‘Boyhood’ | Con 100 columnas por banda o tener el privilegio de contar la épica ‘lowcost’ de la crianza
Aquí no hay presupuesto para tanto, pero la alegría es la misma. Porque con la tontería, estas entregas dominicales de Harry pater llegan hoy domingo al centenar
En los cómics, cuando una colección llega al número 100 se celebra a lo grande con un volumen especial, normalmente lleno de artistas invitados de renombre y de una campaña publicitaria muy bestia.
Aquí no hay presupuesto para tanto, pero la alegría es la misma. Porque con la tontería, estas entregas dominicales de Harry pater llegan hoy domingo al centenar.
Esta columna ha sido mi Boyhood particular. No sé si aguantaremos 12 años como en la peli de Richard Linklater, pero de momento ya llevamos desde mayo de 2016 viviendo juntos la gran aventura de la paternidad.
En estos años, hemos pasado de tener una niña que ni gateaba a una personita de cuatro años llena de vitalidad, felicidad y ganas de aprender, jugar y hablar. Que nos enseña, recuerda y redescubre día a día cómo puede ser de fascinante nuestra existencia y el mundo que nos rodea.
La cara de mi hija cuando se emociona comunica mucho mejor que cualquier columna que pueda escribir yo, pero como hacerla trabajar sería explotación infantil, me sigo poniendo yo al teclado.
Ha sido fabuloso compartir con vosotros durante 100 semanas la épica lowcost de la crianza y la confesión emocional de cómo acompañar, con amor y humor, interés y dedicación, y por supuesto los típicos nervios de primerizo, a nuestra hija en su desarrollo vital, y ya puestos, intentándolo hacer bien (lo de criar y lo de escribir).
No sé si os ha resultado un viaje divertido y apasionante, y esperabais cada nueva entrega con ansias, o quizá os ha parecido un rollazo impresionante al que sólo clicáis por compasión. Pero al menos os ha salido gratis y al ser una columna digital no hemos malgastado papel.
Si os sirve de algo, os aseguro que he escrito cada tema con pasión y sinceridad, apartándome de los padres buenistas a los que todo les parece maravilloso como si la vida fuera Instagram y de los que se quejan por todo porque nadie les avisó de que esto era cansado.
Porque si la virtud está en el medio, la comedia está en retratar a adultos competentes en muchos campos enfrentarse a una tarea aparentemente simple que les supera. Por más paciencia y horas de vuelo que vayamos sumando, a muchos nos sigue costando vestir a los niños por la mañana, marcar límites de azúcar y tele sin el contraataque de berrinches, intentar que no hagan el Spiderman cuando exista peligro de muerte o conseguir que se vayan a dormir a horas decentes en vez de que bailen por el pasillo…
Espero que mis escritos os hayan supuesto de manera virtual ese reconocimiento entre iguales, esa mirada cómplice cuando coinciden dos niños con carrito protestando en un autobús lleno de gente y los padres nos decimos con telepatía: “Vaya tela… y no lo cambiaría por nada del mundo”.
Gracias por seguir aquí semana a semana, comentando, animando y compartiendo, y a por la columna 200.
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