El anhelo de lo maravilloso
Hace unos meses tuve que abandonar una casa, probablemente la única que he amado de todas en cuantas he vivido. Dejé en la pared una lámina de La Anunciación de Fra Angélico sobre la que había escrito: “Todo acto de amor es un milagro”. Hace poco soñé con esa casa y con el cuadro de Fra Angélico y por la mañana, al abrir EL PAÍS, me encontré con Las hadas de la cocina.Muchas gracias, Gustavo Martín Garzo. Es verdad: solo el anhelo de lo maravilloso nos puede hacer humanos.
María Jesús Ruiz Fernández. Cádiz
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