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Kate Moss se rebela contra el paso del tiempo y los estándares de belleza

La 'top model' de los años 90 rechaza ser "esclava" de las críticas instantáneas que imperan actualmente y admite que su hija entra a una industria de la moda más difícil

Kate Moss, durante la gala del Museo Metropolitano de Nueva York de 2018.
Kate Moss, durante la gala del Museo Metropolitano de Nueva York de 2018. CORDON PRESS
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Kate Moss ha superado las cuatro décadas de edad, una situación que suele desgastar a muchas modelos de alto calibre, pero a ella no. Además de permanecer como una de las top más demandadas de la industria, la londinense colabora con la edición británica de la revista Vogue, ha diseñado colecciones cápsula para Topshop y Longchamp y actualmente es dueña de su propia agencia de modelos: Kate Moss Agency. De esta forma, la icónica modelo de 44 años, que hizo una fortuna en los años 90 por representar a la antimodelo con su cuerpo sin curvas y pechos pequeños, sigue avanzando a paso firme para mantenerse como una de las leyendas del mundo de la moda. 

En la última edición de la revista Harper´s Bazaar, la maniquí confiesa que hasta el día de hoy le cuesta creer que haya podido destacar en una industria que tenía a Naomi Campbell, Linda Evangelista y Christy Turlington en el podio. "Yo nunca pude compararme con esas chicas", cuenta Moss. "Yo no medía 1,80 metros, yo no estaba tan en forma como ellas. Yo era diferente y por eso me contrataron", afirma la británica que fue descubierta a los 14 años cuando volvía de unas vacaciones familiares en Las Bahamas.  

Pero en su época cumbre, la maniquí no solo protagonizaba portadas por su estilo único y su actitud relajada, sino también por sus fiestas y sus excesos con el alcohol y las drogas. Desde que empezó una relación con el músico Pete Doherty en 2005, Moss se convirtió en la comidilla de los tabloides británicos, quienes no dejaban pasar oportunidad para hablar de su regreso a la vida nocturna y publicar fotografías de la pareja bebiendo y consumiendo cocaína. Un escandaloso período que derivó en un veto masivo a la modelo sobre las pasarelas y en el fin de contratos con muchas marcas como Chanel, Burberry o H&M.

Si bien ese estilo de vida es ya parte de su pasado, la británica ha tomado medidas para mejorar su presente y sobre todo, para disminuir el estrés por su aún apretada agenda. "He aprendido a cuidarme un poco más ", revela quien fue la maniquí más joven en protagonizar una portada de Vogue UK. "Hago yoga todos los días, apenas salgo y cuido mucho más de mi piel, que de alguna forma me ha aguantado", añade. "Las cosas malas que he hecho usualmente tienen su efecto, y la verdad he tenido mucha suerte en ese aspecto, pero hay que trabajarlo", admite la también empresaria.  

Kate Moss, en Mónaco en 1999.
Kate Moss, en Mónaco en 1999.Cordon Press

Respecto a la obsesión que tiene el mundo por la eterna juventud y las fuertes críticas a las que son sujetas las modelos si no envejecen agraciadamente, Moss solo tiene algo para decir: "Ya estoy acostumbrada". Según cuenta la modelo, su aspecto físico siempre fue objeto de análisis, incluso cuando era una adolescente. Uno de los recuerdos que destaca en la revista se refiere a cuando el fotógrafo Mario Testino inspeccionaba su piel en búsqueda de imperfecciones antes de cualquier sesión. "Él ponía sus anteojos cerca de mi cara como si fueran una lupa magnificadora y yo sacudía mi cabeza para que él no se pudiera concentrar", recuerda Moss, sacando a relucir ese lado rebelde que siempre la caracterizó.   

"Ayuda el que no me tomo tan en serio", añade la británica. "Uno no quiere ser esclavo de la belleza. No me malinterpretes, Yo amo los productos de belleza más que nunca –a medida que envejeces, más cosas tienes para ocultar–, pero no estoy obsesionada. Incluso cuando salgo, me cuesta mucho usar pestañas postizas y ese tipo de cosas". 

De hecho, quien se encarga hoy de darle consejos de belleza es su hija de 16 años, Lila. "Ella y sus amigas siguen blogs de belleza y cuentas de Instagram [de estilo], así que viene y me dice: 'Mamá, tienes que probar esto'. Ella es experta en counturing [técnica de maquillaje para afinar el rostro] y ese tipo de cosas, que seguro me las hacen cuando estoy trabajando, pero yo nunca presto atención porque estoy muy ocupada hablando", afirma.   

Lila es la clara heredera de la top model que tuvo a su hija con el empresario Jefferson Hack. Tras aparecer en la portada de Vogue Italia junto a su famosa madre en 2016, Lila ha sido presentada el mes pasado como la nueva imagen de la línea de belleza de Marc Jacobs. Naturalmente, Moss apoya incondicionalmente la carrera de su hija, e incluso es uno de los nuevos fichajes de la agencia de modelos que fundó en septiembre de 2016.

Y si bien admite que Lila entra en una industria más difícil por el "juicio instantáneo" que suponen las redes sociales, ella espera que su hija pueda celebrar su individualidad y que si en algún momento se choca con comentarios negativos, su ejemplo pueda servirle de inspiración. "Yo no estoy obsesionada conmigo misma, así que espero que eso se le pegue", concluye la modelo. 

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