Otras cosas
Cuando se suprime un telediario se clausura un programa de entretenimiento que no funcionaba
La noticia es que Cuatro dejará de emitir informativos, suponemos que por falta de demanda. O por exceso de oferta, no estamos seguros. Quizá la realidad está tan impregnada de información que no es preciso dedicarle espacios específicos. Hay información en el tejido (y en la etiqueta) de la camisa que te has comprado en las rebajas. La hay en los manteros con los que has tropezado a la salida de los grandes almacenes. También en el coche de la policía que los ha obligado a huir de forma precipitada con sus bultos al hombro. En las comidas y cenas familiares de las recientes fiestas navideñas recibiste más información de la que serás capaz de digerir en los próximos meses acerca de las dificultades laborales y habitacionales de sobrinos, hijos de amigos y parientes varios. Recibes información sobre la vida cada vez que te acercas a los chinos a comprar la lechuga que olvidaste coger en el supermercado. En el recibo del gas o del teléfono, además de la información económica, te dan una teórica sobre el capitalismo rampante y la temperatura de nuestra democracia, que es más o menos la que va a haber este invierno en nuestra casa: fría. Si eres usuario del autobús o del metro, sabes perfectamente en qué punto se halla la epidemia de gripe y cuánto tiempo hace que la gente no se compra unos zapatos nuevos.
En algunos establecimientos públicos dicen a veces por la megafonía que permanezcamos atentos a las pantallas porque carecen de megafonía. En algunos informativos deberían advertir que carecen de información, de información sobre nuestro vuelo al menos. Cierto es que la política está también en otras cosas. De modo que cuando se suprime un telediario se clausura un programa de entretenimiento que no funcionaba.
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