El colchón que utiliza la tecnología de los coches para impedir que tu pareja invada tu lado
Diseñado por el laboratorio de innovación de Ford, detecta el peso de los que comparten la cama y, si uno se pasa del límite, una cinta rodante lo devuelve silenciosamente a su sitio
No es que vayamos de haters de Cupido, pero la cama de matrimonio empeora nuestra calidad del sueño. Te acuestas abrazado y enamoriscado, pero acabas peleando a media noche por tu porción de cama. En esas circunstancias, la única opción es el empujón vade retro, el exabrupto o la bronca a voz en grito por recuperar el terreno perdido. Muy romántico no es, pero con el sueño no se juega. Afortunadamente, en el futuro podría haber camas justicieras, capaces de detectar a los invasores de lecho y devolverlos a su sitio. Sin codazos, sin violencia. Y, lo que es mejor, sin despertar a ninguno de los durmientes.
El prototipo ya existe y sale de los laboratorios de diseño de Ford. Aparentemente es una cama doble con un diseño bastante resultón. En su interior, un mecanismo rodante y un detector de peso. Cuando uno de los dos durmientes invade el espacio de su compañero de cama, se activa una cinta continua que devuelve al amante invasor hasta su lado de la cama. Sin robarle ni un centímetro de edredón. La tecnología detrás del invento se inspira en la que permite detectar cuándo un conductor se está desviando de su trayectoria e invadiendo el carril contrario. De ahí el nombre: Lane-Keeping Bed (cama para no salirse del carril). Solo que si en el coche hay cámaras que monitorizan las marcas viales y un corrector de volante, en la cama lo que encontramos son sensores de peso y una cinta continua sobre el colchón.
Los expertos en sueño, que desde siempre abogan por la pernocta en camas separadas, aplauden el invento. "Los estudios demuestran que fisiológicamente se duerme mejor solo que acompañado. Si lo hacemos es más por razones emocionales que fisiológicas. De hecho, un 25% de las parejas duermen en camas distintas y una de cada 10, incluso, en habitaciones separadas", explica el psicólogo Iván Eguzquiza, experto en insomnio en el Instituto de Investigaciones del Sueño y miembro de Top Doctors.
Puestos a elegir, el tamaño de la cama sí importa. Tanto más si la opción es una de matrimonio. En España la más común es la de 135 centímetros, mucho más teniendo en cuenta las exiguas dimensiones de muchos micropisos o la queen size (150 cm). Los más afortunados en cuestión de espacio pueden permitirse una king size (200 cm). Eso ya es territorio olímpico y, en principio, se reduce mucho el deseo de conquistar terreno del contrario. Pero sigue habiendo inconvenientes. "Los movimientos de nuestra pareja, los ruidos (ronquidos, respiración, hablar en alto…) o las diferencias en cuanto qué grado de abrigo necesita cada uno, dificultan la calidad de nuestro sueño". Razones de peso que no deben tomarse a la ligera a la hora de elegir el tipo de cama para el dormitorio conyugal.
Más aún, hasta el tipo de colchón influye cuando se duerme en pareja. En caso de que uno sea más voluminoso que otro y duerman en uno de muelles, la cama acaba escorada del lado del más corpulento. Algunos fabricantes como Ikea defienden abiertamente los de viscoelástica para evitar esta incomodidad. También para minimizar el ajetreo cuando tu compañero de cama es de los que se gira, se agita, se mueve y vuelve a girar varias veces a lo largo de la noche.
"Moverse durante la noche es sano. Lo hacemos para liberar de presiones las partes del cuerpo que lo necesitan, cuidar la columna vertebral y para facilitar la respiración", dice el experto. Se refiere a los microdespertares, esos segundos o minutos en los que uno se despierta, se gira hacia el otro lado y vuelve a planchar la oreja en la almohada. Es habitual en una pauta de sueño sana y no los recordamos a la mañana siguiente. Salvo que algo nos lo impida, nos apriete o nos incordie. "Dormimos mejor cuanto más espacio tenemos para movernos libremente. Lo ideal es moverse unas cinco veces por hora. Ahora bien, las personas que se mueven menos, suelen reflejar una mejor calidad de sueño".
¿Qué pasa entonces cuando dormimos junto a otra persona? Que salvo inmediatamente después del éxtasis marital, nos cuesta más pegar ojo. Algo similar sucede al practicar el colecho con los hijos: coger el sueño junto a los pequeños dormidos infunde mucha calma y es fácil adormilarse acurrucado a ellos. Hasta que a medianoche sus pequeñas manitas se te meten en el ojo, te asfixian acercándote su peluche favorito o giran inexplicablemente sobre su eje (si eres padre o madre sabes de lo que hablamos). Ahí sabes que te espera una noche en vela. O casi.
"Estamos programados para despertarnos durante la noche si nos tocan. Por eso, los movimientos de nuestra pareja o de un niño van a facilitarnos microdespertares que acaban generando una peor calidad de sueño", explica Eguzquiza. Si andas valorando qué tipo de cama instalar en tu dormitorio de pareja sopesa todas las opciones. De tamaños de cama, de colchón y hasta de espacio vital. Porque la Ford Lane-Keeping Bed por ahora es solo un prototipo, sin visos de producción en serie. Pasamos un tercio de nuestra vida en brazos de Morfeo. Haz que sea placentero.
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