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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los apuros de Macron

La crisis por la que atraviesa el presidente francés le debilita en la Unión Europea

Emmanuel Macron durante el homenaje a Charles Aznavour.
Emmanuel Macron durante el homenaje a Charles Aznavour.Marc Piasecki (Getty Images)

El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha enfrentado desde el verano a una cadena de dimisiones en su Gobierno, la última, la del ministro del Interior, Gérard Collomb —uno de sus partidarios de primera hora—, y a una serie de meteduras de pata, más o menos trascendentes. Pese a este evidente desgaste, reflejado en las encuestas de popularidad, reitera que seguirá adelante con sus planes, que incluyen una revisión de la Constitución, que detalló el jueves con motivo del 60º aniversario de la V República, y una reforma del sistema de pensiones.

Macron, de 40 años, sigue contando con una amplia mayoría parlamentaria para sacar adelante sus reformas, y ha demostrado, al enfrentarse durante sus primeros meses a sectores tan combativos como los ferrocarriles, que no se dejará doblegar por las movilizaciones populares, ante las que se retrajeron otros presidentes que empezaron con ímpetu.

Editoriales anteriores

Toque a Macron (02/08/2018)

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De los seis ministros más importantes que nombró hace 16 meses solo queda uno: Jean-Yves le Drian, en Exteriores. Su ministro más popular, el veterano ecologista Nicolas Hulot, anunció su dimisión en una radio antes que al propio presidente. El caso de Gérad Collomb es todavía más dañino por la cartera que ocupa –Interior, en un país que ha sufrido atentados terribles recientes–, por la cercanía al presidente –en una época comían todos los lunes– y porque fue uno de los primeros socialistas que se pasaron a su proyecto cuando nadie creía que se convertiría en presidente. Collomb, además, confirmó su dimisión en un claro desafío a Macron, que le había pedido que esperase. Pese a todo, dado que la oposición sigue desarticulada y que su mayoría parlamentaria se mantiene, sus apuros pueden retrasar, pero no impedir, su agenda de gobierno.

El problema que plantea la debilidad de Macron es más externo que interno, porque se produce cuando se ha postulado como uno de los grandes impulsores del proyecto europeo, en un momento en que este se encuentra asediado por enemigos dentro y fuera de la Unión. Sus principales aliados en este relanzamiento de Europa, que Macron plasmó en un entusiasta discurso en La Sorbona hace un año, se enfrentan a graves problemas, tanto la canciller alemana, Angela Merkel, que tiene que hacer equilibrios para mantener en pie su coalición, como el español Pedro Sánchez, que gobierna desde una minoría parlamentaria. En cambio, aquellos que tratan de minar desde dentro la idea de una Europa democrática y abierta, como el húngaro Viktor Orbán o el italiano Matteo Salvini, se encuentran mucho más cómodos en casa, donde hallan un eco sostenido para sus discursos antieuropeos. Lo grave de los problemas de Macron es que no son solo suyos, ni de Francia.

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