Buenos Aires estuvo paralizada este miércoles. No circularon buses, trenes, aviones ni barcos. En una ciudad de 15 millones de personas, tampoco funcionó el metro. En la imagen, una parada de bus en la Avenida 9 de julio en la capital argentina, el 29 de mayo de 2019.JUAN MABROMATA (AFP)Unos trabajadores de seguridad cierran la entrada principal a la estación de trenes Constitución en Buenos Aires. La quinta huelga general contra Mauricio Macri encontró a todo el sindicalismo y los movimientos sociales unidos contra la política económica oficial.Gustavo Garello (AP)Desde el ministerio de Hacienda señalaron que la huelga costó a Argentina unos 900 millones de dólares. El paro, convocado por los sindicatos y apoyado por los partidos de izquierda, demanda al presidente Macri tomar medidas contra la inflación y el cumplimiento de sus promesas de campaña.JUAN MABROMATA (AFP)Manifestantes intentan cortar los accesos a la ciudad de Buenos Aires durante la jornada de huelga general. Las principales ciudades argentinas amanecieron este miércoles sin transporte público, ni clases, ni recogida de basuras y con los bancos cerrados y los servicios de salud limitados por la quinta huelga general desde el año 2015.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue la única voz oficial contra la protesta y señaló: "Estamos hartos de los paros. Le impiden a la gente que viaje. Es una situación en contra de la libertad y el trabajo".JUAN MABROMATA (AFP)Una mujer cruza la Avenida 9 de Julio en Buenos Aires durante la jornada de huelga general. La singularidad de la huelga fue la unidad sindical, algo poco común en Argentina. "Es el paro más fuerte y de mayor contundencia en la era de Macri, gracias a que lo convocamos todas las centrales de trabajadores y lo apoyaron todas las organizaciones empresariales, pymes, más todos los movimientos sociales del país", dijo Hugo Yaski, secretario general de la CTA, una central de perfil combativo que no pertenece a la CGT, la gran confederación de gremios peronistas.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)Macri había logrado mantener a raya a la CGT con acuerdos salariales acordes con la inflación, pero el deterioro de la situación económica en 2018 le quitó poder en las negociaciones. En la imagen, una pantalla en el aeropuerto de tráfico nacional y regional Jorge Newbery señala los vuelos cancelados del día miércoles.JUAN MABROMATA (AFP)El regreso de Hugo Moyano, líder del poderoso sindicato de los camioneros, fortaleció aún más la huelga. Moyano apoyó al kirchnerismo, luego hizo campaña por Macri y ahora volvió al kirchnerismo. El poder de movilización del líder consiguió que no hubiera reparto de alimentos, que faltara combustible y dinero en los cajeros automáticos y que se paralizara el servicio de recolección de basura.AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS)Manifestantes y cuerpos de seguridad de enfrentan en los accesos a la ciudad de Buenos Aires durante la jornada de huelga.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)En un cartel se lee "Posición cerrada" en un mostrador vació del aeropuerto Jorge Newbery este miércoles.JUAN MABROMATA (AFP)Manifestantes se concentran en los accesos a la ciudad de Buenos Aires (Argentina) durante la jornada de huelga general. Mauricio Macri no solo ha padecido a la presión de la calle. La Unión Cívica Radical (UCR), el partido de los expresidentes Raúl Alfonsín (1983-1989) y Fernando de la Rúa (1999-2001), exigió a Macri que someta su candidatura a las elecciones primarias que se celebrarán en agosto.Juan Ignacio Roncoroni (EFE)Estación de bus vacía frente a la estación de trenes Constitución en Buenos Aires este miércoles. La huelga convocada por el gremio sindical y apoyada por partidos de izquierda paralizó la capital y las ciudades más importantes de Argentina durante toda la jornada de este miércoles.JUAN MABROMATA (AFP)Por su parte, el presidente argentino Mauricio Macri participó este miércoles en un acto por el día el Ejército sin siquiera mencionar la huelga general.AGUSTIN MARCARIAN (REUTERS)
