5 fotosSeis libros de esta semanaReseñas de obras de Antonio Soler, Rosa Montero, Eduardo Rodrigálvarez y Luna Miguel, entre otros autoresEl País10 dic 2018 - 12:12CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceSi alguien quiere tener una idea global de la Teología de la Liberación, en sus distintas vertientes y en los varios continentes, encontrará en esta obra del teólogo Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y de Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, una orientación detallada. Se trata, de hecho, de una obra de convincente madurez teológica. El autor figura entre los mejores conocedores y cultivadores de este tipo de teología en Europa. Ha seguido y compartido el nacimiento, la construcción, la evolución, las turbulencias y la consolidación de las Teologías de la Liberación, en sus más de 40 años de existencia. No solamente presenta las intuiciones básicas de estas teologías, sino que él mismo es un teólogo de la liberación en el contexto europeo. De ahí el alto valor que demuestra este trabajo. Por LEONARDO BOFFA Marta Rebón le debemos la traducción de varias obras maestras: Vida y destino, de Grossman; Las almas muertas, de Gógol; Una saga moscovita, de Aksiónov… La lista completa sería apabullante. Rebón (Barcelona, 1976) es una gran traductora porque simpatiza con cada libro que vierte al español o al catalán. Es precisa y flexible, y también arriesgada. Todas estas cualidades caracterizan En la ciudad líquida, su primera obra propia, un libro en la tradición de Praga mágica, de Angelo Maria Ripellino; El Danubio, de Claudio Magris, o El viaje, de Sergio Pitol, invocado en estas páginas como modelo. Es decir: un sabio manual de la literatura como forma de vida. Pero al contrario de los citados, Rebón no realiza un ejercicio de critica literaria, sino de simpatía biográfica. Por CARLOS PARDOCuando los Giants ganan la World Series, la calle Market de San Francisco se llena de forofos provenientes de Silicon Valley. Llegan en coche porque necesitan compartir ese momento con la muchedumbre aunque vivan en cualquiera de las poblaciones de la Bahía donde hoy se encuentran Apple, Google o Facebook. Esas peregrinaciones ocasionales llevan a Deyan Sudjic a preguntarse por el modelo de ciudad que están creando empresas que, más que urbanizar un territorio, suben el precio del terreno donde se asientan. Sudjic advierte de que si cualquier cosa puede definirse como ciudad (recuerden: la Ciudad Financiera del BBVA, la del Santander, la de las Artes…), esta corre el riesgo de no significar nada. Moldeadas tradicionalmente por la estrategia militar, los ríos o la industria, hoy es la economía la que dibuja las ciudades anteponiendo el beneficio económico —como fondo de inversión o destino turístico— a cualquier otro objetivo. Por ANATXU ZABALBEASCOALa circunstancia de Ortega vale, pero el yo se ha vuelto muy complejo. Somos un yo que en realidad es una multitud, un número de esos que nos cuesta imaginar: billones. Cada organismo está compuesto de millones de millones de células, sí, pero también de microbios con los que vivimos en una maravillosa simbiosis, dice Ed Yong. Aunque es un número difícil de precisar, y del que se han dado muchas variantes, “las últimas estimaciones dicen que tenemos alrededor de 30 billones de células humanas y 39 billones de células microbianas”. Yo contengo multitudes nos cuenta quiénes son y qué hacen esos compañeros de viaje que nos pueblan y sin los cuales no seríamos. Por ANTONIO CALVO ROYAunque escribía desde adolescente, Elizabeth Dotten (1829-1913) sólo accedió a la notoriedad cuando comenzó a tomar el “dictado” de poetas como Edgar Allan Poe y William Shakespeare, entre otros. Aún faltaba algo más de medio siglo para que Harry Houdini denunciase a médiums y espiritistas, y la creencia en la posibilidad de una comunicación con los muertos se extendía (a modo de consuelo) a la misma velocidad con la que estos se multiplicaban en los campos de batalla de la guerra civil estadounidense. “Debido a mis tendencias poéticas naturales”, afirmó Dotten, “atraigo la influencia de almas similares, y cuando yo lo deseo o cuando ellas tienen la voluntad de hacerlo proyectan sus peculiares inspiraciones sobre mí, y yo les doy expresión de acuerdo con mis capacidades”. Amado Nervo (se sabe) escribió su último libro en 1949; tuvo la sagacidad de morirse 30 años antes y dictárselo a una médium (según ésta), pero las colaboraciones póstumas no carecen de dificultades: Más allá de la muerte no se parece en nada a un libro de Amado Nervo, pero el Poe de Dotten es bastante verosímil y su Shakespeare no está mal. Por PATRICIO PRON