_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Retorno socialdemócrata?

Para que un partido en el continente sirva de guía al resto en su resurgimiento, además de vencer en las urnas será necesario que lo haga en las maniobras de gobierno

Jorge Galindo
El actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez, hace unos días en la sede del PSOE.
El actual presidente del Gobierno Pedro Sánchez, hace unos días en la sede del PSOE.JUAN MEDINA (REUTERS)

La victoria del PSOE ha abierto una brecha de esperanza en el discurso socialdemócrata occidental. La ideología que gobernó Europa en su época dorada de estabilidad y crecimiento empezaba a ver este siglo como el de su ocaso. Ahora bien: para que un partido en el continente sirva de guía al resto en su resurgimiento, además de vencer en las urnas será necesario que lo haga en las maniobras de gobierno.

Es verdad que el socialismo español dispone de una plantilla para ganar elecciones. El politólogo Guillem Vidal apuntaba esta semana que la victoria del PSOE obedece precisamente a su capacidad de reunir en su seno a viejos obreros con nuevos trabajadores socioculturales y de servicios. Un maridaje en el que siempre se basó la socialdemocracia, pero que ahora parecía imposible. El abismo que se abre en las preferencias en políticas económicas y culturales de las distintas clases sociales es precisamente lo que dificulta las coaliciones amplias.

El PSOE ha superado momentáneamente esta barrera, sí, pero ha sido gracias a dos hechos relativamente excepcionales. Por un lado, la derecha ha realizado el contradictorio y autosaboteador movimiento de unirse ideológicamente mientras fragmentaba sus esfuerzos electorales. Su agrupación en torno a un discurso de tintes nacionalistas contrastaba con la variedad de papeletas disponibles para el elector, dejándole irremediablemente lejos del primer puesto y lejos también de atraer al voto obrero, normalmente interesado en alternativas nacional-populistas que no han tenido cabida en un espacio que se ha definido insistentemente a sí mismo como liberal. Por otro lado, las nuevas izquierdas han demostrado una notable incapacidad de articular un partido sólido, funcional, que pudiese retener a los profesionales urbanos. Así que cabe preguntarse hasta qué punto es reproducible el éxito del PSOE en otros lugares.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pedro Sánchez tiene una oportunidad: la de imaginar, innovar en la búsqueda de puntos intermedios, de combinaciones de política pública que constituyan un nuevo pegamento socialdemócrata. Pero para ello él y su gente deberán arriesgar en las medidas, pensar un poco fuera del ciclo electoral precisamente para volver a él con más fuerza al final de la legislatura. Si no lo hace, es posible que se obligue a sí mismo a elegir por dónde prefiere perder. Exactamente igual que han tenido que hacer el resto de sus colegas socialdemócratas, que hoy le miran con esperanza. @jorgegalindo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_