¿La vida de las personas homosexuales es como en las películas?
La orientación sexual parece haber dejado de constituir una fuente de dolor y tormento para los gais, como reflejan el cine y la literatura, pero ¿es realmente así?
"A veces, simplemente no sabemos cómo vivir", cuenta Pedro, homosexual, que prefiere celar su identidad detrás de un nombre ficticio. "Los gais prácticamente no tenemos ejemplos que seguir. Los heterosexuales cuentan con los testimonios de sus padres y abuelos: personas que se parecen a ellos cuyas vivencias, a su vez, se parecen a las que ellos se enfrentan. Nosotros, los gais, no tenemos eso". Efectivamente, salvo en excepciones (como la Grecia antigua o el Imperio romano), históricamente ser homosexual ha estado perseguido. Por tanto, con frecuencia, las sociedades no dejaban constancia de las experiencias de sus miembros gais. De hecho, las escondían o las eliminaban.
La literatura y el cine han recogido frecuentemente las experiencias vividas por personas homosexuales. La novela Maurice, de E. M. Foster, por ejemplo, narra una historia de amor en la Inglaterra eduardiana de principios del siglo XX y describe la atormentada vida de Maurice Hall en distintas etapas. El libro constituye tanto un ejemplo como un contraejemplo de lo mencionado anteriormente. Por un lado ofrece un testimonio de la homosexualidad en la Inglaterra de la primera década del siglo XX; por el otro, el autor rechazó publicarla por tratar el tema de la homosexualidad. Esto demostraría la reticencia a dejar constancia sobre la temática. La novela se empezó a escribir en 1913, pero fue publicada solo en 1971, tras la muerte de Foster.
Alexis o el tratado del inútil combate, una obra de Marguerite Yourcenar publicada en 1929, es una dolorosa carta que Alexis dirige a su esposa. Con ella el protagonista intenta poner punto final a un engaño e inaugurar un nuevo modo de vida. Lo curioso es que el libro trata de la homosexualidad de su personaje principal sin mencionarla nunca directamente. ¿Trataba Yourcenar de esquivar así la censura? Puede ser...
La película estadounidense Brokeback mountain, basada en el homónimo cuento de Annie Proulx, relata los 20 años de relación de dos hombres que se enamoran durante el verano de 1963 mientras trabajan en el pastoreo de ovejas. El largometraje es uno de los primeros trabajos sobre esta temática dirigidos al gran público. Su estreno en 2005 significó tal vez que la sociedad estaba por fin preparada para aceptar la homosexualidad, pero el hecho de que uno de los personajes principales fuera salvajemente asesinado por su mera condición sexual se podría interpretar como una reticencia a lo gay.
Los heterosexuales cuentan con los testimonios de sus padres y abuelos. Los gais, sin embargo, prácticamente no tenemos ejemplos que seguir
Sigamos con las películas. La británica Tierra de Dios, estrenada en 2017, narra el amor entre dos jóvenes, uno de los cuales vive atormentado por su propia homosexualidad. Como en Brokeback mountain, la historia se desarrolla en un medio rural. Pero, a diferencia de la primera, esta película tiene final feliz: ¿Estamos ante el reflejo de que por fin occidente está, ahora sí, completamente preparado para aceptar la homosexualidad?
Call me by your name es otra película (basada a su vez en una novela) estrenada en 2017. Su apuesta consiste en afirmar que hoy la homosexualidad ya no es la característica principal de los gais. Hay muchas cosas que les definen antes que su orientación sexual. Si bien sus protagonistas son homosexuales, la orientación sexual no es, ni mucho menos, la cuestión principal de la película. Los personajes tienen problemas exactamente igual que los heterosexuales. Y, de cualquier manera, esos problemas ya no están liados a la aceptación externa (social o legal) ni interna (psicológica) de su condición.
Habrá quien diga que es porque está muy visto. Pero otros afirmarán que si el tema de la aceptación de los gais en occidente ya no interesa en determinados medios artísticos es porque esa aceptación es ya una realidad. Y, en cualquier caso, la homosexualidad parece haber dejado de constituir una fuente de dolor y tormento para los gais para ser vivida con mucha más naturalidad.
Una mención aparte merece el caso de las lesbianas, menos presentes en el panorama cinematográfico y literario. Carol es una novela escrita por Patricia Highsmith que narra el amor entre dos mujeres. Fue rechazada por sus editores a causa de su temática. Solo apareció en 1951 con el título El precio de la sal y bajo el seudónimo de Claire Morgan.
La vida de Adèle es una película estrenada en 2013 que habla de la relación entre una adolescente y una estudiante de arte a la que conoce en un bar. A pesar de que el filme recibió una acogida excelente, hubo quien criticó su falta de enfoque femenino, llegando incluso a condenar la "mirada patriarcal" de la película.
Cada vez hay más presencia gay en cine y literatura en occidente. Y cada vez su imagen es más positiva. En el artículo Together alone, publicado en la edición estadounidense del Hufftington Post en marzo de 2017, Michael Hobbes lo confirma: "La comunidad gay ha progresado más en la aceptación legal y social que cualquier otro grupo demográfico en la historia". Y, sin embargo, su texto presenta una espeluznante fotografía de la situación en la que viven hoy los hombres homosexuales en un país desarrollado: drogas duras, sexo arriesgado, dismorfia, ansiedad, depresión, suicidio... Si la vida de las personas homosexuales mostrada en estas obras corresponde con la realidad, ¿cómo se explica la espeluznante situación actual de la que habla Hobbes?
Miguel Forcat Luque es economista por la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja para la Comisión de la Unión Europea. El propósito de este artículo fue escrito por el autor por su propio nombre y no refleja necesariamente el punto de vista de la institución para la que trabaja. El propósito de este artículo no compromete la responsabilidad de esta institución.
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