El califa del terror
Sería un tremendo error bajar la guardia ante el Estado Islámico, como demuestra el reciente vídeo de Al Bagdadi
Después de cinco años, Abubaker al Bagdadi, el líder del Estado Islámico (ISIS), reapareció la semana pasada en un vídeo para tratar de demostrar que la organización terrorista que encabeza está muy lejos de estar acabada, pese a que ha perdido el territorio que controlaba en Irak y en Siria. El momento escogido para mostrarse en público, un movimiento muy peligroso para el fugitivo más buscado del mundo, coincide no solo con la derrota territorial del ISIS sino sobre todo con los atentados de Sri Lanka, en los que terroristas suicidas leales a esta organización asesinaron a 250 personas.
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Estos ataques, que se produjeron al final de la Semana Santa y que tenían como objetivo sobre todo a cristianos, han sido un espeluznante recordatorio de que el ISIS no ha perdido su capacidad para sembrar el terror y han demostrado que su alcance territorial sigue siendo grande. El vídeo de Al Bagdadi, el primero desde que decretó el califato en 2014 en Mosul, representa un desafío a la comunidad internacional y es también una operación de propaganda. Pese a la derrota sufrida en Baguz, a manos de las milicias kurdas, la reaparición del líder de ISIS es un indicio de que la organización terrorista mantiene activa una parte de su infraestructura y demuestra que las bravuconadas de Trump sobre su derrota total están fuera de lugar.
Con o sin califato, el ISIS representa una ideología de terror que Al Bagdadi quiere mantener viva. Y sería un error bajar la guardia porque su capacidad de atentar sigue siendo muy elevada, tanto en Occidente como en el Sahel, Oriente Próximo o, como se acaba de ver, en Asia. Desde las primeras operaciones contra las tropas invasoras estadounidenses en 2003 y la conquista de Mosul en 2014, cuando no controlaba ningún territorio, el Estado Islámico fue capaz de organizarse, crecer y convertirse en una letal banda terrorista. Como demuestra el vídeo, la propaganda es una de sus principales armas. Por eso la derrota del ISIS nunca podrá lograrse solo con medios militares.
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