Los hombres más elegantes de los Oscar (y hay dos españoles)

Según los manuales de estilo masculino, el esmoquin es la prenda canónica para asistir a un evento elegante (y nocturno) como los Premios Oscar. Si hacemos caso a esos mismos manuales, dicha etiqueta admite pocas variaciones: chaqueta y pantalón negro, solapas de raso, camisa blanca con pechera, pajarita y zapatos de vestir. Sin embargo, en la edición número 91 de los premios más observados del mundo hemos visto tantos hombres con esmoquin como formas de llevarlo. Aquí están las más destacadas:

Diego Luna

El actor mexicano (Toluca de Lerdo, 1979) vive un momento enormemente dulce gracias a su participación en El Blues de Beale Street y Narcos México, y acudió a los Oscar con un esmoquin de un tono azul muy oscuro que revela la sutileza de Brunello Cucinelli, la firma que lo ha confeccionado para él. Los zapatos son Christian Louboutin.

Mark Ronson

El productor musical (Reino Unido, 1975), nominado a Mejor Canción por Shallow junto a Lady Gaga, Anthony Rossomando y Andrew Wyatt, eligió un esmoquin negro con un detalle llamativo: el ribete blanco que delimita la solapa, los puños y el bajo del pantalón. Hace un tiempo este tipo de detalles solo se encontraban en la ropa de estar en casa (en concreto, en los pijamas de lujo), pero desde hace algunas temporadas es plena tendencia. Por cierto, los gemelos y el reloj son Chopard.

Rodrigo Sorogoyen

Aunque en España llevamos meses hablando de Rodrigo (Madrid, 1981) a propósito de El Reino, Sorogoyen acude a los Oscars para competir en la categoría de Mejor cortometraje por Madre. Y lo hizo con una elección clásica y sin margen de error, con un esmoquin de chaqueta azul noche. Punto extra para los zapatos derby de charol.

James McAvoy

Los cánones dicen que el esmoquin se lleva con pajarita, pero hay algunos valientes, como James McAvoy (Reino Unido, 1979), que lo llevan con corbata. Eso sí: negra, delgada y a juego con las solapas en pico de la chaqueta.

Javier Bardem

Nuestro Bardem (Las Palmas de Gran Canaria, 1969) no ha nacido para pasar desapercibido. Tampoco para vestir de forma aburrida. Este esmoquin negro de brocado de Ermenegildo Zegna XXX es una declaración de intenciones que rebaja su excentricidad con una camisa negra.

Brad Goreski

Sorprende los escasísimos esmóquines blancos que han aparecido en la alfombra roja de los Oscars. Uno de los afortunados es el del estilista Brad Goreski (Canadá, 1977).

Bradley Cooper

Nos gustaría pensar que hoy Bradley Cooper (EE. UU., 1975) se levantó de la siesta, se dio una ducha, se puso su traje de Tom Ford y sus zapatos de Louboutin y apareció así de perfecto en la alfombra roja de los Oscars. Posiblemente no sea así y ese peinado perfecto y esa barba impoluta sean el resultado de un equipo de estilistas deliberando durante horas, pero preferimos seguir creyendo en que, de vez en cuando, la naturalidad gana.

Sam Rockwell

Sam (EE. UU., 1968) es un tipo que disfruta en la alfombra roja. Especialmente porque sabe lo que le sienta bien: aquí, da una lección magistral sobre cómo raparse la cabeza sin renunciar a la barba y no parecer un portero de discoteca. Claro que el esmoquin de Giorgio Armani ayuda también: clásico, minimalista, canónico y contemporáneo. Bravo, Sam.

Rami Malek

Este esmoquin negro de Yves Saint Laurent by Anthony Vaccarello es entallado, preciso y con un toque de rock: exactamente lo que necesita Rami (EE. UU., 1981), que concurre arropado por el éxito de Bohemian Rhapsody a defender su nominación a Mejor Actor.

Nicholas Hoult y Joe Alwyn

Moda de altura en una de las imágenes más sofisticadas de la alfombra roja: Nicholas Hoult (Reino Unido, 1989) lleva un traje cruzado de Kim Jones para Dior, y Alwyn (Reino Unido, 1991) un esmoquin de reminiscencias setenteras (atención a la pajarita y a las solapas) de Tom Ford. La elegancia hoy es exactamente esto.

Chris Evans

El esmoquin de terciopelo de Salvatore Ferragamo que viste Evans (EE. UU., 1981) tiene el tono de azul exacto para hacerse notar en una marea de trajes azul marino. Solo por eso vale la pena el riesgo.