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El diseñador ruso que murió de éxito acaba de resurgir de sus cenizas

Hace un año, Gosha Rubchinskiy, el diseñador más influyente de su generación, decidió cerrar su marca. Ahora regresa de la mano de Diesel con un proyecto al que la etiqueta de "moda" se le queda pequeña

Carlos Primo
Gosha Rubchinsky posa para ICON durante la presentación en Berlín de la colección Diesel Red Tag X GR-Uniforma.
Gosha Rubchinsky posa para ICON durante la presentación en Berlín de la colección Diesel Red Tag X GR-Uniforma.Foto: Pablo Zamora

Hubo un momento, entre 2015 y 2018, en que el mundillo de la moda aprendió a escribir el nombre de Gosha Rubchinskiy de corrido y sin titubear. La marca fundada por este joven ruso en 2008 se convirtió en el símbolo de un puñado de obsesiones que penetraron en el imaginario millennial como un cuchillo caliente en la mantequilla. Sudaderas. Logos. Inscripciones en cirílico. Nostalgia soviética. Melancolía clubber. Raves de ciudad dormitorio, pandilleros caucásicos y aparcamientos invadidos por la neblina.

“Lo que estábamos haciendo no me convencía del todo y empecé a aburrirme. Aquello me preocupó porque, si yo me aburría, a los clientes podía pasarles lo mismo. Y lo más importante es mantener la chispa, el interés. De ahí vino el cambio”

Un bakala venido del Este y una fórmula magistral cristalizada con la ayuda de socios de peso: la estilista Lotta Volkova, el fotógrafo Slava Mogutin y, sobre todo, Adrian Joffe y Rei Kawakubo, los fundadores de Comme des Garçons y de la tienda multimarca Dover Street Market, que le ayudaron a materializar sus colecciones. Fue así como Gosha (Moscú, 1984) conquistó una posición envidiable en la moda de hoy, la de esas marcas cuyo logo, tricotado en unos calcetines o serigrafiado en una camiseta de algodón, consigue que el cliente de a pie haga una cierta inversión sin sentirse idiota y, sobre todo, sin parecerlo.

Porque el consenso en torno a Rubchinskiy llegó incluso al lugar donde se forja la fama del lujo hoy: las letras de rap. En la web Lyrics.com, la búsqueda “Gosha” arroja 16 resultados, la mayoría pertenecientes a discos de trap y rap editados entre 2016 y 2019. Es decir, que, a todos los efectos, Gosha Rubchinskiy logró estar de moda en el mundo de la moda.

‘Look’ de la colección Diesel Red Tag x Gr-uniforma: una mezcla entre ropa militar y deportiva.
‘Look’ de la colección Diesel Red Tag x Gr-uniforma: una mezcla entre ropa militar y deportiva.DIESEL

Y, sin embargo, en el momento álgido de su trayectoria, el ruso decidió dar carpetazo a su firma. En abril de 2018 lo anunció, en enero de 2019 borró todas las fotos de su cuenta de Instagram (a fecha de cierre, solo tiene tres publicaciones) y hoy sus actualísimas prendas, paradójicamente, solo se encuentran en tiendas y webs de segunda mano. En un tiempo récord, la marca del futuro pasó a declinarse en pasado.

“Simplemente intenté reflejar lo que estaba viviendo, estar al día”, explica ahora, un año después de aquella decisión. “Lo que estábamos haciendo no me convencía del todo y empecé a aburrirme. Aquello me preocupó porque, si yo me aburría, a los clientes podía pasarles lo mismo. Y lo más importante es mantener la chispa, el interés. De ahí vino el cambio”. La firma de Gosha, literalmente, moría de éxito. “En realidad no fue una decisión difícil, porque llegó de forma natural. Sentí que era lo que tenía que hacer y fui a hablar con Adrian (Joffe). Me dijo: ‘Gosha, confía en tus sentimientos. Si a ti te parece bien, adelante con ello’. Y le hice caso, porque sin riesgo no hay resultados. Desde hace muchos años. Adrian y Rei son buenos ejemplos de que [en la moda] se puede ser valiente y arriesgar”.

Sin embargo, si ahora estamos en un hotel de Berlín hablando con el diseñador ruso es porque el niño rebelde del streetwear conceptual sigue haciendo cosas. Acaba de presentar una colección cápsula en edición limitada para Diesel Red Tag: el proyecto colaborativo de la mítica casa de vaqueros italiana en el que han participado otros gurús de la era Instagram como Glenn Martens o Shayne Oliver. Aunque su nombre sobrevuela en la iniciativa, lo hace bajo la etiqueta GR-Uniforma, que es su nueva marca. Perdón, banda de música. O quizás proyecto, a secas. “Cuando acabé con mi marca empecé a pensar en uniformes. En lo que significan para mí. Quería experimentar en otros campos. Hacer música. Aprender. Hay que salir de la zona de confort, y eso hice”.

Gosha Rubchinskiy traza su objetivo: “Emocionarme con lo que hago, no apalancarme, moverme y ser honesto conmigo mismo. No es difícil ser valiente".
Gosha Rubchinskiy traza su objetivo: “Emocionarme con lo que hago, no apalancarme, moverme y ser honesto conmigo mismo. No es difícil ser valiente".Foto: Pablo Zamora

El punto de partida de GR-Uniforma, asegura, es la música. Pero hay mucho más: “Todo gira alrededor de un álbum que hemos hecho. Somos cinco amigos, y cada uno es bueno en una cosa. A uno se le dan bien las letras, a otro lo digital. Yo toco la guitarra y me encargo de la dirección artística y musical. El disco ya está disponible en plataformas digitales y acaba de salir en vinilo. También hacemos vídeos, que dirijo yo. Hago toda la parte visual. El disco va acompañado por un fotolibro con imágenes que tomé durante un viaje a Georgia. Y, por supuesto, también hay moda, una colección que ya está a la venta y que incluye los uniformes que nos ponemos para actuar”.

En Gosha todo tiene que ver con todo. La banda se llama GRUPPA, que significa “banda” en ruso, y que también es el nombre de una primera colección cápsula vendida desde finales del año pasado en puntos escogidos, como en las tiendas Dover Street Market. El álbum, IS SKAZKI, juega con la electrónica, los arreglos orquestales y el rock duro. Y su siguiente paso, para complicar más la cosa, es una ópera. “Bueno, lo hemos llamado ópera, pero no es algo clásico, sino un proyecto contemporáneo que integra distintos lenguajes y formatos”, aclara Rubchinskiy. “Fue entonces cuando empezamos a hablar con Diesel y decidimos hacer algo juntos. A mí me encajó, porque mi proyecto es una ópera, la ópera nació en Italia y Diesel es una marca italiana. Todo es muy orgánico”.

El talento para la ropa urbana de Gosha Rubchinskiy revive en esta cápsula para Diesel.
El talento para la ropa urbana de Gosha Rubchinskiy revive en esta cápsula para Diesel.DIESEL

Hoy por hoy, la ópera de la que habla Gosha es una carpeta en la que, enumera, hay “fragmentos de libreto, ideas de escenografía, apuntes de casting, algo de música y vestuario. La colaboración con Diesel es el vestuario de esa hipotética ópera”. A pesar de lo complejo del planteamiento, las prendas de esta colaboración son sorprendentemente concretas. Hay vaqueros, chaquetas tejanas, camisetas de algodón, sudaderas y complementos. Los cortes reformulan el runrún estético de Gosha en este último año, los uniformes. ¿Una reivindicación nostálgica ahora que están casi extintos? “No estoy de acuerdo”, contesta. “Ahora todo el mundo lleva el mismo uniforme. Vas a una fashion week y ves todo el rato las mismas zapatillas y los mismos pantalones de chándal. Para mí los uniformes son un juego de palabras. Algo muy personal. No tengo una definición. Solo intento jugar con lo que me interesa: la memoria, el denim, la vanguardia rusa”.

Y, en efecto, hay algo de constructivismo soviético en la colección Diesel Red Tag x GR-Uniforma. La reiteración del negro y el rojo, los degradados blancos que recuerdan la obra de Kasimir Malevich y los juegos geométricos deudores de El Lissitzky hablan de un intento de reconexión con el pasado. “Me gusta encontrar coincidencias con lo que sucedía hace 100 años en el arte ruso”, afirma. “La revolución no solo fue política, sino también artística y musical. Y quiero saber más de todo ello para averiguar qué significa ser un artista revolucionario hoy”. Por el camino, asegura, ha aprendido unas cuantas lecciones del equipo de Diesel. “Saben muchísimo de denim, es impresionante”, explica. “Yo llegué a la reunión con un montón de imágenes de pinturas de vanguardia rusa y les dije que quería algo así, pero en tejido vaquero. Tuvimos que hacer muchas pruebas hasta conseguir que el tejido pareciera una pintura constructivista. Utilizamos degradados, tintes, esprays…”.

“Cuando acabé con mi marca empecé a pensar en uniformes. En lo que significan para mí. Quería experimentar en otros campos. Hacer música. Aprender. Hay que salir de la zona de confort, y eso hice”

Una vez aterrizadas en el territorio de lo real, las ideas que Rubchinskiy ha creado para esta colección respiran la misma clarividencia que las de su extinta firma homónima. También hay una cierta melancolía, aunque el ruso confiesa que acabó cansado de ver la etiqueta de nostalgia postsoviética aplicada a su trabajo. “La nostalgia es buena porque conocer el pasado es útil para avanzar. Y, a veces, cuando quieres que las nuevas generaciones te oigan, es importante recordar lo que era importante para ti cuando eras joven. Si localizas esos elementos y los recuperas de manera honesta, la gente lo ve y se siente identificada”.

El diseñador más fulgurante de su generación está exhausto, pero activo. Lejos de los focos desde hace un año, contesta con amabilidad a las preguntas, pero su tono solo se eleva al hablar precisamente de eso. De lo que a él le interesaba cuando era adolescente. “Me importaban las mismas cosas que ahora”, responde. “Emocionarme con lo que hago, no apalancarme, moverme y ser honesto conmigo mismo. No es difícil ser valiente. Si en tu interior sientes que debes cambiar, cambia. Yo estaba en la escuela de arte estudiando pintura clásica y lo dejé todo para hacer moda. Fue una buena decisión. Tenía 17 años y ahora que tengo 35 sigo siendo el mismo”.

Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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