‘Mentiras arriesgadas’ | No te fíes de las recomendaciones paternales de Internet
Así que me gustaría pedir claridad, organización y sinceridad a todas las páginas que dan consejos
Los médicos lo advierten: nunca busques en Internet tus síntomas, porque siempre encontrarás algo mucho más alarmante que lo que tienes. Esto, en versión paternal se traduce en: no te fíes de las recomendaciones infantiles de la Red, porque siempre encontrarás algo mucho más feo y menos adecuado de lo que prometían.
Y es que agotados mentalmente de pensar planes interesantes para ir con los críos, y hartos de jugar siempre en el mismo parque con las mismas colillas y cacas de perro, acudimos en busca de ayuda. ¿De un terapeuta? No, de agendas familiares online y blogs de paternidad.
Se supone que almas caritativas y padres hipermotivados dejan sus crónicas de manera generosa para que otras familias sin ideas puedan vivir fines de semana de ensueño. Y les hacemos caso... hasta que empezamos a acumular decepciones.
Porque muchos de los “recomendados” pagan por publicidad encubierta y porque muchas Mentiras arriesgadas de estas te hacen perder tiempo, dinero y confianza en la humanidad.
Así que me gustaría pedir claridad, organización y sinceridad a todas las páginas de recomendaciones.
Empecemos por lo fácil: las edades. No es lo mismo un crío de dos y medio que uno de ocho. Si me lo metes todo en el mismo artículo de “actividades para niños”, siempre habrá sorpresas desagradables.
Después, separemos información y recomendación (en especial, si hay pasta de por medio.) Entiendo que una agenda deba informar de todas las propuestas, pero si no las ha experimentado con niños o sabe que es un truño infame, que se guarde los elogios.
Y tercero, seamos exigentes. En el arte aún puede entrar el factor gusto, y lo que a mí me parece una tomadura de pelo, al redactor le puede haber fascinado. Pero lo de los restaurantes ya es de juzgado de guardia, porque eso sí es objetivo.
Si un local aparece recomendado en “restaurantes para ir con niños”, debería incluir mucho más que el menú infantil de pasta y pollo. (Porque eso lo podemos pedir en cualquier sitio. Y no sé los vuestros, pero mi hija come de todo y según el día no le gusta nada).
Pensemos por ejemplo en:
- Área de juegos: un rinconcito con pizarra o papeles para pintar, muñecos, juegos... No es caro y funciona muy bien.
- Tronas: no vale tener un par de esas baratas, con el cinturón roto, o un asiento adaptable que los camareros no saben instalar. Compra por lo menos 6, que las familias acostumbramos a coincidir el mismo día, y las amortizarás seguro.
- Cubiertos de plástico, pequeños y que eviten hemorragias.
- Espacio para guardar los cochecitos sin que los camareros se choquen.
- Cambiador en los lavabos.
Actitud: Ya es un plus si el personal sonríe a los niños.
Además, si los usuarios-espectadores compartimos nuestros comentarios después de la experiencia, ayudaremos a separar las recomendaciones auténticas de la publicidad encubierta o de las propuestas cerradas que siguen anunciadas, por ejemplo, y otras familias sin ideas nos lo agradecerán.
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