Solo por cantar
¿Quién puede resistirse a ese estribillo que irrumpe con la fuerza de los mares? Nadie que tenga un corazoncito en el pecho
Me gustaba amenizar nuestras particulares anábasis veraniegas a La Manga, con la siguiente tonada: Los hermanos Pinzones, eran unos marineros; que se fueron con Colón que era otro marinero; llegaron a Calcuta en busca de algunas playas; y los indios motilones les cortaron la retirada. La cantaba masticando las últimas palabras de cada frase, resolviendo la rima con picardía. En el cénit de la desesperación mi pobre padre solía pronunciar la siguiente amenaza: “O te callas o te bajo del coche”. Sonaba convincente pero nunca me abandonó en ninguna cuneta, aunque lo merecí sobradamente.
A la que sí bajaron de un avión la semana pasada fue a una pasajera que se negaba a dejar de cantar I will always love you. Por lo visto lo hacía a grito pelado y el piloto tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Kansas City. Las primeras palabras al pisar suelo firme perfectamente pudieron ser: Totó, me parece que esto es Kansas, aunque no puedo confirmarlo.
Toda mi comprensión para esta señora. ¿Quién puede resistirse a ese estribillo que irrumpe con la fuerza de los mares? Nadie que tenga un corazoncito en el pecho.
Como sabemos, la canción la popularizó Whitney Houston en la banda sonora de El Guardaespaldas, una magnífica película donde Kevin Costner ponía la misma cara para decir “te quiero” que “me cago”; pero la autoría es de Dolly Parton.
La artista de Tennessee es una mujer muy válida que ha sabido administrar su patrimonio con cordura, por ejemplo, creando su propio parque de atracciones Dollywood, donde además de atracciones típicas cuenta con actividades como la barbacoa bluegrass o la fiesta de la cosecha. Animo a otros cantantes a que hagan lo mismo, por ejemplo a Julio Iglesias, ¿se imaginan? ¡Vengan a Juliópolis! ¡Rayos uva, clases de latin lover y pruebas de paternidad a cascoporro!
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