Al menos 60 niños vietnamitas no acompañados han desaparecido en Holanda
El Congreso insta al Gobierno a investigar su paradero después que un programa televisivo señalara que pueden haber caído en manos de traficantes de personas
Entre 2013 y 2017, unos 1.080 menores no acompañados desaparecieron en Holanda de diversos centros para solicitantes de asilo. De estos, al menos 60 eran adolescentes vietnamitas acogidos en refugios especiales para evitar que fueran víctimas del tráfico de personas. Entraron en el país de forma ilegal y contaban con la protección de las autoridades. Los procedentes de Vietnam se consideran muy vulnerables por ser los preferidos de los traficantes, que supuestamente los llevan luego a Francia, el Reino Unido o Alemania. Allí pueden acabar en la prostitución o explotados en salones de manicura. La situación evidencia la falta de coordinación de la Unión Europea en el caso de los niños extranjeros solos.
“Los vietnamitas desaparecen siempre, a pesar de nuestros esfuerzos”, asegura Johan van der Have, encargado de los refugios —situados al norte y al sur del país— en el programa Argos, de la emisora holandesa de radio VPRO, recién emitido. Ha sido elaborado junto con el colectivo internacional de periodistas Lost in Europe, del que participan, entre otros, la BBC y el rotativo británico The Guardian. Los reporteros de Argos viajaron a Alemania, el Reino Unido y Francia, y revisaron cientos de mensajes internos de la Agencia Central para la Recepción de Solicitantes de Asilo (COA, en sus siglas neerlandesas). De este modo, pudieron presentar la cifra general de 1.080 desaparecidos. Sobre la más concreta, los 60 vietnamitas, recabaron además un testimonio inquietante. Los trabajadores sociales holandeses dijeron tener “la sensación de que los locales protegidos son vistos por los que trafican como estaciones de paso: el mismo día podemos perder de vista a varios de estos menores”, señalan. No pueden salir sin permiso, aunque a medida que se hacen mayores las reglas se adaptan a su situación y grado de madurez.
En diciembre de 2018, el ministerio holandés de Justicia aseguró que no tenían en esos momentos datos sobre una posible red involucrada en la desaparición de los niños procedentes de Vietnam. Sin embargo, en 2012, Bureau Beke, un organismo especializado en estudios de seguridad y delincuencia, señaló que la policía había encontrado un número creciente de vietnamitas sin documentos trabajando en los cultivos ilegales de cannabis. Y en 2017, la policía militar indicó en un comunicado que había vietnamitas [sin documentación en regla] que dicen ser víctimas de traficantes. “Sospechamos que hay una organización detrás”, aseguraba. Tras las revelaciones del programa, el Gobierno ha anunciado una nueva investigación independiente a cargo del centro especializado en analizar el tráfico de personas. Sus conclusiones serán luego remitidas a la Fiscalía. El Parlamento había pedido una reacción oficial sin más demoras.
Los niños procedentes de Vietnam se consideran muy vulnerables por ser los preferidos de los traficantes
La ONG británica Every Child Protected Against Trafficking (Cada niño protegido del tráfico) ha analizado el viaje de estos menores a Europa, y traza la principal ruta: llegan a Rusia desde Vietnam en avión y son trasladados por las mafias a Holanda y el Reino Unido a través de Bielorrusia, Ucrania, República Checa y Alemania. “En cada etapa del trayecto pueden ser objeto de abusos, desde la producción ilegal de drogas, a la manufactura de productos falsificados, salones de manicura o prostitución. Los traficantes les dicen que la deuda generada por el viaje se pagará con su sueldo, pero como son forzados a trabajar en condiciones de explotación, solo aumenta cada día. Para que no denuncien o escapen, sufren violencia y les amenazan con hacer daño a sus padres en Vietnam”, reza el trabajo que han publicado.
Para ilustrar el hecho de que los Gobiernos “se pasan estos casos entre ellos, cuando tienen la responsabilidad de preparar a sus equipos fronterizos para evitar este tráfico”, la ONG cita el ejemplo de cuatro menores vietnamitas. Fueron acogidos en 2016 en un centro de recepción (no un refugio) holandés. “Sin equipaje y ansiosos, permanecían en sus cuartos. Cuando salían a la calle, uno dirigía al resto. Los trabajadores desconocían sus pasos fuera. Tres días después, desaparecieron todos, y hay indicios de que iban camino del Reino Unido para ser explotados”. Herman Bolhaar, relator nacional sobre el tráfico de seres humanos, ha advertido de que es preciso investigar más a fondo a escala internacional: “no sabemos dónde están y quién hay detrás de esto. Proteger a las víctimas no basta. Hay que perseguir a los culpables”, concluye.
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