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Columna
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Bienvenido, Mr. Trump

La exportación del trumpismo toma cuerpo en España con la llegada al Parlamento de la ultraderecha de Vox

Francisco G. Basterra
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llega a Wisconsin en el Air Force One.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llega a Wisconsin en el Air Force One.YURI GRIPAS (REUTERS)

Cómo pasa el tiempo y cómo continuamos atónitos ante acontecimientos políticos aberrantes. Cómo el presidente más extravagante de la historia contemporánea de EE UU se ha desliado del Rusiagate y de los signos evidentes de que trató de obstruir la justicia, y continúa impertérrito su camino. Ya prepara su reelección en 2020 cuando todavía no hemos digerido su llegada a la Casa Blanca en 2016, que no supimos prever. Antes, desactivará las guerras comerciales que ha desatado. Promover un impeachment del presidente en el Congreso divide a los demócratas. Imposible de ganar, victoria moral para algunos, pero las derrotas en política solo son derrotas.

La exportación del trumpismo toma cuerpo en España con la llegada al Parlamento de la ultraderecha de Vox. Los mismos muros para protegerse de los migrantes, el mismo desprecio a la prensa, las mujeres en segunda división, la competencia para ver quién la dice más gorda, armas para todos los ciudadanos, y la Reconquista versus Hacer América más Grande de Nuevo. Veremos más de lo mismo en las elecciones europeas de final de mayo con alumnos aventajados del millonario neoyorquino. Bienvenido, Mr. Trump.

EE UU está en modo preelectoral. Ya son 20 los candidatos demócratas apuntados a las primarias. La presidencia americana frecuentemente obedece a la ley del péndulo, que beneficia a los extremos encontrados. Después de Obama, Trump, ¿y después de Trump? ¿Quién hará regresar a EE UU al mundo multilateral? Son mayoría las mujeres demócratas aspirantes, repite el socialista Sanders y, por primera abiertamente, hay un candidato gay, alcalde de una pequeña ciudad de Indiana que ofrece restaurar los valores cristianos.

Tras meses de dudas, por fin un clásico de la política estadounidense, Joe Biden, 36 años de senador, 8 años vicepresidente de Obama y dos intentos presidenciales fallidos, ha declarado su candidatura a la Casa Blanca a través de un vídeo de calidad oratoria, emulando al mejor Obama. Biden, católico, liberal moderado, internacionalista, declara que su motor es el deseo de salvar a la república americana de la emergencia nacional provocada por Trump.

Biden, eterno segundo, es un político de otra era: tendría 78 años al iniciar su presidencia. Llega con una pesada mochila: apoyó la guerra de Irak, tuvo una actitud aciaga cuando hace 30 años presidía la comisión del Senado que examinaba el caso de supuesto acoso sexual del aspirante a juez del Supremo, Clarence Thomas, a la abogada negra Anita Hill. Ha sido denunciado por varias mujeres como achuchador. Pasivos negativos en la era del Metoo. El problema central para Biden será ganar las primarias donde votan los activistas más liberales en un momento en el que el Partido Demócrata parece inclinarse por un relevo generacional alimentado por posiciones más progresistas. Pero si lo hiciera, sería un buen candidato para impedir ocho años de Trump. Bienvenido, Mr. Biden.

fgbasterra@gmail.com

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