Así caminaban los primeros animales sobre la Tierra
Un equipo reconstruye los movimientos de uno de los seres que abandonaron el mar por primera vez
Hace menos de tres siglos, los humanos aún creían que el mundo tenía solo unos pocos milenios, 100.000 años según los más osados. Sin embargo, en el siglo XVIII se descubrió el tiempo profundo de la Tierra y aquella historia de miles de millones de años se convirtió en un teatro en el que se podía representar una obra inesperada. La teoría que hizo cristalizar Charles Darwin, según la cual unos animales se van transformando en otros para adaptarse mejor a las circunstancias cambiantes, sugería que la gran diversidad de seres vivos que hoy conocemos había aparecido a partir de un organismo primigenio.
Después del trauma inicial, los científicos abrazaron la idea con entusiasmo y llevan décadas recogiendo fósiles para reconstruir nuestro árbol genealógico e imaginar fascinantes mundos primitivos. Esta semana, en la revista Nature, se publica un trabajo que es casi una máquina del tiempo. Utilizando modelos de computación, robótica y otras tecnologías han conseguido devolver a la vida a Orobates, un animal parecido a un cocodrilo que vivió hace alrededor de 280 millones de años en la actual Alemania.
La forma de caminar del animal sugiere que podría adentrarse en la tierra mucho más de lo que se creía
Este ser nos sirve para saber cómo eran los primeros animales vertebrados que comenzaban a abandonar el mar para colonizar la superficie planetaria. Como existen muchos fósiles de Orobates que, además, están junto a sus propias huellas fosilizadas, los investigadores han podido realizar un escáner tridimensional del esqueleto para construir modelos informáticos con los que reconstruir cómo caminaban. Por un lado, los autores, liderados por John Nyakatura, de la Universidad Humboldt de Berlín, trataron de recrear los movimientos de sus extremidades, su espina dorsal y las articulaciones donde se enganchan.
Para mejorar su modelo, introdujeron imágenes de rayos X de animales similares al Orobates que están vivos hoy, como los caimanes o las salamandras, e integraron esa información para hacer más plausibles los movimientos de la criatura. Y como colofón, crearon un robot al que bautizaron como OroBOT con el que validaron sus predicciones sobre el movimiento que tendría el animal en el mundo real.
Con toda la información recopilada, llegaron a la conclusión de que Orobates caminaba más erguido de lo que habían pensado en un inicio. El animal habría podido alejarse del agua más de lo que se esperaba de aquellos primeros vertebrados que se aventuraron en tierra firme. Ahora, han puesto su sistema a disposición de otros científicos para que puedan hacer este tipo de ingeniería inversa y comenzar a reconstruir el modo en que se movían seres extintos hace millones de años.
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