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“Los permisos iguales e intransferibles son injustos porque ignoran las necesidades de los bebés”

Patricia Merino, antropóloga y autora de 'Maternidad, Igualdad y Fraternidad', defiende que tampoco resuelven los problemas actuales de las madres

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Los permisos iguales e intransferibles dicen satisfacer una demanda de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el mercado laboral y, además, facilitar a las familias la conciliación incluyendo a los padres en los cuidados. Sin embargo, la regulación de un asunto que tiene que ver con la maternidad sin contar con las propias madres ha llevado a la Plataforma de madres feministas por la ampliación y transferibilidad de los permisos (PETRA) a reclamar su espacio y a poner voz a todas las mujeres que no comparten dicha propuesta. Entre ellas, Patricia Merino, antropóloga y autora de Maternidad, Igualdad y Fraternidad (Clave Intelectual, 2017), quien plantea que estamos ante unos permisos injustos “porque ignoran olímpicamente las necesidades de los bebés, los futuros ciudadanos, en la época más vulnerable de su vida”. Y no es la única crítica. Desde PETRA mantienen que con la actual propuesta de permisos no solo no se solucionan los problemas a los que se enfrentan las madres en la actualidad, sino que se sigue dando prioridad al trabajo remunerado por encima de los cuidados y se sigue discriminado a familias como las monomarentales. Y porque padres y madres no somos iguales e intransferibles.

PREGUNTA: Desde PETRA defendéis la necesidad de unos permisos transferibles. ¿Por qué son injustos los permisos iguales e intransferibles?

RESPUESTA: Son injustos porque es una ley que regula la etapa de la crianza temprana, y sin embargo, ignora olímpicamente las necesidades de los bebés, los futuros ciudadanos, en la época más vulnerable de su vida. Son injustos porque en el país de Europa que desde hace décadas dedica menos porcentaje de su presupuesto a infancia y crianza, cuando por fin se destina algo a esa partida resulta que no se asigna a las criaturas o a las madres que han gestado, parido y que amamantan, sino a los padres. La rápida admisión a tramite en el Parlamento de este proyecto de ley y la repentina desaparición de los impedimento presupuestarios que siempre hubo para ampliar los permisos maternos se debe sencillamente a que esta propuesta encaja en una organización patriarcal de la sociedad, que siempre ve con buenos ojos otorgar recursos y privilegios a los varones.

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Por otro lado los permisos iguales e intransferibles también son injustos desde un punto de vista social. Más del 40% de las mujeres españolas en edad laboral no tienen un empleo formal, por eso, el 30 % de las criaturas que nacen en España no tienen una madre con derecho a prestación por maternidad. Paradójicamente, son posiblemente estas familias las que más necesitarían apoyo económico por parte del Estado y sin embargo son las que cuentan con dos empleos decentes las que más recursos recibirán mediante estas prestaciones.

P: ¿Cómo serían unos permisos de maternidad y paternidad más justos para todas las familias?

R: En PETRA defendemos unos permisos que lleguen al año y transferibles. Antes del año es muy poco saludable que un bebé vaya a la guardería, y los permisos deben ser transferibles porque un buen número de mamás querrán posiblemente cuidar más allá de las 16 semanas. Esto no es porque las madres sean bobas y estén colonizadas por mandatos patriarcales. Para la mayoría de las madres jóvenes de hoy la maternidad es un deseo y una opción fruto de una decisión tomada en libertad y con conocimiento, e incluso a veces con una intención que podríamos llamar política de crear un mundo diferente.

La transferibilidad permite que muchas madres tomen la parte del tiempo transferible que quieran, pero también permite que las familias que opten por un reparto estrictamente igualitario de los permisos lo hagan. También que las familias monoparentales dispongan del mismo tiempo de licencia remunerada que las familias biparentales. Con unos permisos iguales e intransferibles no se resuelve ninguno de los problemas a los que las madres se enfrentan hoy: las mujeres privilegiadas podrán tomar una excedencia, pero muchas otras no tendrán otra opción más que reincorporarse al empleo en contra de su deseo y del bienestar de su bebé, otras optarán por dejar el mercado laboral y acogerse al paro como sustituto de lo que debería ser una baja parental larga, mientras que un permiso de un año permitiría a muchas más mujeres permanecer en su puesto de trabajo.

P: Hasta ahora la única propuesta que había tenido voz había sido la de PPINA pero vosotras reclamáis que se abra un debate en torno a la cuestión de los permisos y que se tenga en cuenta la opinión de expertos en salud perinatal pero también la de el resto de madres. ¿Sentís que faltan voces en la decisión de llevar a trámite su propuesta?

R: Esta proposición de ley se ha diseñado sin preguntar a las madres qué es lo que ellas quieren y necesitan. No se han tenido en cuenta las demandas de colectivos de mujeres que hace décadas ya pedían una ampliación del permiso materno. No existen grupos de padres que históricamente vengan reclamado estos permisos que ahora se pretende otorgarles. La opinión de las madres no se sabe y no interesa, no hay estudios de opinión serios que recojan las preferencias de las madres, cómo ellas diseñarían los permisos a la luz de los existentes en otros países de Europa, y no es casual que no existan. Los expertos saben que sería un clamor por la ampliación de los permisos para las madres, y por eso no se han hecho.

Para nosotras en PETRA está claro que no es sensato sacar adelante esta ley sin contar con la opinión de las madres y sin realizar además informes y jornadas que pongan al alcance de la clase política y la ciudadanía conocimiento experto relativo a la etapa de la crianza que esta ley regula.

P: Partiendo de que ni todas las mujeres tenemos trabajo bien remunerados o valorados, y que no para todas es posible o deseable la “proyección” laboral, ¿es compatible este modelo que prima la producción con los cuidados?

Las palabras “madre” y “parto” han sido suprimidas casi por completo, en vez de “partos” se habla de “nacimientos”, y las madres se convierten en la/el progenitor 1 o 2

R: Obviamente no. Creo que actualmente entre las clases políticas de todos los colores ideológicos hay en lo relativo al tema de los cuidados una tremenda ignorancia si no hipocresía. Por un lado se habla mucho de poner la vida en el centro y de revalorizar los cuidados, pero lo cierto es que a la hora de legislar, de crear derechos y asignar presupuesto lo único que se valora verdaderamente es el empleo. La economía feminista ha hecho una de las críticas más profundas e inteligentes al capitalismo al desarrollar el discurso de los cuidados. Pero a la hora de pasar a la acción política a menudo reniega de su propio análisis, toma una posición pragmática y acata el dogma que establece que lo único realmente valioso en nuestra sociedad es el empleo. La idea de que remunerar los cuidados es pernicioso para las mujeres porque las aleja del empleo ha sido uno de los principios del feminismo hegemónico en las últimas décadas. El problema es que en el mundo en que vivimos no hay valorización posible si no es a través de la remuneración, por lo que las prestaciones monetarias y la remuneración de los cuidados, si bien es obvio que hoy no van a alcanzar a los niveles de remuneración del mercado, son un elemento imprescindible en el camino hacia esa valorización.

P: La cultura y la sociedad influyen de manera inevitable en las prácticas maternales. ¿Es posible criar de manera saludable en el contexto actual?

R: Bueno nuestras sociedades tardocapitalistas urbanas están bastante en las antípodas de una sociedad ideal para una crianza valorizada y tranquila. No sé si es posible criar de manera saludable hoy, lo que es seguro es que las estructuras socioeconómicas lo van a poner difícil, por eso, es importante contar con prestaciones que puedan ser instrumentos para lidiar con una realidad de marginalización social de la maternidad, la crianza y la infancia. Creo que quienes se proponen criar de manera saludable hoy generalmente tienen que adoptar de una u otra manera estrategias de resistencia frente al sistema.

P: En ocasiones se utilizan argumentos biológicos para reflejar las necesidades de los bebés y niños pequeños. Sin embargo, no sé si es “eficaz” introducir una información científica en un debate político o son necesarias otras miradas teniendo en cuenta precisamente la influencia inevitable de la cultura.

R: Nosotras no renunciamos a los argumentos biológicos. Muchas mujeres de PETRA son profesionales del ámbito de la salud perinatal y materna. Pero es cierto que PETRA nace con la vocación de proveer de un discurso genuinamente político a las madres y a quienes defienden el valor de la maternidad y la crianza como aportaciones sociales fundamentales. Es lícito defender la necesidad de más tiempo de permisos transferibles como un derecho a la salud, pero para nosotras es fundamental insistir también en el déficit democrático que supone esta ley: diseñar una ley sin contar con la opinión y la experiencia de quienes son las protagonistas del hecho que se regula; la desaparición de las madres en el texto de la ley; y que mientras que los padres reciben cuatro meses remunerados al 100%, a las madres no se les asigne ni un día más de permiso.

Finalmente sostener que los permisos no pueden ser transferibles porque “si lo fueran las mujeres se los cogerían, y eso es malo para ellas” es un planteamiento paternalista

Además, si se implementara una ley de permisos iguales e intransferibles se estaría imponiendo un modelo muy determinado de crianza: un modelo que podríamos llamar constructivista–adultocéntrico; y se impondría a través de políticas de ingeniería social, en una especie de despotismo ilustrado postmoderno. Finalmente sostener que los permisos no pueden ser transferibles porque “si lo fueran las mujeres se los cogerían, y eso es malo para ellas” es un planteamiento paternalista, arrogante y displicente hacia las madres, y hasta tiene tintes misóginos: se asume que las madres –pobres seres emocionales-irracionales– no saben cuáles son realmente sus intereses, y por eso es necesario que una instancia superior guíe sus actos hacia la igualdad.

P: La maternidad, ¿sigue siendo un tabú en nuestra sociedad o va saliendo del armario?

R: El propio texto del proyecto de ley de permisos iguales e intransferibles es un buen ejemplo de cómo en nuestra sociedad la maternidad está efectivamente encerrada en un armario. Es invisible. Las palabras “madre” y “parto” han sido suprimidas casi por completo, en vez de “partos” se habla de “nacimientos”, y las madres se convierten en la/el progenitor 1 o 2, en el texto de la ley se consuma una negación de la maternidad. PETRA pretende ser una fuerza que contribuya a que las madres salgan del armario, estamos creando tejido social, redes y canales para que las madres puedan construir su propio discurso y tener voz en la arena política.

P: ¿Nos faltan historias honestas o más visibilidad a esas historias que acaban fagocitadas por el ideal imperante de madre?

R: Creo que en los medios de comunicación alimentan ideales femeninos que son muy dañinos para las mujeres en general, pero más aun para las mujeres menos privilegiadas. Afortunadamente en Internet hay una miríada de redes, colectivos, blogs, etc. de mujeres y de madres que hablan desde sus experiencias reales y sin filtros, y estos intercambios son fuente de apoyo y de conocimiento para las mujeres hoy.

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