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La segunda vida de las ‘celebrities’ gracias a la telerrealidad

Los 'reality shows' no solo lanzan nuevas estrellas, también otorgan su pico de gloria a famosos en el olvido, como Lindsay Lohan o Mischa Barton

Lindsay Lohan, el pasado 4 de enero, en Estados Unidos.
Lindsay Lohan, el pasado 4 de enero, en Estados Unidos.gtresonline
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Hace ya una década de la tormenta de fotografías de Lindsay Lohan entrando y saliendo de clubs y discotecas del mundo. El mismo tiempo ha pasado desde que empezó su proceso de rehabilitación, lleno de altibajos y que aún genera titulares, según ella, por cada error que comete: cuando confundió a una familia por refugiados sirios, su defensa de Weinstein… “Me gustaría saber por qué la prensa me machaca constantemente. Podría hacer 99 cosas bien y una mal, pero es esa mala en la que se van a centrar”, se quejaba hace unos días en la portada de la revista Paper, en una de las muy contadas entrevistas que ha concedido en los últimos años.

Lindsay Lohan ha tomado el control de lo que se proyecta de ella ahí fuera. No solo a través de sus redes, como el resto de celebrities, o limitando casi a cero su aparición en medios o eventos públicos y mudándose a Dubái, su residencia desde 2015 porque los paparazi están prohibidos; ahora también con su propio reality show para MTV, Lindsay’s Lohan Beach Club, que estrena este martes y con el que espera forzar el cambio de literatura escrita sobre ella. Ya no es Lindsay el juguete roto, la fiestera, el icono juvenil que perdió su camino. “El pasado se queda en el pasado”, continuaba en Paper y repitió en New Yor Times.

Después de que la juzgaran durante años por ir a clubs, ha decidido abrir el suyo propio, en Mykonos, muy cerca de la playa en la que su prometido, Egor Tarabasov, la atacara en 2016. El reality habla de una Lindsay Lohan mujer de negocios, que ha convertido lo peor de su pasado en una nueva forma de vida. Es un programa sin guion, como todo reality, sobre el que ella tiene absoluto control creativo y la retrata como jefa siendo sus empleados los protagonistas del show.

Están los realities que crean famosos y los realities que reciclan famosos o sirven como apoyo para auparles. Entre la primera clase, está Gran Hermano; en la segunda, los Gran Hermano VIP, los Dancing With the Stars, o los familiares como Las Kardashians o Wahlburgers, por ejemplo, el programa de la cadena de hamburgueserías de los hermanos Wahlberg que Mark, el más rico de todos apoya, pero en realidad es fuente de ingresos y popularidad para los otros dos, Donnie y Paul.

El nuevo reality de Lindsay también está entre los últimos. Para la actriz este es el primero porque nunca llegó a participar en el que protagonizaron su madre y su hermana Ali, Living Lohan, precisamente, cuando ella vivía los peores momentos de su carrera. De aquello, y de cómo su madre perdió el control creativo, también ha aprendido. El suyo se enmarca también en una tradición de realities personales, que vivieron su apogeo hace una década o más, antes de que el boom de las redes sociales abriera los mundos privados de esos famosos y la curiosidad se saciara. Fueron programas que triunfaron, sobre todo, aireando los trapos de pareja. Como el programa de Britney Spears y su marido Kevin Federline; o el que tuvieron Bobby Brown y Whitney Houston, incitado por él; o el de Kevin Jonas, el mayor de los Jonas Brothers, y su mujer Danielle Deleasa, intentando buscar una ocupación tras abandonar la música. Jessica Simpson también trató de rentabilizar su vida romántica en esa época con su entonces marido Nick Lachey, y el show duró casi tanto como su matrimonio. Ahora su hermana, Ashlee Simpson, que ya hizo sus pinitos en la telerrealidad, ha recuperado el formato con un nuevo programa estrenado en septiembre, Ashlee+Evan, en el que mete las cámaras en su vida familiar, con su hija y su marido, Evan Ross, hijo de la cantante Diana Ross.

Algunas de las Kardashian (Khloé, Rob) también lo han intentado por separado y en pareja, una prueba más de que, aunque se tienda a pensar que las redes sociales son ahora la fuente de la celebridad, la televisión no ha perdido su poder. Por algo las Kim Kardashian no abandona su programa. Y para estrellas de otro tiempo con ganas de volver al candelero la telerrealidad sigue siendo la respuesta. Hay casos muy recientes, como el de Mischa Barton. Actriz de la serie The O.C., icono de moda momentáneo, como Lohan vio cómo su aura se desvanecía y destruía en fotos y titulares críticos. Ahora regresa como una de las protagonistas en el relanzamiento de uno de los realities más populares de la primera década del siglo XX, The Hills. El mismo que dio sus cinco minutos de fama (y algo más) a Lauren Conrad, Kristin Cavallari o Audrina Patridge.

De izquierda a derecha: Kris Jenner, Khloé Kardashian, Kendall Jenner, Kourtney y Kim Kardashian, Caitlyn y Kylie Jenner, y la pequeña North West, en una imagen de 2017.
De izquierda a derecha: Kris Jenner, Khloé Kardashian, Kendall Jenner, Kourtney y Kim Kardashian, Caitlyn y Kylie Jenner, y la pequeña North West, en una imagen de 2017. getty images

Denise Richards es otra de las actrices que ha anunciado su regreso a la pequeña pantalla y a un reality. Tras su sonado divorcio con Charlie Sheen al que ya sacó rédito en el programa Denise Richards: It’s Complicated, creado por el mismo productor que el de las Kardashian, Ryan Seacreast, la intérprete quiere recuperar su imagen mediática y se ha unido al equipo de The Real Housewives of Beverly Hills, uno de esos shows que lo mismo produce nuevas famosas, como Yolanda Hadid (la madre de Gigi y Bella Hadid) o Lisa Vanderpump, como les da una segunda vida a las que un día lo fueron, como Richards o Lisa Rinna.

Aunque en menor medida, en España también hay famosos carne de reality. Es el caso de la familia Campos que, en un intento de imitar al clan Kardashian, María Teresa Campos y sus hijas Terelu Campos y Carmen Borrego han televisado durante 2018 algunos de sus momentos más íntimos, donde no han faltado viajes y conversaciones personales. Otro ejemplo ha sido la participación del cómico Ángel Garó en la última edición de Gran Hermano VIP. Poco se sabía del famoso humorista que encandiló a la audiencia en los años noventa hasta estos últimos años cuando, además de acaparar titulares porque su expareja le denunció por malos tratos, ha sido uno de los concursantes más queridos de la última edición de GH VIP. Lo mismo le ha ocurrido en el mismo reality a El Koala, el artista que se hizo famoso en 2006 por su único tema Opá, yo voy a hacer un corral; o al también cantante Francisco, que resurgió el año pasado en Supervivientes tras una mala época de altibajos profesionales y problemas económicos.

De izquierda a derecha, Carmen Borrego, María Teresa y Terelu Campos, en la casa familiar.
De izquierda a derecha, Carmen Borrego, María Teresa y Terelu Campos, en la casa familiar. SAMUEL DE ROMAN

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