Mariano Rajoy, del traje y la corbata al polo y las bermudas

Del palacio de La Moncloa al Beso Beach. De despachar con Angela Merkel o Emmanuel Macron a departir con Mojitoman. Del traje y la corbata al polo y las bermudas. Mariano Rajoy cumple su primer año de expresidente del Gobierno de vacaciones en Ibiza y Formentera, alejado completamente de la política y el sudoku de pactos tras el maratón electoral. Fuentes de su entorno señalan que está feliz así, a esa distancia, y que ha superado su traumática salida del poder, cuando unas semanas después de asegurar dos años de legislatura con el apoyo del PNV a los Presupuestos fue expulsado del Ejecutivo por la moción de censura impulsada por Pedro Sánchez.

Rajoy, que en su etapa de presidente no utilizaba WhatsApp, es ahora estrella de Instagram, red social en la que ha entrado por la puerta grande, de manos de conocidas influencers con miles de seguidores. María y Marta Pombo y María García de Jaime, que se fotografió con él vestida de M&M mientras el público del restaurante, en primera línea de playa, gritaba: “¡Presidente, presidente!”.

Rajoy parece tener un imán para las despedidas de soltero. Hace unos meses, en un AVE Madrid-Sevilla tropezó con otra despedida y accedió a fotografiarse y tomar un güisqui con ellos. En esta ocasión, el novio iba vestido de cucaracha.

En los últimos días se le ha visto darse unos chapuzones en Ibiza y Formentera acompañado de su mujer, Elvira Rodríguez, y unos amigos. Es en ese escenario donde ha conocido al que dice hacer “los mejores mojitos del mundo”, Mojitoman, que se dedica a preparar los cócteles en yates. “Honestamente, me ha sorprendido con su personalidad”, confesó en la cuenta de Instagram donde publicó una foto con el expresidente con una catarata de hashtags que entre otras cosas decían “superstar”. En la misma cuenta, Mojitoman ha publicado fotografías con futbolistas como Messi o Cristiano Ronaldo, modelos como Alessandra Ambrosio, actores como Leonardo DiCaprio o Paris Hilton.

Ni fue un presidente al uso ni está siendo un ex al uso. Apenas 15 días después de la moción de censura, Rajoy pidió el reingreso en su plaza de registrador de la propiedad en Santa Pola (Alicante, 32.000 habitantes), donde su amigo Francisco Riquelme le había sustituido durante casi 30 años. El expresidente, que había sido el registrador de la propiedad más joven de España —con 24 años—, obtuvo el traslado a Madrid, a un registro de lo mercantil, en octubre, a la vez que su hermana Mercedes, que se trasladó de un registro en Getafe a la capital.

Rajoy renunció al puesto que le correspondía en el Consejo de Estado para volver al Registro. El sueldo de un registrador es de entre 10.000 y 20.000 euros al mes, según la actividad de la oficina. “Yo seré leal”, prometió en su último discurso como presidente del PP, el pasado julio. Era un reproche velado a su antecesor, José María Aznar, que tras elegirlo como sucesor se dedicó a criticarle mucho menos veladamente. Rajoy ha cumplido. Su única intervención en la vida política del partido ha sido para tratar de impedir que varios de sus ministros fueran a una comida convocada por los enemigos de Soraya Sáenz de Santamaría en pleno proceso de primarias. Eso, y acudir a los actos de campaña de los líderes territoriales que se lo han pedido, donde ha disfrutado de algo muy parecido a un baño de masas. También suele comer con excompañeros del partido una vez por semana en Madrid.

Está cómodo alejado de “los líos” y después del congreso donde el heredero de Aznar (Pablo Casado) se impuso a su heredera, (Soraya Sáenz de Santamaría) sus únicas manifestaciones públicas, a través de Twitter, se han reducido prácticamente a mensajes de pésame (por la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien dedicó un emotivo obituario; Manuel Alcántara, José Pedro Pérez-Llorca, o “el alcalde roquero del PP”, José Estanga) o de felicitaciones deportivas: “Enhorabuena a Rafael Nadal por su extraordinaria victoria en Roland Garros. Pundonor, inteligencia y coraje han hecho de él una leyenda del tenis. ¡¡Grandísimo campeón!!”, se lee en su último tuit.

Rajoy tiene 1,6 millones de seguidores en Twitter, y ahí se impone al hombre que le desalojó de La Moncloa, que tiene 570.000 seguidores menos en su cuenta. El expresidente se presenta así: “Afiliado al Partido Popular. Creo en España, un gran país, una historia de éxito”.