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“Ahora puedo ser madre y tener la seguridad de que podré volver a jugar”

El fútbol sala de Burela (Lugo) establece que, en caso de embarazo, el contrato de la jugadora quedará renovado de manera automática

Las jugadoras del equipo de fútbol sala de Burela (Lugo) ya tienen plena libertad para elegir si quieren o no ser madres, sin que eso suponga renunciar a su carrera deportiva. Y todo ello gracias a la firma de un convenio colectivo en el que se establece que, en caso de embarazo, el contrato de la jugadora quedará renovado de manera automática. "Esta decisión se ha tomado para que nuestras deportistas puedan estar tranquilas. Si quieren ser madres saben que pueden y que el equipo estará aquí esperando para cuando puedan volver a jugar", apunta Manuel Blanco, presidente del club. 

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Elegir entre la maternidad o una carrera deportiva al más alto nivel es una dicotomía a la que tienen que enfrentarse todas las deportistas en algún momento de su vida. "Como jugadora y como mujer llega un momento en el que te planteas si seguir jugando o tener hijos. Esa es la primera decisión que tienes que tomar, y sabes que si decides ser madre a partir de ese momento tu carrera como deportista pasa a un segundo plano", asegura Joziane de Oliveira (Chapecó, Brasil, 1982), guardameta del equipo lucense. "Es una alegría y ahora sí que nos podemos plantear: este año hago una pausa y voy a ser madre, porque tengo la seguridad de que cuando tenga el bebé y podré volver", apostilla. 

Desde el club ven este acuerdo como un paso más para la garantía de los derechos laborales de las jugadoras. "Sabemos que hay equipos que rescinden los contratos de las jugadoras cuando estas deciden quedarse embarazadas, esto es algo que nos parece deplorable", critica Blanco. "Para nosotros esto es como una baja maternal en cualquier empresa. Comprendemos que nuestras futbolistas tienen derecho a atender a su hijo y a reincorporarse en el momento en el que los médicos lo estimen oportuno", explica.

Por desgracia, este acuerdo solamente afecta a las jugadoras del Pescados Rubén, ya que tal y como explica Blanco, este es un convenio de empresa y no a nivel de Federación."En el caso de los chicos y sus bajas de paternidad ya existe un convenio entre todo el sector y la liga de fútbol sala. En el femenino lo hacemos solamente nosotros porque de momento no hay nadie que nos quiera seguir".

Desde la plantilla aseguran que la falta de regulación estatal en este ámbito genera una enorme desigualdad entre las jugadoras. "Hay compañeras que decidieron dejar la competición durante un tiempo para poder ser madres y que después han vuelto, pero ya no han podido volver a jugar al mismo nivel", explica Oliveira. Sin embargo, el Pescados Rubén no está dispuesto a que esto pase con sus futbolistas lo que supone una inversión en el cuerpo técnico del club para asegurar que tanto durante el embarazo, como después del parto las jugadoras puedan recuperar la forma física para volver a competir en al máximo nivel.  "Somos deportistas de élite, durante los primeros meses de embarazo sí que podemos seguir entrenando. Estar embarazada no supone estar encerrada en casa sin hacer nada más y hablando con los entrenadores y con el preparador físico nos pueden preparar entrenamientos específicos para no perder forma", comenta Daniela Domingos (Sao Paulo, 1984).

Un acuerdo que va más allá de la maternidad

Blanco asegura que este convenio es solo el primer paso, ya que no solo quieren dar seguridad a sus jugadoras a la hora de decidir si quieren o no ser madres, también quieren que conciliar deporte y maternidad sea una realidad. "No solo es la renovación del contrato automática, también estamos trabajando en actuaciones para que ellas puedan compaginar la carrera deportiva, que al final es su vida laboral, con la maternidad. Dentro de las posibilidades del club ya estamos estudiando darles ayudas para los colegios, para los libros de texto... Ayudar siempre en lo que sea necesario". 

Las jugadoras incluso bromean con Blanco sobre los siguientes pasos a dar en esta lucha por la conciliación. "Ahora solo nos queda poner una guardería para poder dejar a los niños", dice entre risas Oliveira, a lo que Blanco responde: "Ese será el siguiente paso, danos un par de años".

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