempre ha ensombrecido a este sector y que, en el caso de estudios de grado y másteres, ha llegado a duplicar la tasa de deserción de las universidades presenciales (un 70% frente a un 35%), según datos del Ministerio de Educación.
Gama de opciones
Más allá de estas propuestas universitarias superiores, las plataformas online para la empleabilidad completan la gama con opciones de aprendizaje continuo, como el que brindan los 600 cursos internacionales de CetTeach, la formación profesional (FP) y los certificados de profesionalidad (titulaciones oficiales que acreditan las competencias laborales y delimitan los perfiles profesionales dentro del marco europeo).
Entre las que más ruido vienen haciendo está Audiolís, un centro autorizado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para impartir la formación teórica de los contratos para el aprendizaje en la modalidad de teleformación, en el que se contabilizan "unos 3.500 alumnos que mensualmente estudian desde un mínimo de seis meses a un máximo de unos tres años, puesto que la oferta avanza por niveles, gradualmente, modelando los contenidos según evoluciona la demanda", detalla Juan Antonio Jaén, su director de formación.
"Nuestra misión desde hace 30 años es hacerlo fácil mediante este tipo de contrato bonificado que combina el aprendizaje de las competencias de determinados oficios con su desempeño práctico. Nos gusta hablar de empleo inteligente, al que ayudamos a llegar con pildoritas teóricas y siempre reforzando la puesta en común para aprovechar las sinergias de tanto talento", comenta desde la sede en Málaga.
Crecimiento exponencial
Si lo que se quiere es estudiar un ciclo de formación profesional a distancia, se puede recurrir al campus online de Linkia FP, donde también se cursan grados superiores que tienen correspondencia con otros ciclos de la misma especialidad laboral, pudiéndose conseguir en un año una doble titulación. "El crecimiento de solicitudes ha sido exponencial en los últimos tiempos como consecuencia del plan estratégico del Gobierno y su apuesta por la FP. Incluso, hay más titulados universitarios que añaden a sus currículos nuestros módulos. Aquí cuidamos mucho el equilibrio entre los contenidos síncronos y asíncronos, pues estos últimos (el modelo completamente en línea) producen mucha soledad. Las clases con profesores en directo, particulares y en grupo son nuestro rasgo distintivo", subraya Alicia Berlanga, directora pedagógica de esta plataforma a la que se conectan centros reales de FP y que imparte contenidos de sanidad, telecomunicaciones, informática, administración de empresas y servicios socioculturales.
Junto a estos expertos, que ofrecen un amplio abanico de especialidades con un talante más práctico, existen plataformas centradas en una sola materia. En el sector sociosanitario, la casi recién estrenada Clubcuidadores.com, o para la vocación pedagógica, RedEduca, con cursos susceptibles de baremo y homologados por la Universidad Antonio de Nebrija; AFOE, entidad sin ánimo de lucro que tiene convenios con administraciones educativas y universidades públicas, y Campus Educación, las tres últimas dirigidas a opositores, profesores, docentes e interinos.
Y en el ámbito universitario apenas quedan ya instituciones sin alternativa por Internet. Junto a las veteranas UOC, Udima y UNED, que se esmeran en pulir su ya reconocido y vasto porfolio, no dejan de abrir puertas otras nuevas. Solo en Canarias, de los tres centros de educación superior ya autorizados para el próximo curso, dos serán online: la Universidad de las Hespérides y la Universidad Tecnológica.
"La competencia siempre es buena. La formación universitaria online ha llegado para quedarse porque tiene su público concreto; un perfil de unos 35 años, que trabaja y se paga sus estudios y que necesita disponibilidad y facilidad en espacios y tiempos. Por tanto, tenemos la capacidad de atraer un talento especial que complementa a la educación superior tradicional. Y entre nosotras mismas no competimos tan directamente, unas son públicas, otras privadas, etcétera y, en ningún caso, se coincide en la equidad entre el precio y el crédito", explica Rubén González, vicerrector de ordenación académica y profesorado de la Universidad de La Rioja (UNIR), que encabezó en 2018 el ranking de instituciones no presenciales por número de matrículas elaborado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo.
En sus 10 años de experiencia se han convertido en "un socio formativo para muchas empresas, cuyos profesionales acaban siendo los profesores de los futuros empleados. Ahora tenemos una titulación interesante en blockchain, pero mañana el 5G obligará a que nuestro planteamiento cambie. No obstante, lo que garantiza el éxito no es la última tecnología, sino un buen modelo pedagógico". Aparte de las 10 mencionadas, existe un sinfín de plataformas para formarse casi a la carta, los comparadores TopFormacion.es y Formaciononline.com pueden ayudar a deshojar la margarita.
Plaza en EE UU sin viajar
La revolución en el e-learning universitario parece escribirse con eme de Minerva y MIT. Obtener títulos internacionales ya no es solo para los que tienen más recursos. Conseguir plaza en Stanford, Harvard o Yale, por citar algunas de las más prestigiosas, era un sueño inalcanzable hasta pagando, por la avalancha de solicitudes que reciben (unas 40.000 al año cada centro), caso idéntico al del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considerada la mejor universidad del mundo, que ha presentado en Madrid los nuevos programas online MIT Professional Education en español para este curso.
Pero la sorpresa ha sido la propuesta educativa Minerva, que lo iguala en demanda con sus solo cuatro años de existencia y su retransmisión en directo de clases a través de una plataforma online. 23.000 peticiones de alumnos dispuestos a pagar unos 30.000 dólares (mucho dinero si lo comparamos con los precios de las universidades en España, pero menos de la mitad de lo que cuestan las antes citadas de EE UU).
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