Un generoso porche, cubierto con pérgolas de cañizo, corona esta vivienda que se funde con la colina para protegerse del viento. En un extremo, la piscina es de efecto infinito, creando una ilusión óptica que hace que el agua parezca perderse en el horizonte. Las hamacas y las lámparas fueron adquiridas en Art Group de Paros.
Los japoneses Yoshiharu Tsukamoto y Momoyo Kaijima crearon el taller Atelier Bow-Wow para buscar soluciones ingeniosas a los problemas de la arquitectura doméstica. En Tokio, sus viviendas aprovechan cada centímetro de medianeras imposibles o están construidas con materiales sorprendentemente económicos. En Antíparos, al suroeste de la isla griega de Paros, decidieron utilizar la naturaleza pétrea y seca del islote para levantar una gran casa de vacaciones. Su objetivo era aparentemente contradictorio: poder disfrutar de las vistas y a la vez protegerse del exceso de sol y del azote del viento. Dividieron las estancias por grupos —dormitorios y zonas comunes— para limitar el impacto de la arquitectura en el terreno y las semienterraron en la ladera de la colina para protegerlas. La casa describe así un recorrido descendiente a través de una rampa —coronada por un gran mirador— que conduce hasta un patio protegido por los muros. Las vistas quedan para las zonas comunes y el salón se extiende al porche la mitad del año.