De la infancia perdida a la cirugía extrema: la nariz de Michael Jackson cuenta su vida entera
Mañana se cumplen 10 años de la muerte de uno de los hombres más famosos del mundo. Pero llegó un momento en que gran parte del público dejó de ver la magia en el escenario para centrarse, únicamente, en su extrañísimo rostro
De todos los rumores que han circulado sobre el cantante Michael Jackson (Gary, Indiana, 1958 - Los Ángeles, 2009) tanto en vida como una vez fallecido, el más absurdo, complejo y a la vez representativo de lo que fue su vida es que desde mediados de los noventa dejó de tener nariz. Que tras demasiadas operaciones ya no quedaba cartílago y la estructura nasal había colapsado. Es un titular que uno dejaría pasar como excentricidad propia de un periódico sensacionalista si no fuese porque se coló también en dos de los medios con mejor reputación periodística del mundo.
Esta es la verdad de la boca de Michael, escrita en su autobiografía 'Moonwalk', publicada en 1988: “Me he modificado la nariz dos veces y recientemente he añadido una hendidura a mi mentón. Eso es todo”
En el año 2003 un artículo de Maureen Orth en Vanity Fair (una periodista, hay que decir, muy crítica con Jackson desde las acusaciones por abuso sexual en 1993) publicó lo siguiente: “De cerca, el aspecto de Jackson es asombroso. Lleva una peluca de paje negro y su rostro está cubierto de maquillaje blanco, que oculta una prótesis que hace las veces de punta de su nariz. Una persona que lo ha visto sin el dispositivo dice que parece una momia con dos orificios nasales”.
En agosto de 2009, tras la muerte de Jackson, la revista Rolling Stone detalló en un reportaje de portada firmado por Claire Hoffman el aspecto del cuerpo del artista en la morgue. “El rostro de Jackson, que él tan dolorosamente había transformado y ocultado del público durante décadas, estaba ahora a la vista, sin disfraz bajo las duras luces de la morgue. La prótesis que normalmente sujetaba a su nariz dañada estaba ausente, revelando trozos de cartílago que rodeaban un pequeño agujero oscuro”.
La biografía de J. Randy Tarraborelli (Michael Jackson, la magia y la locura: la historia completa, editado en España por Alba Editorial), uno de los biógrafos de estrellas más respetados y requeridos por los medios de comunicación, da la historia por cierta. “La estructura de la nariz de Michael cedió años atrás”, escribió en un episodio centrado en el final de la década de los noventa, “a consecuencia del profundo trauma causado por cirugías previas. La siguiente operación consistió en agregar cartílago en la punta, para sostenerla y reformada. No obstante, el procedimiento no fue del todo exitoso. Por lo tanto, cuando aparecía en público, e incluso en privado, Michael utilizara un aplique de látex, una punta de nariz de prótesis, camuflada con maquillaje teatral”.
Es bastante probable que estas informaciones sean falsas. El diario Washington Post se hizo eco en marzo de 2019 de las palabras del forense del condado de Los Angeles Ed Winter, que declaró que los rumores eran "absolutamente falsos. [...] La gente sugiere que tiene una nariz de cera que podía quitarse por la noche y ponerse por la mañana y no es así". Y por irnos a un ejemplo más práctico: existen fotografías del 45 cumpleaños de Michael Jackson en las que el cantante se enzarza en una guerra de tartas y recibe algunos tartazos en plena cara. Sería impensable que se prestase a esto si realmente su nariz fuese una prótesis.
Pero el simple hecho de que durante años se debatiese si una persona tenía o no una nariz de quita y pon es señal de la extravagancia extrema que rodeaba a Michael. No es una exageración decir que Jackson ha sido no solo el cantante si no el famoso, así en general, que más fascinación ha provocado entre el público y los medios de comunicación. Tampoco lo es decir que su nariz, en concreto, ha sido el elemento que ha concentrado la atención del mundo entero. Fue portada de tabloides, objeto de diversas teorías y formó parte de bromas crueles como la de la película paródica Scary Movie 3, donde tras una pelea con un imitador del cantante el actor Charlie Sheen se queda con su nariz en la mano.
Si la nariz del artista causa tanta fascinación es porque no tiene precio como elemento narrativo. Con ella se puede trazar un relato que va desde su infancia desgraciada a sus cirugías extramas y de su innegable talento en el escenario a la controvertida imagen pública
Si la nariz del artista causa tanta fascinación es porque no tiene precio como elemento narrativo. Con ella se puede trazar un relato que va desde su infancia desgraciada a sus cirugías extremas y de su innegable talento en el escenario a la controvertida imagen pública que aireó la prensa. La transformación de esa nariz amplia y achatada de la juventud en esa protuberancia pequeña y angulosa es también, para bien y para mal, la transformación de la vida del propio Michael.
La nariz de Michael Jackson habla de la infancia y de la raza
Si Joe Jackson, padre de la familia, quedará para la historia como uno de los patriarcas más crueles del pop no es solo por la explotación que llevó a cabo con sus hijos y especialmente con Michael: esto podría entenderse como la forma de actuar de un hijo de su tiempo que no conoció otro camino para ayudar a sus hijos a convertirse en estrellas que la violencia. “Actuábamos para él y nos juzgaba”, contó Jackson en sus memorias, Moonwalk. “Si te equivocabas, te golpeaba. A veces con un cinturón, otras veces con una vara”. Esta es la dimensión de maltratador físico de Joe Jackson, pero había otra de maltratador psicológico que parecía tener una especial inquina contra su hijo más talentoso.
Joe sabía que Michael había desarrollado, en su paso de niño a adolescente, un gran complejo por su nariz. Lejos de restarle importancia, empezó a llamarlo "big nose", algo así como “narizotas”. Este insulto resonaría para siempre en su cabeza. “Le tenía tanto miedo que vomitaba. Me sigue dando miedo hoy”, confesó Michael a Martin Bashir en 2003. Era entonces un hombre de 44 años que seguía teniendo el tic de llevarse a menudo la mano a la nariz en un gesto de vergüenza.
Varias biografías de Michael y algunos de los que lo rodearon contaron que se fijó en que sus hermanos habían acabado pareciéndose mucho a su padre y él consideró que esa era una de las peores cosas que le podía suceder. Con todo su dinero tenía medios para frenar, al menos en lo físico, esa transformación. "Lo que había detrás de todo eso", escribió Frank Cascio, representante de Michael a comienzos de la década de los 2000, en su libro Mi amigo Michael, "era una infancia herida. Michael me contaba con frecuencia que su padre se reía de él de pequeño por tener una nariz grande".
La nariz de Michael habla de su relación con la verdad y con su propio cuerpo
Esta es la verdad de la boca de Michael, escrita en su autobiografía Moonwalk, publicada en 1988 y que son las únicas memorias como tal que dejaría el artista: “Me he modificado la nariz dos veces y recientemente he añadido una hendidura a mi mentón. Eso es todo”. Uno podría pensar que esta era la verdad en 1988. Pero en 2003, durante el documental Viviendo con Michael Jackson, un Jackson que ya había cambiado radicalmente en su aspecto físico declaró al periodista Martin Bashir: “No hay cirugía plástica en mi cara. Solo en mi nariz. Me ayuda a respirar mejor y alcanzar notas más altas”. “¿Me estás diciendo, honestamente, que solo te has operado una vez?”, insiste el periodista. “Dos”, responde Michael. Y añade: “Que yo recuerde”.
El tirano padre sabía que Michael había desarrollado, en su paso de niño a adolescente, un gran complejo por su nariz. Lejos de restarle importancia, empezó a llamarlo Big Nose, algo así como “narizotas”. Este insulto resonaría para siempre en su cabeza
Tal vez todo esto es mucho más complicado que una simple mentira. Muchas voces, entre las que se encuentran las de algunos reputados cirujanos plásticos que hablaron para diferentes medios tras su muerte en 2009, apuntan que Michael podría sufrir una enfermedad llamada trastorno dismórfico corporal, que consiste en una preocupación exagerada por un defecto (real o imaginado) en una característica física. Para explicarlo más sencillamente: Michael vería su nariz como una persona anoréxica ve su cuerpo. Nunca sería, para él, lo suficientemente fina. "A mí me parecía que Michael tenía un buen físico antes de que se cambiara la cara", contó Cascio en Mi amigo Michael, "pero supongo que cuando se miraba al espejo no veía lo mismo que los demás. Ahora tenía la nariz más pequeña, pero a él le parecía que seguía siendo grande".
La nariz de Michael habla de un hombre que solo vivía para el escenario
Según la biografía de Tarraborelli, la primera operación de Michael (recordemos: él admitió dos) tuvo lugar en 1979 cuando se la rompió durante un ensayo de baile. Gina Sprague, trabajadora de la discográfica Motown, contaría que “cuando le quitaron las vendas, a Michael le gustó lo que vio”. Es significativo que la primera operación del cantante comenzase en el escenario, porque todo en su aspecto pareció diseñado para ocuparlo. Ese Michael de los años noventa andrógino, con un rostro extraño y fascinante que desafiaba razas, géneros y edad, solo nos chirriaba cuando lo veíamos fuera de luces, o sea, en una imagen de paparazi o en imágenes tomadas en eventos o en entrevistas. Ese Michael extremadamente operado y casi agénero sí tenía sentido en el escenario, todo el del mundo: delgado, con una silueta facial inconfundible y un rostro que se prestaba a cambiar espectacularmente de forma y color según uno colocase las luces, el rostro artificioso y teatral de Michael estaba hecho únicamente para existir bajo los focos.
También para existir como enigma indescifrable y arsenal ilimitado de paradojas. Al fin y al cabo cantaba sobre la infancia aunque tuviese casi 40 años, reivindicaba que daba igual “ser blanco o negro” y quería ser enormemente sexual (ahí está ese famoso movimiento en el que se lleva la mano a la entrepierna) a la vez que inevitablemente dulce e infantil. En 1993, cuando Oprah Winfrey lo entrevistó ante 90 millones de espectadores en todo el mundo, le hizo una pregunta que nos escandalizaría si se le hace a cualquier otro cantante de 35 años y, sin embargo, sonó casi natural para el público tratándose de Michael. La pregunta era: “¿Eres virgen?”. Michael respondió: “Soy un caballero”. No respondió ni que sí ni que no.
La nariz de Michael habla más de nosotros, el público, que de él, en realidad
Consideraciones aparte sobre sus propios traumas y sus propias decisiones sobre su cuerpo, que hizo de manera libre aunque pudieran parecernos excesivas, el rostro de Michael Jackson acabó siendo más propiedad del público que del propio Jackson. Incapaces de comprender motivaciones más profundas y personales y en nuestro empeño en buscar explicaciones rápidas a todo, una serie de teorías peregrinas para el aspecto de aquel artista multimillonario comenzaron a aparecer en prensa y televisión: que Michael se había sometido a cirugía para parecerse a Peter Pan, que quería parecerse a Diana Ross –una teoría que llegó a los informativos de la cadena ABC– o que, sencillamente, quería tener la nariz de… un blanco.
“Estoy orgulloso de quién soy”, le dijo a Oprah Winfrey en 1993. “Cuando la gente se inventa que no quiero ser quien soy me hacen daño”. Michael Jackson, uno de los hombres más famosos de la cultura pop, pareció comprender el juego que le proponía el público.
Si la fama cosifica, él fue la cosa más espectacular del mundo. Claro que también era un ser humano. Eso es lo que olvidamos mientras, fascinados y sin poder elevar nuestra mirada hacia sus ojos, observábamos insistentemente su nariz.
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