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Consultorio ICON: “Consumo porno y me meto en chats eróticos, ¿estoy siendo infiel a mi novia?”

Respondemos a un lector que tiene dudas sobre si las dimensiones de su deseo sexual son compatibles con su relación, pero no quiere encontrar la respuesta en su pareja

La experta en relaciones Melanie Chilling incluyó en los sospechosos de "microcuernos" a "cualquier persona que esté teniendo conversaciones privadas a través de Internet y apague rápidamente el ordenador cuando su pareja entra en la habitación"
La experta en relaciones Melanie Chilling incluyó en los sospechosos de "microcuernos" a "cualquier persona que esté teniendo conversaciones privadas a través de Internet y apague rápidamente el ordenador cuando su pareja entra en la habitación"
Guillermo Alonso

Veo porno a espaldas de mi pareja y en ocasiones me meto en chats para mantener conversaciones eróticas con desconocidas. Es algo que, por supuesto, no le cuento a ella. Pero creo que eso no afecta a nuestra relación: quiero a mi novia igual que siempre, practicamos sexo con la misma normalidad y frecuencia y, para mí, ambas cosas representan dimensiones diferentes de mi deseo sexual. Pero el otro día se lo comenté a un amigo y me dijo, poco menos, que le estaba poniendo los cuernos. ¿Se puede entender lo que hago como cuernos? ¿Es infidelidad masturbarme con material pornográfico? ¿Y tener conversaciones eróticas por chat con desconocidas si nunca llega a nada más que eso? ¿Podría llegar a afectar a nuestra relación o a causarme problemas mí mismo? (Enrique)

Internet es un sitio curioso: si una mitad es porno (en realidad es mucho menos, solo el 4 por ciento), la otra mitad es una maraña de sitios web con mensajes moralistas y fundamentalistas sobre lo malo que es el porno. Atención a este artículo del presentador Phil McGraw en la edición estadounidense de HuffPost en el que afirma que ver porno no está bien y debes elegir entre el porno o tu pareja. O a este otro de la liga antiporno Fight the new drug, que dice que "una pareja comprometida es muy sexy, pero una persona sola delante de un ordenador no" (se ve que no están al tanto de la mecanofilia, la atracción sexual con las máquinas y electrodomésticos). Alguien se atrevió incluso a afirmar en el Senado de los Estados Unidos que el 56 % de los divorcios en aquel país estaban causados porque uno de los esposos veía porno. 

Lo de los chats, Enrique, ya es un poco más complicado. Y aquí podemos abrir el melón de los "microcuernos", un nuevo término que está alimentando artículos y artículos en los últimos meses

¡Porno! ¡Extraterrestres! ¡Comunistas! ¡Venezuela! Lo mejor de Internet es que mientras uno busca estos estudios sobre si el porno puede llevar o no al divorcio, Google le devuelve –junto a webs de psicología y de abogados– resultados como "Madre divorciada solo quiere follar" en Pornhub

Antes de responder a tu pregunta, querido Enrique, miremos las estadísticas. Esta encuesta llevada a cabo este año arrojó como resultado que el 77 % de los españoles no consideran que ver pornografía a espaldas de tu pareja cuente como infidelidad. Por si te sirve de consuelo, tu amigo se encuentra en una minoría. Pero lo que está claro es que su comentario ha causado en ti una preocupación que te ha llevado a escribirnos, así que aquí hay algo más. 

Elena Requena, sexóloga y terapeuta de pareja, aclara que tu problema (por si te consuela) "es un contexto bastante habitual y que se da en muchas parejas. Cada uno, de forma individual, vivimos nuestra erótica de una forma peculiar que se va moldeando a lo largo de la vida y en relación a los encuentros con el otro/os que vamos teniendo. Dicho esto, la fidelidad es algo que el ser humano ha inventado y que ponemos en práctica según nuestra cultura. La fidelidad es vivida en cada relación de una forma diferente y según unas consignas o unos acuerdos. Te preguntaría, por ejemplo, si esa conversación se ha dado en algún momento con tu pareja y qué opina ella".

"Centrándonos más en el tema del visionado de porno", continúa Requena, "te aconsejaría que hicieras una reflexión sobre qué es lo que buscas cuando lo haces. Lo más probable es que simplemente lo utilices como una actividad para distraerte y para conseguir una excitación rápida. Si tú piensas que esta actividad te genera angustia o está fuera de control, podrías pensar en consultar con un profesional. Por otro lado, considerarlo una forma de infidelidad solo sería valorable si lo pusieras en común con tu pareja y conocieras su opinión. Personalmente, no lo consideraría una infidelidad. Como ves, cada persona tiene su propia balanza respecto al tema, como ocurre con tu amigo".

Lo de los chats, Enrique, ya es un poco más complicado. Y aquí podemos abrir el melón de los "microcuernos" (en inglés, microcheating), un nuevo término que está alimentando artículos y artículos de estilo de vida en la prensa de todo el mundo en los últimos meses. Los cuernos físicos, por así llamarlos, son incontestables: tu pareja ha besado, tocado íntimamente o intercambiado fluidos con otra persona. Y a partir de ahí, puedes perdonarla, abandonarla o arrojarle una copa de vino a la cara. Pero lo de los "microcuernos" es un área más difícil de explorar y, además, una en la que los celos campan a sus anchas y llenan todo de minas (no, que tu pareja tenga amigos y amigas íntimos no son microcuernos).

"Podrías probar a preguntárselo a tu pareja: "He hecho esto, ¿te molesta? ¿Te sientes traicionada? ¿Debo dejar de hacerlo?", recomienda la sexóloga Elena Requena

La experta en relaciones Melanie Chilling incluyó en los sospechosos de esta práctica, en una charla con HuffPost Australia, a "cualquier persona que esté teniendo conversaciones privadas a través de Internet y apague rápidamente el ordenador cuando su pareja entra en la habitación". Vaya, eso te incluye a ti. Pero ojo: esa es la idea de la fidelidad que tiene esta tal Melanie y que no tiene por qué ser la tuya y la de tu pareja. Aunque Elena Requena también ve ahí un área peligrosa: "En las conversaciones eróticas estableces contacto con otra persona", argumenta. "Digamos que de alguna forma se produce un intercambio más o menos íntimo".

Por eso, según el nivel de confianza que tengáis en vuestra relación y previendo si su reacción será comprensiva o una explosión nuclear en vuestra casa, podrías probar a preguntárselo: "He hecho esto, ¿te molesta? ¿Te sientes traicionada? ¿Debo dejar de hacerlo?". "Quizás sirva para establecer una vía de comunicación más enriquecedora y que mejore vuestra vida erótica", añade Elena. "También te invitaría a pensar acerca de qué buscas en esas conversaciones, y si quizás te gustaría ponerlo en práctica con tu pareja. Diría que contarlo es mejor a que lo descubra en un momento dado por sí misma. Si se diera esa circunstancia podría sentirse engañada y decepcionada. Muchas veces esto puede hacer más daño que el hecho en sí mismo".

Imagínate que se lo dices y ella responde: "No pasa nada, cariño, yo también veo porno y mantengo conversaciones calientes por Internet con otros hombres?". ¿Te molestaría? ¿Te sentirías engañado por tu novia? Si es así, amigo, ahí tienes tu respuesta. 

*¿Tienes dudas sobre relaciones, sexo, trabajo, moda, protocolo y sobre cómo gestionar la vida en el siglo XXI en general? Escríbenos a consultoriodeicon@gmail.com e intentaremos ayudarte

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Sobre la firma

Guillermo Alonso
Editor web de ICON. Ha trabajado en Vanity Fair y Telecinco. Ha publicado las novelas ‘Vivan los hombres cabales’ y ‘Muestras privadas de afecto’, el libro de relatos ‘La lengua entre los dientes’ y el ensayo ‘Michael Jackson. Música de luz, vida de sombras’. Su podcast ‘Arsénico Caviar’ ganó el Ondas Global del Podcast 2023 a mejor conversacional.

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