Corneados por el hombre
Habiéndome criado con televisión en blanco y negro, el nodo y las distintas fiestas taurinas anunciadas en telediarios y retransmitidas en diversas cadenas de antes y de ahora; sigo pensando, a través de los años y recordando nuestra cultura y nuestro espeluznante aburrimiento, que gustos hay para todos. Creo que, tras la peineta y la bata de cola, vivimos en una España profundamente solidaria. Lo que no llego a entender es que en pleno siglo XXI sigan anunciando sin pudor fiestas populares como la que se celebra año tras año en el pueblo de El Espinar, en la provincia de Segovia. Permiten tanto ciudadanos como organizadores de tan macabro festejo que toreen, castiguen y maten cruelmente a terneros aún sin destetar en un mundo en el que, supuestamente, nos solidarizamos con cualquier barbarie. Espero que quien tenga competencias para ello sea honesto y meta este tipo de fiestas en un cajón pensando que la cultura de cualquier país no está escrita con sangre.— Mercedes Melgarejo. Leganés (Madrid).
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