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Chiringuito, PIN parental o Frente Popular: el glosario perverso de Vox

El partido ultranacionalista ha creado un vocabulario propio que deforma o exalta el significado de ciertas palabras

Rueda de prensa del presidente de Vox, Santiago Abascal, junto a otros dirigentes del partido, el pasado 27 de junio.
Rueda de prensa del presidente de Vox, Santiago Abascal, junto a otros dirigentes del partido, el pasado 27 de junio.ULY MARTÍN
Patricia R. Blanco

Vox ha creado un vocabulario propio que deforma el significado de las palabras para, según convenga, ridiculizar o exaltar la realidad a la que aluden. Estos son algunos de los términos que forman parte del glosario de los líderes del partido ultranacionalista, un lenguaje que han integrado no solo en sus discursos, sino también en documentos oficiales:

Chiringuito

Vox usa el vocablo “chiringuito” para aludir a asociaciones, entes u observatorios que reciben subvenciones de dinero público y que tienen, en su opinión, un carácter ideológico. El término aparece en el documento Tres condiciones, Tres principios que Vox presentó para negociar con el PP y Ciudadanos un Gobierno en la Comunidad de Madrid —Rocío Monasterio, la candidata de Vox en Madrid, lo utiliza a menudo—. También la formación de Santiago Abascal habló de “chiringuitos” para referirse a asociaciones subvencionadas en Andalucía. Entre ellas, Vox destaca las “organizaciones feministas” y “de izquierdas”, pero también podrían considerarse como “chiringuitos” ONG como Cáritas y Save The Children, según afirmó Monasterio en un debate organizado por el Grupo PRISA el pasado mayo.

Aunque el vocablo “chiringuito” es un “quiosco o puesto de bebidas al aire libre”, según lo define el Diccionario de la Real Academia Española, Vox lo emplea con el sentido que describe Manuel Seco en su Diccionario del español actual, es decir, con un valor despectivo o humorístico para un pequeño negocio. Al tildar de “chiringuitos” ciertas asociaciones, Vox las ridiculiza e intenta trasladar la idea de que su único objetivo es el enriquecimiento y de que existen fines espurios detrás de organizaciones que se dedican, por ejemplo, a atender a mujeres maltratadas o niños en riesgo de exclusión social.

PIN parental

Vox traslada a la educación el concepto de “PIN parental”, una clave que ofrecen varias plataformas para bloquear en la televisión determinados contenidos que los padres consideren que no son apropiados para sus hijos. Según el propio partido, su objetivo es evitar “el adoctrinamiento en ideología de género que sufren los menores en los centros educativos”, tal y como afirman en su página web. Para ello, proponen crear un PIN parental, “una solicitud dirigida a los directores” de las escuelas para que informen sobre “cualquier materia, charla, taller o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad”. De esa manera, los padres podrán autorizar o no la asistencia de sus hijos a dicha formación. Es decir, Vox pervierte el concepto de “PIN parental”, pensado para evitar que los niños vean en la televisión contenidos no adecuados para su edad, y le da un significado nuevo: el derecho de los padres a vetar que sus hijos reciban educación sexual.

Frente Popular

El Frente Popular fue una coalición integrada por los principales partidos de la izquierda española que ganó las elecciones generales de febrero de 1936, las últimas de la Segunda República antes del golpe de Estado del 18 de julio. El líder de Vox, Santiago Abascal, suele recurrir al nombre de aquella coalición para designar de forma despectiva un posible acuerdo para formar Gobierno entre el PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas, a los que acusa de querer “tumbar la Corona y trocear la soberanía”. Abascal, que suele afirmar que la “memoria histórica” divide a los españoles, busca un doble objetivo: demonizar al Frente Popular, ganador de las elecciones de 1936, y equiparar el momento actual de la política española con los meses anteriores al estallido de la Guerra Civil. Olvida mencionar Abascal que los golpistas del 18 de julio no formaban parte del Frente Popular.

Violencia intrafamiliar

Vox niega la existencia de la violencia de género, es decir, la violencia que afecta a las mujeres por el mero hecho de serlo, y defiende sustituir el concepto por “violencia intrafamiliar”. Este término, según el partido de ultraderecha, permite respetar la presunción de inocencia del hombre así como la igualdad entre hombres y mujeres. Pero Vox no alude al hecho de que se acaba de superar la cifra de mil mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas desde que existe un recuento oficial.

Feminismo supremacista

Vox rechaza, en general, a los colectivos feministas —recuérdese que los denomina “chiringuitos” si están subvencionados— porque cree que “no luchan por la verdadera igualdad” entre hombres y mujeres. “Estos colectivos hablan de micromachismos porque no tienen otra cosa de lo que hablar”, ha llegado a decir Rocío Monasterio, la líder de Vox en la Comunidad de Madrid. Pero da un paso más allá al añadirle el adjetivo “supremacista”, un término procedente del racismo científico y que alude a la supremacía blanca, es decir, la creencia de que las personas blancas son superiores a otras que no lo son. Al hablar de “feminismo supremacista” el partido ultranacionalista intenta pervertir el concepto de “feminismo”, un movimiento que lucha por la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, y resignificarlo como un movimiento que considera a las mujeres superiores a los hombres.

Reconquista

Santiago Abascal ha dado un segundo significado al término “Reconquista”. La RAE lo define como “la recuperación del territorio hispano que invadieron los musulmanes en 711 y que terminó con la toma de Granada en 1492”. Muchos historiadores consideran que es un concepto “profundamente ideológico” y todos coinciden en que nadie lo empleó durante la Edad Media —la RAE no lo incluyó en el diccionario hasta 1936—. El líder de Vox aprovecha la épica que evoca el término y le ha dado una segunda vida: la supuesta batalla que ha emprendido su partido para “reconquistar la unidad y la libertad de los españoles”. Pero España es un país soberano y una democracia consolidada que garantiza la libertad y los derechos de sus ciudadanos que, por tanto, no es preciso “reconquistar”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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