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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La guapura y la belleza

Desnudarse ya no es un acto de transgresión. Depende de quién lo haga

Imagen del calendario comercializado por los bomberos de Zaragoza.Foto: propio | Vídeo: ATLAS
Jorge Marirrodriga

La decisión del Ayuntamiento de Zaragoza de paralizar la elaboración de un calendario de los bomberos plantea una interesante situación donde se mezclan los bíceps, la libertad, el sexismo y, al final del todo, la belleza.

El Consistorio considera que las fotografías de los bomberos no son adecuadas porque no reflejan la pluralidad “ni del cuerpo [de bomberos] ni de la sociedad” ya que solo aparecen hombres musculados “en posición de vigor”. Se entiende que los hombres musculados son bomberos. En lo de la “posición de vigor” mejor no entrar.

Vaya por delante que resulta de lo más curioso este asunto de desnudarse con fines benéficos y además combinarlo con un calendario. En un tiempo no muy lejano los calendarios benéficos tenían imágenes más o menos relativas a cada mes. La de agosto siempre era aburridísima. Y, sí, había calendarios con desnudos. Eran femeninos y estaban colgados principalmente en las paredes de los talleres, en las taquillas del servicio militar y en la cabina de algún camión. Luego vino del mundo anglosajón —los inventores del striking— lo de desnudarse para sacar dinero. Y ahí llegó el despelote. Literal. Todos los gremios pusieron —o más bien se quitaron— lo suyo: azafatas, futbolistas, soldados, amas de casa, las vecinas del pueblo orensano de Coles, los del PAU de Carabanchel, los comerciantes de Sant Antoni en Barcelona...

Los bomberos de Zaragoza no han hecho nada que no hayan realizado antes otros colectivos, pero los tiempos han cambiado. Desnudarse ya no es tan transgresor porque depende de quién lo haga. Es cierto que los bomberos no reflejan físicamente la pluralidad de la sociedad. Afortunadamente. Ojalá nunca tenga que rescatar al lector alguien con el físico de quien esto escribe. Los bomberos son altos y fuertes y, reconozcámoslo, eso los hace guapos. Una injusticia —¡seguro!—, pero no un acto de discriminación sexual. ¿Y si se desnudan también las bomberas? ¿Y, mejor, si salen todos vestidos? ¿Se puede entonces o tampoco es plural? ¿Va esto de hombres, de desnudos o de demagogia en acción?

Los bomberos salvan vidas. Y eso es lo más bello que se puede hacer. “De la belleza ya no se habla” advertía el jueves el pintor Antonio López en la nueva sede de la Universidad de Navarra en Madrid. Es que, maestro, aquí ya solo hablamos —para quejarnos— de guapura.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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