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El escándalo que persigue a Mar Flores y su nueva vida

La modelo aún recuerda el sufrimiento que le causó a ella y a su familia la publicación de unas imágenes en las que aparecía junto a Alessandro Lecquio en la cama, hace ya veinte años

Mar Flores, en Madrid, el pasado octubre.
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El revuelo mediático que han organizado las confesiones de Cayetano Martínez de Irujo en el libro que acaba de publicar, De Cayetana a Cayetano, han devuelto a la actualidad la complicada relación amorosa que vivió con la modelo, y ahora diseñadora, Mar Flores. Una relación por la que el conde de Salvatierra peleó con la estricta casa de Alba, con su madre y sus hermanos, para poder oficializar y presentar al mundo a Flores como su pareja. Lo consiguió y fue de su brazo a la boda de su hermana Eugenia Martínez de Irujo con el torero Francisco Rivera Ordoñez en la catedral de Sevilla, celebrada en octubre de 1998. Allí estaba lo más granado de la sociedad como testigos de esa entrada triunfal, en la que ella iba impecablemente vestida con un elegante traje de chaqueta azul claro y mantilla y él con el vistoso uniforme de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

El cuento de la Cenicienta entre la modelo y el aristócrata —por muy díscolo que este fuera— acabó poco después cuando entró en liza otro conde de opereta, Alessandro Lecquio. Este latin lover de los años noventa, también ex de Ana García Obregón, apareció en unas fotografías en las que se le veía en la cama con Mar Flores. Ocurrió en enero de 1999 y la imágenes fueron portada de la revista Interviú, que rompió cifras de ventas. Uno de los damnificados de aquel escándalo, que ha perseguido a sus protagonistas durante años, fue el propio Martínez de Irujo, que poco después rompió con la modelo porque no supo o no quiso gestionar un triángulo amoroso que sucedió antes de su aparición en la vida de Mar Flores. Otro de los afectados fue Fernando Fernández Tapias, un acaudalado empresario que entonces era el presidente de la Confederación Empresarial de Madrid, y que fue el tercero en discordia en ese triángulo que él desconocía y en el que también jugaban Lecquio y Flores. La tercera perjudicada fue la propia modelo, que tuvo que desaparecer de escena durante meses e incluso llegó a tener que ser ingresada con un ataque de ansiedad.

Elías Sacal y Mar Flores, ante el Palacio Real de Madrid.
Elías Sacal y Mar Flores, ante el Palacio Real de Madrid. GTRES

Veinte años después Cayetano Martínez de Irujo no ha olvidado el episodio y lo menciona en su reciente libro: “La modelo”, como la denomina sin llamarla por su nombre, “fue la horma de mi zapato en el peor de los sentidos. Yo, que pensaba que todas las mujeres estaban a mi disposición, saboreé mi propia medicina: era una mujer maquiavélica y fría, de doble personalidad”.

Ella volvió a escena en 2016 cuando se separó de Javier Merino tras 15 años ejerciendo de madre, anfitriona perfecta y esposa. Ahora Flores ha desvelado cómo se sintió en aquellos momentos convulsos de finales de los noventa en la revista ¡Hola!, acompañada de un posado que la muestra perfecta a sus recién cumplidos 50 años. Además de confesar que en el colegio se sentía “el patito feo porque con 14 años medía 1,82 y era la más delgada de la clase”, Mar Flores recuerda, sin dar detalles escabrosos, aquel tiempo que la ha marcado para siempre: “Gestioné mi vida de una forma muy lógica, decente y razonable, pero se distorsionó. Lo sufrí, me hicieron daño, estuve muy expuesta. Fue una época dura, difícil”, afirma la modelo que ahora es también diseñadora de su propia firma, Mar Flores Madrid (MFM).

Confiesa que en ese momento no estaba preparada para afrontar el huracán que se la llevó por delante. “Ha sido sin duda uno de los momentos en los que me he sentido más perdida porque no podía llevar las riendas de mi propia vida. Daba igual lo que hiciera”. Ni ahora que afirma sentirse segura, madura y respetada puede recordar aquella época relajadamente: “En ese momento yo no era capaz ya de diferenciar lo que leía y se escribía de mí y lo que era la realidad. (…) Hubo un momento en el que ni yo me daba cuenta lo que era sí y lo que no, y gracias a Javier [su exmarido] que me quería y me veía desde fuera, pude salir de esa espiral”.

Según Flores en aquella época sufrió ella, sus padres y también sus hermanos. “Como yo misma no sabía cómo parar, mi cuerpo enfermó y me obligó físicamente a parar”. Tras su divorcio y su consciente retorno a la vida pública, madre ya de cinco hijos, la modelo y empresaria no ha podido escapar del interés que despierta su vida personal. Ahora se deja ver por las capitales más glamurosas del mundo de la mano de Elías Sacal, un rico empresario mexicano con quien mantiene una relación intermitente desde finales de 2016. Sobre él afirma: “Es la primera vez en mi vida que pienso que tengo una relación madura. Se da por hecho que si tienes una relación hay que planificar el futuro, pero en este caso solo pensamos en la calidad del día a día. (…) Ninguno de los dos pide más de lo que sabe que el otro puede dar. Es un buen equilibrio". Quizás el que lleva buscando años deslumbrada por los flashes de las cámaras de las que también precisa para continuar en la creta de la ola.  

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