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UNA MIRADA EXTERIOR
Columna
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Lemas y logos

En una sociedad mediatizada, en ocasiones, la apuesta es ‘que hablen de nosotros, aunque sea mal’

Olivia Muñoz-Rojas
Pedro Sánchez en la presentación del lema de la campaña electoral.
Pedro Sánchez en la presentación del lema de la campaña electoral. GTRES

Los lemas electorales deben transmitir un sentimiento o una idea en una sola frase, concisa y fácil de recordar. Son exitosos, dicen los expertos, cuando capturan la imaginación del público de manera espontánea. De los lemas de nuestra flamante campaña, el del PSOE es el que ha recibido más atención por ahora. Haz que pase, Make it happen, tiene una evidente impronta anglosajona. Marcas de coches, cosméticos y otras lo han utilizado en sus campañas publicitarias para sugerir el poder de decisión que tenemos los individuos y la importancia de no perder las grandes ocasiones que se nos presentan en la vida. Su ambigüedad semántica en castellano (“haz que pase y no vuelva” o “haz que pase de votar”) ha provocado burlas significativas, pero es probable que la ambigüedad sea deliberada. En una sociedad mediatizada, en ocasiones, la apuesta es “que hablen de nosotros, aunque sea mal”.

El lema Valor seguro del Partido Popular se apropia de una expresión financiera para seducir a los ciudadanos/ahorradores que están considerando votar a otras opciones de derecha y a aquellos que temen la inestabilidad política y las grandes mutaciones sociales. Une dos conceptos clásicos: valor, que, en el imaginario conservador, apela a la tradición, la familia y la propiedad; y seguridad, que sugiere orden y previsibilidad.

Ciudadanos interpela directamente a Pedro Sánchez en su primer cartel de campaña desplegado en una avenida de Madrid. Aludiendo a la confesión de Sánchez en su Manual de resistencia, “mi primera decisión fue cambiar el colchón de Moncloa”, Ciudadanos responde Pedro, nosotros vamos a cambiar España. El partido de Rivera es uno de los que más ha atacado a Sánchez por querer instalarse sine die en La Moncloa. El cartel busca subrayar la presunta frivolidad de un presidente del Gobierno más preocupado por su nueva residencia que por su país.

En el lema Ahora más que nunca, Unidas Podemos sigue rezumando el “sí, se puede” del 15-M, pero incorporando el momentum del 8-M. Insinúa una nueva oportunidad para la formación y, al mismo tiempo, como en el cuento de Pedro y el lobo, la idea de que, ahora sí, el peligro de que gobierne la ultraderecha es real. El Por España de Vox lo dice todo y nada: es una llamada transversal a todo aquel que siente España en su corazón.

Resulta significativo que, de un tiempo a esta parte, varios partidos hayan incorporado corazones en sus logos. Rojigualda, el semicorazón del PP; blanco sobre rojo, rojo sobre blanco, el del PSOE; y rojo, morado y verde, el de Unidas-Podemos-Equo. La proliferación de corazones en el lenguaje digital ha normalizado este símbolo universal del amor que, posiblemente, no hace tanto, hubiera sido considerado cursi o blando en nuestro país. En tiempos de exaltación de los afectos a expensas del debate racional, el mensaje inmediato de esta apuesta gráfica es claro: votemos con el corazón.

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