Dos frentes
Las izquierdas y derechas respetables son las que no se convierten en subversivas cuando ven a sus adversarios en cargos institucionales
Hay ensayos recomendables por su claridad de pensamiento, por la novedad de enfoque o por estatura literaria. Y estos dones no le faltan a Las armas y las letras, de Andrés Trapiello (acaba de aparecer en Destino otra edición muy ampliada) pero yo la considero imprescindible por higiene: intelectual, histórica y democrática. Su lectura purga del sectarismo ciego que convierte nuestra guerra civil en un guiñol de estacazo y tentetieso, con el lado de los ángeles y el de los villanos delimitado nítidamente por voceros malentendidos. Revela la existencia de unos españoles que padecieron los extremismos opuestos de los demás, dejando testimonios despreciados por leso fanatismo. No solo los necesitamos para entender el pasado sino para resistir los miasmas del presente: los perpetuos antifranquistas que elevan a fascismo cuanto se desvía de la ortodoxia zurda y los descubridores de gulags tras cada socialdemócrata y cada prrogrre (pronúnciese con gargajo incluido).
En la Guerra Civil, la tercera España acosada desde ambos frentes (lo peligroso no es el bipartidismo, sino el biextremismo) no tuvo el amparo de una Constitución en la que caben quienes piensan que el matrimonio solo es entre hombre y mujer o que la propiedad privada es un robo... siempre que respeten las leyes vigentes, sin atropellar a los que las cumplen. Las izquierdas y derechas respetables son las que no se convierten en subversivas cuando ven a sus adversarios en cargos institucionales. Lo peor de lo ocurrido en el Desfile del Orgullo no fue solo el repelente escrache de la calle, sino oír a los “razonables” predicar que ellos abominan de los gestos violentos, pero comprenden que quien mal anda mal acaba. ¡Ah! Y el feminismo no es exclusivo de izquierdas, pero señalar feministas buenas y malas desgraciadamente sí.
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