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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Compitamos por la gloria y por la crema depilatoria

El tema de los obsequios a los campeones se ha ido de las manos. Era cuestión de tiempo que aparecieran el sexismo y la chabacanería

Jorge Marirrodriga
La
La Alejandro Ruesga

Una de las cosas que suceden en este oficio del periodismo es que uno se topa a menudo con noticias curiosas, a veces con otras bastante raras y en ocasiones —cada vez más frecuentemente, todo hay que decirlo— con hechos simplemente alucinantes.

Informaba este periódico de que las ganadoras del campeonato de Asturias de squash, además del trofeo merecidamente conquistado, fueron obsequiadas por la organización con dos cajas de cera depilatoria, una lima eléctrica “para eliminar las durezas de los pies”... y un vibrador. Relataba una de las premiadas, que ha sido número uno del mundo y siete veces campeona de España, la sorpresa e indignación que sintió al ver el lote. La expresión con la que aparece en la fotografía que acompañaba al texto no es precisamente la de una campeona celebrando el triunfo. Ha habido peticiones de disculpas por parte de la organización y hasta dimisiones, hecho este último que, tratándose de España, refuerza el carácter alucinante de la noticia.

Vayamos por partes. Lo de dar regalos con los trofeos se nos está yendo de las manos. A la corona de laurel para el vencedor se le añadió, hace no demasiado tiempo en la historia, una medalla. Después vino el ramo de flores para ellas y luego también para ellos. Más tarde, una mascota, normalmente de peluche, para todos. Y a esto se suman en ocasiones regalos de los patrocinadores. El resultado es que el pódium de algunas competiciones parece una tienda de chinos por donde asoman como pueden los esforzados atletas.

En segundo lugar, muchas veces el resultado escandaloso tapa lo verdaderamente interesante que es el proceso de toma de decisiones. Buscándole las vueltas, lo de las durezas puede hasta justificarse por lo que sufren los pies en competición, pero sería francamente útil saber qué les pasaba por la cabeza a quienes les pareció bien lo de la crema depilatoria y el vibrador. No se sabe qué es más preocupante, si fue consciente, algo hecho sin pensar, o confundieron una competición deportiva con un dirty weekend. Tal vez debería repetirse el experimento y junto a la próxima copa o ensaladera que gane Rafa Nadal se podrían añadir una pastilla de jabón y una caja de condones. A ver qué pasa.

Puede que las ofendidas, en su generosidad, perdonen la ofensa. Es más difícil que lo hagan con la chabacanería.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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