_
_
_
_

Por qué Karl Lagerfeld no se quitó las gafas de sol en 51 años

Un novio celoso es el responsable de que el diseñador, que falleció el 19 de febrero, no se desprendiese nunca de sus lentes

Karl Lagerfeld, con sus inseparables gafas, en la Semana de la Moda de París, en julio de 2018.
Karl Lagerfeld, con sus inseparables gafas, en la Semana de la Moda de París, en julio de 2018. Getty

Las gafas de sol son un complemento que, además de proteger del sol, embellece cualquier rostro. Disimula narices excesivamente pronunciadas, ojos caídos y síntomas de cansancio o resaca. Sin embargo, no fue una razón estética la que llevo al diseñador alemán Karl Lagerfeld, que ha fallecido este 19 de febrero a los 85 años, a presentarse en cualquier evento (diurno o nocturno) tras unas gafas de sol oscuras.

Tal y como confesó él mismo al diario alemán ZEITmann, el que fue diseñador de Chanel durante más de tres décadas pasó 51 años usando sus gafas de sol como parapeto.

"Durante ese movimiento me dio con el vaso en el ojo. Ese día tenía por casualidad unas gafas"

Todo empezó una noche en la que sus lentes evitaron que un vaso le saltara un ojo. Desde entonces sus gafas se convirtieron en una medida de seguridad. "Estaba con una amiga en un club cuando, de repente, apareció un hombre con el que ella había tenido un lío amoroso. Cuando me vio con ella, le quiso derramar la copa por la cabeza. Durante ese movimiento me dio con el vaso en el ojo. Ese día tenía por casualidad unas gafas porque soy ligeramente miope", contó. Eso ocurrió en 1967.

"Entonces me di cuenta de que los ojos son lo más preciado que tengo. Y desde entonces no salgo más de casa sin gafas", afirmó. Lo que no quiso contar el diseñador fue quiénes eran la amiga que le acompañaba y el novio celoso.

¿Hay algún motivo más? Sí, según Arnaud Maillard, que fue asistente personal de Lagerfeld durante 15 años. En el libro Karl Lagerfeld y yo, Maillard desvela el motivo: "Como nadie le ve los ojos, aprovecha para echar una discreta cabezadita en las reuniones de trabajo o cuando su interlocutor le resulta aburrido". Al fin y al cabo, las dos razones son compatibles.

Se sentía tan cómodo ocultando su rostro tras sus gafas de sol negras que evitaba quitárselas incluso cuando hacía fotografías. Actividad que practicaba con asiduidad dado que él mismo se encargaba de retratar algunas de sus campañas para Chanel.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_